Aproximadamente el 48 % de las especies de aves existentes en todo el mundo están experimentando una disminución de sus poblaciones, que en algunos casos podría ocasionar su extinción, afirma un reciente estudio realizado por científicos de varias instituciones.
La investigación revela también que el 39 % de las especies aviares del orbe mantienen poblaciones estables, mientras que solo el 6 % del total de las especies muestra tendencias al incremento en el número de sus individuos. El estado del 7 % restante aún se desconoce.
De los datos anteriores se desprende una conclusión extremadamente preocupante: solo una cifra muy reducida de las especies de aves existentes en todo el mundo (6 %) está experimentando incremento de sus poblaciones, mientras que una cantidad de especies ocho veces superior (48 %) sufre la disminución de sus poblaciones.
El estudio fue publicado recientemente en la revista académica Annual Review of Environment and Resources, bajo el título State of the World´s birds (en español, Estado de las aves del mundo).
«Estamos presenciando los primeros signos de una nueva ola de extinciones de especies de aves distribuidas continentalmente», advierte el autor principal del informe, Alexander Lees, profesor titular de la Universidad Metropolitana de Manchester (Reino Unido), y también investigador asociado en el Laboratorio de Ornitología de Cornell (Estados Unidos).
«La diversidad de aves alcanza su punto máximo a nivel mundial en los trópicos, y es allí donde también encontramos la mayor cantidad de especies amenazadas», añade el especialista.
Para realizar su trabajo, los investigadores examinaron los cambios ocurridos en la biodiversidad aviar mundial. A ese fin, utilizaron datos de la “Lista Roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), información que les reveló lo sucedido al respecto en las poblaciones de 11 mil especies de aves de todo el planeta.
Los resultados de la investigación refuerzan además las conclusiones de un estudio también efectuado por Lees en el año 2019, según el cual se habían perdido durante los últimos 50 años casi 3 mil millones de aves reproductoras solo en los Estados Unidos y Canadá.
«Después de documentar la pérdida de casi 3 mil millones de aves solo en América del Norte, fue desalentador ver los mismos patrones de disminución y extinción en todo el mundo», señala Ken Rosenberg, científico y conservacionista emérito del Laboratorio de Cornell.
Pero la significativa disminución de aves que ocurre a nivel planetario no es un asunto anecdótico, sino que conlleva graves consecuencias para las diversas formas de vida existentes en la Tierra.
Además de los conocidos servicios que prestan a la especie humana, las aves son indispensables para el funcionamiento de los ecosistemas. Ellas aseguran la reproducción de ciertas plantas, al dispersar sus semillas; además, forman parte de la cadena trófica (alimentaria), y las que devoran insectos son imprescindibles para regular las poblaciones de plagas de forma natural.
A la gran utilidad de estos animales se refiere también Rosenberg:
«Debido a que las aves son indicadores altamente visibles y sensibles de la salud ambiental, sabemos que su pérdida indica una pérdida mucho mayor de biodiversidad, así como un nivel mayor de amenazas tanto para la salud como para el bienestar humano».
Como principales factores que atentan contra la biodiversidad de aves a nivel mundial, los investigadores apuntan la pérdida y degradación de los hábitats naturales y la sobreexplotación directa de muchas especies, además del cambio climático, identificado como un impulsor cada vez más influyente en la disminución de la población aviar global.
Vale apuntar aquí que estas amenazas contra las especies y poblaciones de aves tienen su origen en actividades que realizan los humanos; y también añadir que la comunidad científica internacional coincide en afirmar que la humanidad puede vivir en armonía con la naturaleza del planeta, lo cual requiere prescindir, a nivel mundial, de conductas depredadoras, egoístas e irresponsables, que prevalecen entre reducidos pero poderosos sectores económico-sociales.
También el estudio denuncia la ausencia de una política general de protección planetaria, al tiempo que sugiere medidas para revertir el declive global de estas valiosas especies de la biodiversidad.
La presente investigación refuerza la necesidad de realizar un cambio transformador que implique grandes esfuerzos de conservación de la naturaleza en toda la geografía de la Tierra. “Necesitamos (…) tratar de reducir la huella humana en el mundo natural», afirman los autores del estudio.
«Desde la protección de la tierra hasta las políticas que apoyan el uso sostenible de los recursos, todo depende de la voluntad de los Gobiernos y de la sociedad, de convivir con la naturaleza en nuestro planeta compartido», sentencia el eminente científico Ken Rosenberg.
(Con información de sitios web National Geographic, Ecoticias y Nuestro Clima)