En materia de legislación, en Cuba, contamos con todos los derechos en igualdad con los hombres, no hay ningún artículo que marque diferencias al amparo del género; sin embargo, todavía hay situaciones que hacen pertinente la existencia de un Programa de Adelanto para la Mujer.
Por herencias culturales de patrones machistas y por las diferencias del desarrollo económico social, acentuadas a partir de la década del 90 del pasado siglo, hay féminas que sienten sobre sí con rigor el peso de la violencia física, verbal y la marginación.
Negarlo, sería cerrar la puerta a la solución. Incluso muchas que podrían considerarse como ejemplo de conquistas, por su desempeño en el ámbito laboral, hacia lo interno del hogar están sujetas a estos flagelos.
Mientras haya una familia donde el peso del manejo de las tareas domésticas sea responsabilidad de la mujer y el resto, en el mejor de los casos “ayuden”; la emancipación sigue siendo una necesidad, como lo es eliminar el criterio de que la el ser mujer dota de habilidades excepcionales para el cuidado de los hijos, enfermos y adultos mayores.
En la misma medida, se impone librarnos de esquemas de pensamiento que constituyan trabas, dejar de creernos imprescindibles, delegar tareas, aprovechar las oportunidades profesionales y asumir que la igualdad, es un derecho.
Los períodos de crisis económica, como el actual, agravan las manifestaciones de la violencia de género, encararlo es un primer paso para la mitigación de ese impacto.
El Programa de Adelanto de la Mujer, es un incentivo en la erradicación de males sociales que están asociados al abandono escolar, el embarazo en la adolescencia y la marginalidad; por sólo citar algunos de los elementos sobre los que comienza a cimentarse el cerco que frena el desarrollo de las potencialidades.
No basta con que jurídicamente contemos con protección, se requiere de romper esos hilos que siguen sujetando a las féminas aunque sean de seda; de romper las paredes que impiden el goce de un horizonte infinito, aunque sea desde un castillo; no hay confort que justifique la limitación de la libertad, ni pretexto que merezca renunciar a ella.
La única meta posible, es la de la plenitud, hacia ahí, hay que ir.
[box title=»Sobre este tema también puede leer:» box_color=»#ff8812″ radius=»4″] [accordion][spoiler title=»Apoyo a la mujer trabajadora, prioridad nacional» open=»no» style=»default» icon=»plus» anchor=»» class=»»]
La presencia de la mujer cubana en todos los sectores laborales ha sido constante desde el triunfo de la Revolución, incluso durante la compleja situación epidemiológica generada por la pandemia de la COVID-19, cuando el número de féminas incorporadas al empleo ascendió en más de 100 mil.
Dentro de las distintas ramas productivas del país las mujeres juegan un rol fundamental, pues representan el 67,4 por ciento (%) de los trabajadores de la educación, más del 80% de los jueces y fiscales, el 53% del personal científico, y el 51% de los cargos del Estado y el gobierno. (Continuar)[/spoiler] [spoiler title=»CON FILO: De ese género, tampoco» open=»no» style=»default» icon=»plus» anchor=»» class=»»]
Desde hace ya algún tiempo la sociedad cubana ha logrado llevar al debate público, no sin cierta resistencia y a veces hasta a contrapelo de algunas burlas descalificadoras, una problemática social que antes solía quedar oculta con demasiada frecuencia: la llamada violencia de género.
Este fenómeno fundamentalmente está asociado, como es conocido, a una cultura machista de siglos, que l
amentablemente todavía no hemos logrado superar del todo. Sus principales víctimas son las mujeres y las niñas, aunque no las únicas. (Continuar) [/spoiler] [spoiler title=»Mujeres: garantías jurídicas y más» open=»no» style=»default» icon=»plus» anchor=»» class=»»]
La Organización Internacional del Trabajo ha sostenido de manera reiterada que la crisis de empleo generada por la pandemia de la COVID-19 sobrepasa, numéricamente, la que dejó la Segunda Guerra Mundial; de ahí la necesidad de implementar mecanismos de protección laboral para resguardar a los trabajadores, con especial énfasis en las mujeres.
Tempranamente, en abril del 2020, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) adoptó las primeras medidas para Cuba, entre ellas, potenciar el teletrabajo y el trabajo a distancia.
En ese contexto, reiteraron el compromiso con la igualdad de género, así como la voluntad del Estado y del Gobierno de aprobar políticas y leyes que favorezcan el empoderamiento de mujeres y niñas, asunto que había sido refrendado dos meses antes en el Decreto Presidencial 198 del 2021, que sustenta el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM). (Continuar) [/spoiler] [spoiler title=»En las redes del ciberacoso (+Video)» open=»no» style=»default» icon=»plus» anchor=»» class=»»]
– “Hola bella”, inicia el desconocido la conversación. Tras el saludo, que parece amable, asoma el machismo en el chat.
– “Tienes hermosas piernas en tus fotos”, continúa el ciberacoso disfrazado de piropo.
El ciberespacio nos puede atrapar en su red de violencia. Del otro lado de la pantalla, alguien cruza la línea permisible, miente, teclea insultos, te agrede. Puede ser un supuesto amigo que se burla o un enemigo que injuria. Quizás se escabulle tras un perfil falso o es un exnovio que expuso tu cuerpo en internet.
La Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género de 2016, aplicada a 19 189 personas, arrojó que en los 12 meses anteriores al estudio el 26,7% de mujeres entre 15 y 74 años fueron violentadas por su pareja y el 39,6% en algún momento de su vida. La violencia psicológica es más frecuente, seguida por la económica, la física y la sexual. Solo el 3,7 % de ellas ha buscado ayuda institucional, principalmente en la Policía o la Fiscalía y la FMC. (Continuar)[/spoiler] [spoiler title=»Violencia contra la mujer es mucho más que física o sexual» open=»no» style=»default» icon=»plus» anchor=»» class=»»]
El mundo conmemora este 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, aun cuando una de cada tres en el planeta sufre violencia física o sexual.
Acerca del autor
Licenciada en Periodismo (1995 Universidad de Oriente). Trabajó como periodista en Tele Cristal (Holguín) hasta marzo del 2003, directora y guionista de televisión.
Periodista del semanario Guerrillero (Pinar del Río) desde mayo del 2003 hasta la actualidad, corresponsal del semanario Trabajadores en esa provincia desde septiembre del 2020.
Creadora audiovisual y cinematográfica independiente.