Rusia nunca quiso la guerra y todavía no la quiere, sino desea ponerle fin, aseguró hoy el canciller ruso, Serguéi Lavrov, tras conversar con sus homólogos de Ucrania, Dmitri Kuleba, y de Turquía, Mevlut Cavusoglu.
En declaraciones luego de la reunión trilateral en la ciudad turca de Antalya, Lavrov reiteró la disposición de Moscú por el fin de los enfrentamientos, respetando los intereses de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Subrayó que esos territorios se negaron a aceptar el golpe inconstitucional en Ucrania en 2014.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores manifestó que su país siempre presenta de manera seria sus propuestas sobre la solución diplomática a la situación en torno a Ucrania.
En tal sentido, recordó las iniciativas rusas de garantías de seguridad presentadas a mediados de diciembre a Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Señaló que esas propuestas no eran para construir un nuevo sistema de seguridad, sino para poner en práctica lo acordado en repetidas ocasiones al más alto nivel político, incluidas las cumbres de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), tanto en Estambul en 1999 como en Astaná en 2010.
Subrayó que como resultado de esas reuniones “está escrito en blanco y negro: cada país tiene derecho a elegir sus alianzas, pero nadie tiene derecho a reforzar su seguridad a costa de la de los demás”.
Según Lavrov, la respuesta de Occidente a las acciones de Moscú en Ucrania evidencia que en este momento se libra una lucha “a vida o muerte” por el derecho de Rusia a estar en el mapa político del mundo con pleno respeto a sus legítimos intereses.
“Nos hemos dado cuenta de que no se trata de Ucrania en absoluto, se trata de una agresión contra todo lo ruso: intereses, religión, cultura, lengua, seguridad, etc.”, enfatizó.
Puso de ejemplo la aprobación de la ley sobre la lengua estatal en Ucrania, en la que solo el idioma ucraniano se declaró apto para ser utilizado, mientras todos los demás acabaron siendo vulnerados. Hungría, Bulgaria y Rumanía también manifestaron su descontento.
Advirtió que ante tal situación, sin embargo, las autoridades del país hicieron una excepción en esa “ley discriminatoria” para las lenguas de la Unión Europea, por lo que quedó solo el idioma ruso privado de derechos.
Apuntó ese hecho demuestra una vez más que Occidente necesita a Ucrania para que “trabaje constantemente contra Rusia, contra todo lo ruso”.
Lavrov indicó que, por el contrario, Rusia quiere ver a una Ucrania desmilitarizada y amistosa, que no prohíba la lengua y la cultura rusas, “una Ucrania en la que no haya amenaza de que se cree otro Estado nazi”. (Tomado de PL)