Nunca, sin temor a equivocarme, ninguna nación recibió tanta ayuda como Ucrania en tan poco tiempo.
La generosidad comenzó días después que la Federación Rusa iniciara una operación militar especial para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania, país elegido desde hace años como peón por los servicios especiales de EE.UU. y sus aliados para provocar el mayor daño posible a Rusia.
La agencia CNN anunciaba el 28 de abril “que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió al Congreso un proyecto de ley por US$ 33.000 millones en financiación adicional destinada a apoyar a Ucrania durante los próximos meses”.
Sobre el impacto de la aprobada Ley de Préstamo y Arriendo para armar a Ucrania por parte de EE.UU. un vocero de la Cámara Baja del Parlamento ruso precisó a fines de abril que este programa es, en realidad, un costoso crédito que tendrán que pagar los ciudadanos ucranianos y sus futuras generaciones.
También recordó que solo fue en 2006 que Rusia realizó los pagos finales por la asistencia semejante de Washington en los años de la Segunda Guerra Mundial.
Manden armas, que estamos ¿ganando?
Resulta bochornoso, pero además espeluznante, lo que acontece en el Este europeo. Ucrania se ha convertido, por obra y gracia de la propagan del trio USA-OTAN-UE, en la Meca de la democracia.
Esa misma propaganda convirtió a un actor mediocre en Presidente de una nación y ahora en superhéroe del mundo libre, al que se debe ayudar (sobre todo con armas) y al que se le perdona todos los disparates mientras siga actuando según libreto ajeno.
Los lectores deben recordarlo visitando trincheras ucranianas disfrazado de comandante en jefe, mucho antes del 24 de febrero, cuando los ucranianos disparaban a mansalva contra civiles.
Ya es reiterativo. Manden armas y más armas, pero mejores, más sofisticadas y enséñenos cómo usarlas, decía y ahora lo repite a los visitantes que van a Kiev y se pasean por sus calles sin peligro alguno. ¿Pero dónde están los rusos?
Y lo hace con la tranquilidad de saber que el mundo solo tendrá la versión de quienes lo apoyan. Cuando uno consulta la prensa estadounidense y europea, verifica cómo entretienen a sus lectores con una sola versión de lo que allí acontece.
Pero una de sus últimas actuaciones fue condecorar Nancy Polosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU quien viajó a Kiev al frente de una delegación con la Orden de la Princesa Olga de III grado por su significativa contribución al fortalecimiento de las relaciones USA-Ucrania. Solo falta por llegar el Presidente Biden.
¿Comediante siniestro o psiquiátrico?
Los que concibieron y llevan adelante el proyecto de lograr un mundo unipolar, regido por reglas, creyeron que es el momento de llevarlo a cabo. Naturalmente, sin dejar claro que serán sus reglas las que deberá respetar todo el planeta.
Llama la atención que los voceros de USA-OTAN-UE dan por sentado que la guerra durará mucho tiempo y la euforia los lleva a materializar otro frente, en Asía, provocando a China y dando pasos concretos para crear una OTAN asiática, aunque algunos ya dicen que debe ser mundial.
Sin embargo, no todo es felicidad para quienes actúan como si ya fueran los líderes de un mundo unipolar. Las sanciones ya comienzan a evidenciar que también afecta a quienes las impusieron, aplaudieron o consintieron.
Pero el colmo de la osadía, o de la locura, se dio a conocer por la prensa polaca. Zelenski declaró que las “garantías de seguridad para Ucrania obliga a los países garantes a tomar decisiones y brindarle ayuda en un día”.
Bueno, ya lo dijo el canciller ruso, Serguei Lavrov en reciente entrevista; “Zelenski dice muchas cosas, depende de lo que beba o fume.”
Un comentarista internacional, Javier Benítez, dijo que ya se trata de un caso psiquiátrico, y al parecer sigue empeñado en desarrollar un nuevo género en su profesión, la del comediante siniestro, algo muy distinto a lo que es el humor negro.