Félix González Suárez no lo pensó dos veces para escoger su profesión: estudiaría Medicina Veterinaria. Podría haber sido también Agronomía, pues desde pequeño bebió de la sabiduría natural de su difunto padre, Francisco, quien, en las tierras pinareñas de Consolación del Sur, dejó su huella a través de la siembra del tabaco.
Pero pudo más el interés por la prevención, el control, diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan la salud de los animales domésticos y salvajes. Recuerda que, durante su permanencia en la secundaria básica, participó en un círculo de interés que potenció su vocación, de ahí que cuando concluyó esa etapa, optó por estudiar técnico de nivel medio en Veterinaria, en el Instituto Politécnico Villena-Revolución, en La Habana.
“Cuando terminé, en 1978, estuve entre los cinco con mejor promedio y nos dieron la posibilidad de comenzar los estudios universitarios el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana, ISCAH, actual Universidad de Ciencias Agropecuarias Fructuoso Rodríguez Pérez, en San José de Las Lajas, provincia de Mayabeque.
Concluyó en 1983 y entonces retornó a su tierra natal, a trabajar en la base genética ubicada en Consolación del Sur, la cual tenía el sugerente nombre de El tigre, aunque estaba destinada a la producción de cerdos. Ahí permaneció cuatro años. En la capital cubana estaba el amor de su vida y deseaba reunirse con ella.
“Se dio la posibilidad de entrar en la Empresa Genética Porcina(Genspor) y aquí llevo ya 40 años. Al principio eran pocas unidades, pero como aumentaron, hubo necesidad de crear un grupo de médicos generales y opté por una de esas plazas. Después, por mis resultados, me hicieron epidemiólogo. En 1996 pasé a ocupar el cargo de médico principal de la entidad, en lo cual aún me desempeño”, afirmó.
Según manifestó, lo atrapó la calidad humana y profesional de los especialistas que han permanecido en la entidad. Aclaró que la misión de este centro, único de su tipo en Cuba, es producir pies de cría de calidad genética en aras de promover una estructura de nacimiento adecuada, incrementar el potencial productivo y conservar la pureza de los ejemplares.
En la actualidad, dijo, trabajan con seis genotipos raciales: criollo, landrace, yorkshire, duroc, CC-21 y L35, los cuales se reproducen con el propósito de preservar y mejorar el genofondo porcino sobre la base de la correcta estructura de los rebaños, el uso adecuado de las razas y del cruzamiento genético.
Félix siente un amor grande por su labor. “Si no hay salud, no hay reproducción, no hay economía. Mi especialidad se vincula con todo: tienes que conocer de nutrición, de reproducción, de medio ambiente… porque todo repercute en la salud del rebaño”, aseveró.
En la empresa, el médico veterinario tuvo oportunidad de superación. Participó en cursos, diplomados e hizo la Maestría en Genética y Reproducción. “Fui del primer grupo de máster que formó el Instituto de Investigaciones Porcinas”, añadió.
Desde siempre ha contribuido a la formación de los nuevos especialistas que llegan a la empresa. Con satisfacción, les regala su experiencia, para que amen y se consagren a esta hermosa profesión, tal como lo ha hecho él. Con certeza, sus compañeros lo reconocen como la voz de la experiencia en Genspor.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.