El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió centrarse en los “problemas serios” al minimizar críticas a la IX Cumbre de las Américas, que concluye hoy, marcada por la exclusión.
La cita trajo a esta ciudad, la segunda más poblada del país, a una veintena de jefes de Estado y de Gobierno, de 35 que debían ocupar su puesto en la reunión, en medio de una ola de rechazo a la postura de la Casa Blanca de dejar fuera a naciones de la región que no se ajustan a los estándares que trata de imponer Washington.
Sin embargo, las exclusiones de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la IX Cumbre entran en contradicción con el propósito expresado por Biden de “unir” para trabajar en “problemas apremiantes” en esta parte del mundo.
«Nuestra región es grande y diversa», dijo Biden en el discurso inaugural del encuentro continental.
«No siempre estamos de acuerdo en todo. Pero como somos democracias, resolvemos nuestros desacuerdos con respeto mutuo y diálogo», señaló el gobernante con palabras que, para analistas, suenan desconectadas entre objetivo y realidad.
La víspera, integrantes de la organización pacifista Code Pink –uno de los grupos que endosa la Cumbre de los Pueblos- protestó frente al Centro de Convenciones de Los Ángeles, donde se desarrolla la reunión de Biden en rechazo a las exclusiones de esos tres países.
En solidaridad, los activistas ondearon pancartas y carteles, y colocaron sillas simbólicas con las banderas de los ausentes por decisión del Gobierno de Estados Unidos.
Mientras en el plenario el presidente de Argentina, Alberto Fernández, usó el podio la víspera para ratificar que nadie en su condición de anfitrión de estas cumbres tiene derecho a decidir quién asiste o no.
“Ser país anfitrión no otorga la capacidad de imponer un derecho de admisión”, afirmó Fernández, presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) al cuestionar la posición de Washington.
Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas, subrayó el mandatario, quien exhortó a levantar las políticas coercitivas que causan sufrimiento a pueblos de la región.
En ese sentido, enfatizó que Cuba soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la Guerra Fría y Venezuela sufre otro mientras que una pandemia (de la Covid-19), que asola a la humanidad arrastra consigo millones de vidas.
Varios líderes del área, entre ellos los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador; el boliviano, Luis Arce; y la hondureña, Xiomara Castro, se negaron a participar en la Cumbre de Los Ángeles a causa de la selectividad y las exclusiones de Washington.
Para este viernes los invitados de Biden tendrán su segunda sesión plenaria y participarán en las mesas redondas con representantes de la sociedad civil, el sector privado y la juventud, y se tomarán la foto de familia.
Al término, en horas de la tarde, el secretario de Estado Antony Blinken ofrecerá la conferencia de prensa final.
Mientras, en las calles los más de mil participantes en la Cumbre de los Pueblos que, de forma paralela se celebró aquí, marcharán Por la Democracia de los Pueblos, como cierre de su encuentro inclusivo continental.
Muchos consideran que Estados Unidos carece de autoridad moral para convocar una reunión sobre la promoción de la democracia y la libertad.
«Un país en el que abundan las desigualdades, la falta de vivienda, la supresión de votantes, la brutalidad policial y el racismo, así como la supresión de los derechos básicos de las mujeres, no tiene motivos para convocar una cumbre sobre la promoción de la democracia y la libertad», advirtió Stephanie Brito, de la Asamblea Popular Internacional.
Estados Unidos fue anfitrión de la primera de estas citas hemisféricas en 1994. Para algunos observadores, con la actual podría marcarse un autogol diplomático debido al lamentable traspié de Biden en su agenda hacia América Latina y el Caribe. (Tomado de PL)
El antediuviano, matusalenico y senil cabecilla de la tribu gringa atolondrada, arrebatada, desquiciada y esquizofrénica no se entera de nada pues pasa todo el tiempo echando su consuetudinaria siesta en los brazos de Moorfeo.