Cada minuto cuenta y no hay tiempo que perder, máxime cuando el país enfrenta una difícil contingencia energética y las afectaciones al servicio eléctrico inciden negativamente en cada hogar y centro laboral, de ahí que al ajetreo diario en la central termoeléctrica (CTE) Máximo Gómez Báez, de Mariel, se sume el imperativo de sus trabajadores para encontrar soluciones ante cada dificultad.
Hace 32 años Adelkis Balsinde Laza inició su vida laboral en esta entidad. Lo encontramos junto a su brigada del taller de Maquinado —al frente de la cual lleva década y media—. Están enfrascados desde la noche anterior en la solución de un problema presentado en el arranque de una unidad.
“Trabajamos contra averías. Ante cualquier situación se moviliza el equipo y se ejecutan las acciones correspondientes. Laboramos ininterrumpidamente hasta cumplir con la encomienda”, asegura.
Añade que por el déficit de algunas piezas redoblan esfuerzos, a fin de mantener los parámetros de explotación de los bloques, tarea en la que ha sido esencial el aporte de los innovadores. Cada acción puede tornarse compleja, pero no cejan en el empeño.
Bien lo saben, además, los 16 trabajadores de la brigada de limpieza de convertido de caldera —conocida como la brigada de baqueteo—, acción que realizan más allá de sus labores habituales.
“Cuando hay averías o mantenimientos desarrollamos esta tarea para aumentar la carga del bloque. Trabajamos, incluso, sábados y domingos, de día o de noche, 16 horas o más, según la necesidad”, asevera Guillermo Roque Rodríguez, quien liderea la tarea.
“Somos cuatro grupos y cada uno entra a la caldera por unos 20 minutos, pues las altas temperaturas no posibilitan estar más tiempo. Es de los trabajos más difíciles en la planta. Incluso, hemos apoyado en dos ocasiones a la Antonio Guiteras, de Matanzas”.
Al momento de nuestra visita a la central marieleña los mayores esfuerzos se centraban en el proceso de ajuste y puesta en marcha de la Unidad 8. Según informó Leonardo Valdés Almenares, director de la empresa, el mantenimiento parcial del cual ha sido objeto desde mediados de febrero permitió que sincronizara al sistema el pasado viernes, y debe alcanzar más de 80 megawatt (MW).
A la par, otras acciones se emprenden: preparan la Unidad 5 para un mantenimiento profiláctico, previsto para inicios de junio.
Disímiles tareas se emprenden constantemente en la planta marieleña, conscientes de cuán necesario resulta su quehacer ante las preocupaciones provocadas por el déficit de generación. (Yusmari Romero Cruz, ACN)
A la CTE Guiteras nada la vence
Con su acostumbrada estirpe de campeona, la central termoeléctrica Antonio Guiteras anduvo veloz para volver a conectarse con el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) tan rápido como el rayo que la sacó de línea el pasado 24 de mayo.
Aunque no era la primera vez que un suceso atmosférico parecido dejaba fuera del SEN al mayor y más eficiente bloque unitario del país, el daño de ese día fue inédito comparado con ocasiones anteriores en que el “disparo” automático, garantizaba sincronización casi inmediata.
La descarga eléctrica fue tan grande que fulminó uno de los tres pararrayos cercanos al transformador principal de salida, equipo por suerte ileso. Y en menos de 12 horas la Empresa de Construcción de la Industria Eléctrica sustituyó el pararrayos destruido y los otros dos, “porque los tres tienen que ser idénticos”, señala el ingeniero termoenergético Román Pérez Castañeda.
En la mañana del 25 de mayo, la CTE Guiteras sincronizó, y ayer, al filo de las 10:00 a.m. marcaba 223 megawatt (MW), una cantidad distante de su potencia máxima de 317 MW, algo posible de alcanzar o aproximársele con el mantenimiento capital programado para finales del presente año, estima el director general Misbel Palmero Aguilar.
