En la 14 Bienal de La Habana: Mundos utópicos de Arián Irsula (+ Fotos)

El arte abstracto surge de una zona de la intelectualidad del artista que trasciende o se exterioriza con total libertad para de tal modo conformar, sobre la base de su creatividad y según su interior le va dictando, narraciones pictóricas en cuyo contenido concreto prevalecen la forma y el color. En última instancia, se trata de un modo de expresión que interactúa y a la vez expone, a través de múltiples imaginarios, la realidad de la naturaleza y del cosmos —galáctico y terrenal— idealizados por el pintor.

Con tales presupuestos estéticos el joven artífice Arián Irsula López (La Habana,1984), graduado de la  Academia Nacional de Arte de San Alejandro (2002) y del Instituto Superior de Arte (2008); ha tenido la excepcional posibilidad de participar en las tres experiencias de la 14 Bienal de La Habana, con cuatro singulares propuestas abstraccionistas que surgen de su mística “atmósfera” de líneas, manchas, huellas y colores.

Su obra se sustenta en una tradición básicamente antropológica que en sus esencias evoca el arte del reconocido pintor alemán nacido en Suiza, Paul Klee (Suiza, 1879-1940), ​quien en su Confesión creadora sentenció que “El arte no reproduce lo visible, sino que hace que algo sea visible”. Bajo esa premisa Irsula López ha consolidado un modo de expresión pictórica en el que cada cuadro intenta involucrar a la humanidad, con sus múltiples problemas e inquietudes, interés en el que asimismo implica al universo galáctico y terrenal.

Sobre sus “aventuras” abstractas diseminadas por distintos espacios de la Bienal, expresa que su participación en “la experiencia uno fue en un proyecto colectivo que abarcó a tres generaciones de artistas jóvenes en la sede de la Asociación Hermanos Saiz. Se trata de la muestra Estado de espíritu (3 de diciembre) curada por Sarah Liz Muñiz y Maybel Elena Martínez. La obra que presente allí se titula Leyenda Fractal, consistente en un compendio de imágenes fractales utilizadas en obras plásticas de los últimos cuatro años”.

Un fractal es un objeto geométrico caracterizado por presentar una estructura que se repite a diferentes escalas. La pieza exhibida en esa exposición está compuesta por una selección de imágenes fractales realizadas por este pintor entre los años 2017 y 2021, y  representa, por la forma  en que fueron ubicadas en la pared, una construcción líneal o “esquema cronológico” (según el artista)  que coincide con la creación de cada una de estas series en este periodo de tiempo. Es una instalación fotográfica construida con 32 secciones que corresponden a igual número de series realizadas en esta etapa.

Arián explica que “esta instalación fotográfica pertenece a la serie El Creador de Mundos, una formulación utópica de mundos imaginarios partiendo del hallazgo o elaboración de imágenes fractales y superficies de naturaleza abstracta que puedan ser relacionadas visualmente con los estudios de la cosmología, la geografía y la cartografía.

“Este hallazgo —agrega— puede estar dado por la captura de imágenes de nuestro entorno que en varios casos no son perceptibles por el hombre de forma natural, solo con el uso de microscopios o lentes especiales”.

En tal sentido, el prolífico artífice  explica que “la creación de imágenes puede darse a través de la elaboración de superficies, ya sea con el uso de técnicas convencionales como acrílico sobre lienzo u otras más experimentales como la descomposición de materias, formulas y reacciones químicas que provoquen un efecto visual que sea de interés del artista, que en sí, responden al concepto de fractales. Redimensionar fractales despierta la interrogante en el espectador en cuanto a la escala”.

Este pintor igualmente enriqueció su formación en la ciudad de  Kühlungsborn, municipio situado en el distrito de Rostock, en el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, en Alemania, país en el que recurrentemente ha expuesto sus trabajos en diferentes e importantes galerías de Amrum, Leipzig, Bremen, Barne Münder, Bayern, Neu-Ulm, Nürnberg. Él se propone “soñar e imaginar  mundos utópicos donde la vida pueda ser más fácil y gratificante, mundos idealizados llenos de belleza y felicidad, otros donde se pueda dar inicio a otras formas de vida, una ficción, una utopía de un planeta distinto a los que la ciencia a logrado identificar”.

Como parte de la segunda experiencia de la Bienal el 7 de enero en la galería Servando Cabrera fue inaugurada RCP (Reanimación cardiopulmonar) bajo la curaduría de Claudia Laguna, con piezas de siete artistas con proyectos realizados en vídeo, instalación y fotografía, cuyo tema principal fue el futuro y la continuidad de la existencia del individuo. “Allí presenté la instalación fotográfica Río Negro, la cual dialoga sobre la creación del universo y las teorías de la creación de la existencia, esta obra pretende idealizar la belleza fractal de dos elementos opuestos y completarlos. Inspirado por la teoría de la creación del universo, del Big Bang y el concepto del Yin y el Yang, surgió esta idea conformada por la captura de seis imágenes fractales producto de la mezcla de dos gotas de pigmento sobre una superficie sólida amorfa, una gota negra sobre una gota blanca, expuesta a altas temperaturas por 60 segundos para luego proceder a la macro fotografía”.

