Camagüey.- Pasión, perseverancia, amor y mucha tenacidad, son algunas de las losas que adoquinan el camino de la vida de Geydy Grey, quien decidió hace algún tiempo que ser mujer y arbitro de boxeo es una actitud ante la vida. “Siempre tuve una especial atracción hacia los deportes de combate”, dice con la mirada fija en el ring durante una de las peleas del Torneo Nacional de Boxeo Playa Girón, que por estas fechas se desarrolla en la Sala Rafael Fortún.
“Desafortunadamente no tuve la posibilidad de practicarlos. Si el bádminton recreativo, pues cuando me adentré en el deporte esa disciplina no era de alto rendimiento”, agrega mientras pide un tiempo para asumir sus tareas profesionales a un costado del cuadrilátero… “Soy de Santiago de Cuba, aunque me mudé para Guantánamo”, aclara con una amplia sonrisa, “allí empecé a atender reglas y arbitraje a nivel provincial”, prosigue luego de cumplir su encomienda y sentada junto a grupo de colegas en espera de otro combate.
“La oportunidad de adentrarme al mundo del boxeo llegó en 2009. La comisión nacional brindó un curso para jueces y árbitros y nos graduamos en la zona oriental tres mujeres. A partir de ahí se tomó la decisión de que cada colectivo provincial debía incorporar a una mujer a cada evento que fuera convocado”. Nuestra entrevistada no rehúye el diálogo, tampoco temas, que aún son polémicos. “Algunos hombres nos aceptaron. Otros sostenían ciertos tabúes, les sorprendía. Hubo incluso quienes se sintieron amenazados, pues era una plaza menos. Choqué con varios, incluso tuve que imponerme en debates donde me echaban en cara que yo no asistía a todas las competencias”.
“¿Qué les decía?, muy fácil. Ustedes lo tienen todo resuelto cuando llegan a sus casas. Para mí es otro de mis muchos trabajos”, asevera con seriedad. ¿Cómo se logra ser madre y esposa en una labor tan exigente? le expongo. “Tengo la ayuda de mi mamá. Su apoyo con el niño es fundamental y más cuando salgo a competencias como el Playa Girón. También me impulsa el carácter que tengo. Estoy acostumbrada a la presión”.
“Al principio de mi camino en el arbitraje tuvo varios problemitas sobre el cuadrilátero. En ocasiones había peladores y entrenadores que no me respetaban. Con el tiempo y mi labor eso cambió. Todavía pasan sus cositas al calor de la pelea, pero no como antes”, legitima en tanto se acordona una de sus zapatillas.
Confiesa que jamás otras mujeres la han criticado. “Solo dicen que como puedo estar entre dos hombres cayéndose a piñazos. ¿Qué les respondo?, que estoy orgullosa de que se peleen por mí”, afirma con una corta pero intensa carcajada. “Mi esposo me dirige profesionalmente”, señala otra vez lista para marcar la diferencia sobre el encerado. “Su exigencia es fuerte. Sueño en grande. Estar en unas Olimpíadas sería grandioso, quiero más”…
Decía Nietzsche que “solo los pensamientos que tenemos en movimiento valen algo”, los de Geydy Grey suman y brillan mucho, porque nacen y se robustecen desde su enorme condición de mujer.