“Preparamos para el verano una intervención más pequeña, que permita, entre otras acciones, realizar una limpieza de caldera, y poder llegar a los 270 o 280 MW”, anunció.
Osmar Ramírez, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba en Matanzas, comenta que se ha multiplicado su admiración por la Guiteras después del 24 de mayo. “Yo entraba al mismo tiempo que cayó el rayo, vi el humo por sobre las torres y las líneas, y también el acto valiente de los que salieron de todas partes a ver qué pasaba, y cómo solucionarlo. Para nosotros no es suficiente hacer la parte que nos toca, siempre tenemos que dar más”, confesó Javier Quirós Pérez, jefe de planta.
Solo con una postura así se entiende que se levante allí, como una torre, “el compromiso moral de no fallarles nunca al pueblo ni a la Revolución”, afirma el joven Yandrys Rojas, secretario general del buró sindical. Nada está por encima del deseo colectivo de que la unidad funcione siempre. Ni el bloqueo económico ni los rayos. A la CTE Guiteras nada la vence”. (Juanita Perdomo Larezada)
En la Diez de Octubre no se detiene nadie
Hace pocos días las tres unidades de la Central Termoeléctrica Diez de Octubre, en Nuevitas, Camagüey, presentaban problemas: la 5 entregaba solo 85 megawatt, de sus 120 de capacidad instalada, y las 6 y 4 se encontraban fuera de servicio por problemas con el sistema de aceite y salideros en la caldera, respectivamente.
No obstante, menos de una semana después, según explicó el director de la entidad Eladio Ávalo Rosales, las unidades 5 y 6 prestan servicio establemente y generan 180 megawatts.
Por las persistentes roturas en las termoeléctricas y la carencia de combustible, el difícil apagón se ha convertido en los últimos años en una constante afectación en la vida del cubano.
La Diez de Octubre no es ajena a ello y muchas han sido las salidas de línea de la entidad. Fundada el 30 de enero de 1969, con mucha maquinaria de aquellos años y con mantenimientos parciales gracias a innovaciones, la central no puede trabajar a todo motor.
“Actualmente, dijo, la unidad 4 está fuera del ciclo y cuando genera es gracias al ingenio de nuestros trabajadores que han realizado varias intervenciones y repararon algunos agregados de la caldera como el piso del horno y paredes.
“A inicios del año 2022 paramos la unidad 5 para dar mantenimiento general por poco más de 60 días, lo que nos ayudó a elevar su carga, disminuir consumo específico de combustible, y mejorar el sistema de combustión y las condiciones de explotación”, indicó.
Para estas reparaciones laboran ininterrumpidamente, y por ello, Segundo Verdía Jorge, jefe de brigada de la UEB agramontina de la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE), sostiene: que solo piensan en cumplir con su encargo.
La empresa tiene 780 trabajadores distribuidos en las diferentes UEB de apoyo, abastecimiento, producción y mantenimiento. Y Richard Brown Bazaín, secretario general de la sección sindical de la UEB de la EMCE, los cataloga como un personal de vanguardia, altamente calificado.
“Nuestras unidades generadoras tienen problemas y también compromiso, por eso cuando hay roturas no tenemos ni días festivos. El propósito es reparar los equipos lo más pronto posible”.
Uno de esos sacrificados es Russel Vilaplana Maure, jefe de taller de mecánica de la UEB Mantenimiento de la termoeléctrica. “Nos dividimos por brigadas, argumenta, y en cuanto ocurre una rotura somos los primeros en llegar a cualquier hora”.
El colectivo está dispuesto a trabajar, y para ello “hay que buscar financiamiento para repotenciar el bloque 4, lograr una estabilidad y llegar a los mantenimientos sin detener antes la unidad. A nuestro favor está que generamos con crudo nacional, lo que nos da una independencia”, asegura Ávalo Rosales. (Gretel Díaz Montalvo)