Dentro de la tercera experiencia de la 14 Bienal de La Habana, el pasado 11 de marzo se inauguró la colectiva Medio Milenio (Bar-restaurante Le Chansonnier), cuya curaduría estuvo a cargo de Mayra Tirado y Lía Milanés, dedicada a los 502 años de La Habana. “En esta oportunidad  presenté la obra El Gran Muro,  recreada en el malecón habanero. Se trata de dos fotos impresas sobre metacrilato, en mediano y gran formato, y que concebí como un collage de microfotografías de la superficie del muro. A este trabajo lo titulé Las sales serán diamantes.

También, en  esta etapa del evento que concluye el 30 de abril próximo,  el 20 de marzo será inaugurado un nuevo  proyecto expositivo en  Detrás del muro, “donde exhibiré la instalación El Creador de Mundos, la cual intervendrá la fachada de uno de los edificios del malecón cercano al Parque Maceo. Esa obra estará compuesta por cuatro imágenes de gran formato (360 x 120 cm).

“La serie El Creador de Mundos ؅—subrayó Arián—, se manifiesta a través de mundos imaginarios partiendo del hallazgo y creación de imágenes fractales y superficies de naturaleza abstracta que puedan ser relacionadas visualmente con los estudios de la cosmología, la geografía y la cartografía”.

En tal sentido explicó que “este hallazgo puede estar dado por la captura de imágenes de nuestro entorno que en varios casos no son perceptibles por el hombre de forma natural, solo con el uso de microscopios o lentes especiales. Se trata de imágenes que pueden lograrse a través de la elaboración de superficies, ya sea con el uso de técnicas convencionales, como acrílico sobre lienzo u otras más experimentales, como la descomposición de materias, formulas y reacciones químicas que provoquen un efecto visual que sea de interés del artista que en sí, responden al concepto de fractales”.

Según este artífice “redimensionar fractales despierta la interrogante en el espectador en cuanto a la escala. Un elemento microscópico puede ser interpretado como un mapa o superficie de miles de km de longitud”. En sus creaciones relaciona estas imágenes “con estudios de la cosmología, la geografía y la cartografía. Jugar con la escala, redimensionar imágenes y superficies. Despertar la interrogante en el espectador en cuanto a las escala. Crear mundos utópicos idealizados”.

Sobre la obra de Arián, el prestigioso narrador, periodista y crítico de arte, Maikel José Rodríguez Calviño, ha dicho que este pintor “se inició en los predios del abstraccionismo siguiendo los presupuestos del expresionismo abstracto, específicamente del Action painting desarrollado por Jackson Pollock durante gran parte de su carrera, y de la pintura caligráfica, rica en signos que remiten a trazos y grafemas del lenguaje escrito.

Asimismo subraya que “con el paso del tiempo, el artista ha abandonado los drippings de color y las líneas caligráficas para adentrarse en una zona creativa mucho más rica e inquietante: la construcción de universos posibles. Ello implica un incremento en la experimentación, el empleo de soportes menos convencionales y la ‘puesta en escena’ de lo pictórico mediante lo instalativo y lo fotográfico. Aparece,  entonces, el trabajo sobre láminas redondas de metal o metacrilato, sustentos de líricas composiciones en  las que lo azaroso desempeña un papel fundamental.

“Luego —añade—, según se lo proponga, somete dichas piezas al lente de la cámara para obtener microfotografías de dobleces, cuarteaduras, relieves y depresiones imperceptibles a simple vista.

Asimismo, el color ha ido ganando protagonismo: al principio, las áreas agrisadas, logradas mediante rápidos gestos y chorros de pigmento, comenzaron a dialogar con el azul, cuyos múltiples matices cubren superficies aún circunscritas mediante el pincel”.

Cada nueva serie de pinturas de Arián deviene “episodio” de una suerte de aventura “cósmica” que irradia desde los espacios del recuerdo y la conciencia, para devenir imágenes en las que el observador escudriña códigos que sobresalen entre los planos, las manchas y los colores. Entonces, en la trascendencia humanística y plástica de su quehacer pictórico se confirma una de las premisas elementales del  arte abstracto: revelar, explicar, razonar y reinterpretar al mundo y a la vida a través de estallidos que asimismo permiten recrearse en universos tan invisibles como cercanos a nosotros.