“No son tiempos de vivir solo de la teta de la vaca”, aseguran los hombres y mujeres de la Empresa Pecuaria Managuaco. Un pensamiento coherente con una realidad alejada de aquellas décadas de bonanza de alimentos importados para sostener el rebaño y de producciones lecheras referentes en la nación.
La entidad, radicada a unos 15 kilómetros al este de la capital de la provincia de Sancti Spíritus, mantiene como eje de su gestión el empeño de llenar las cantinas de leche y el desarrollo de la raza Siboney de Cuba. A la par “ordeña” otros frentes productivos como estrategia de sostenibilidad: rescata vaquerías, intensifica la creación de colectivos laborales, siembra y resguarda el alimento animal, crecen sus cultivos varios, cierra ciclos productivos y afianza la exportación.
Con acrecentadas limitaciones de recursos Managuaco se sustenta en la inteligencia de sus trabajadores para encontrar soluciones “respaldadas por la ciencia y la innovación”, asevera Erit Lezcano Reyes, director general. En un año 2021 de fuertes tensiones económicas, cuando las pérdidas superaron los 6 millones de pesos “se hicieron transformaciones asentadas en nuestra realidad, se adoptaron medidas organizativas y estructurales que paralizaron esas desventajas contables al cierre del último trimestre”.
Con una evidente extensión hacia el perfil agropecuario y sin grandes adiciones productivas para este año (un plan de 2 421 000 litros de leche a la industria y 654 toneladas de carne) la entidad tiene dos objetivos: producir con eficiencia y capitalizar la empresa.
Por ese camino transita la unidad empresarial de base (UEB) Genética Quemadito. Para Orelvis Estrada, quien lleva las riendas allí, lo primero es garantizar el alimento animal y “prepararse para los escenarios de intensa sequía. Están sembradas 97 hectáreas (ha) de caña, king grass, plantas proteicas y se transforma el área de pastos, aunque no alcanzará para todos los animales”, precisó.
La sapiencia de los ganaderos de Managuaco certifica que para mantener la masa vacuna en condiciones de secano la comida debe estar en el potrero. Se vela por la calidad de los procesos y se prioriza la fabricación de piensos y la conservación del alimento en silos, una alternativa alimentaria al rebaño en la etapa más crítica de la sequía.
Es prioritario rescatar la infraestructura ganadera típica, donde el trabajador además del ordeño apoye otras labores. Esa visión sustenta la formación de colectivos laborales agropecuarios, modelo de gestión que flexibiliza las relaciones laborales y salariales desde la explotación de áreas e instalaciones del patrimonio estatal.
La empresa espirituana prevé conformar 92 colectivos laborales y la iniciativa prueba su valía en las vaquerías 25 y 26, dentro de la jurisdicción de Quemadito, donde los dos trabajadores asociados en esa estructura han formado un monto de salario mensual superior a los 27 mil y 19 mil pesos.
“Al amparo del Decreto-Ley 358 se entregaron a productores individuales 13 unidades pecuarias, improductivas por más de 15 años. Ello permitió recuperar 120 ha para la ganadería y 80 ha de áreas agrícolas que aportaron unos 152 mil litros de leche y 22 t de diversos cultivos”, señaló Lezcano Reyes.
Los pronósticos apuntan a un crecimiento de las áreas de frutales, se potencia el encadenamiento productivo y se cierran ciclos productivos a partir de mejorar las infraestructuras de la planta cárnica (principal fuente de liquidez monetaria de la empresa) y la minindustria de procesamiento de frutas, vegetales y viandas. Con un 70 % de ejecución constructiva avanza la tercera línea industrial destinada a los derivados lácteos. En un primer momento proyectan la elaboración de quesos con la leche de búfala.
Erit Lezcano afirma: “En Managuaco están los deseos de trabajar. Es un colectivo sin conformismo, que enfrenta los problemas todos los días, identifica las reservas y supera las trabas con agilidad, inteligencia, pensamiento y acción”.