Una auténtica vocación cultural ha caracterizado a CMBF Radio Musical Nacional en sus más de 70 años de existencia. Ha sido el empeño de generaciones de realizadores, de técnicos, de artistas de la radio que han consolidado una programación de lujo. Y no solo por la calidad de programas específicos, sino por la articulación efectiva de las propuestas, por la variedad de los contenidos, el equilibro esencial de géneros y acercamientos, la política de repeticiones en la parrilla.
CMBF no es una emisora de audiencias millonarias (ojalá los amantes de la música de concierto se contaran por millones en Cuba), pero su público es muy fiel. Y la programación está a la altura de las demandas de ese público, que es particularmente exigente.
Hay una circunstancia que ha distinguido siempre a esta emisora: su vínculo estrecho con importantes artistas e intelectuales cubanos, algunos de los cuales integran incluso la plantilla de la estación.
Es privilegio escuchar programas dirigidos por uno de nuestros más prolíficos compositores, el maestro Juan Piñera. Muy recomendable es Del canto y el tiempo, donde propone un viaje singular por la música cubana y universal, con interesantes notas y comentarios.
Otro privilegio es despertar con las propuestas del guitarrista Luis Manuel Molina, concertista destacado que cada mañana revisa las efemérides musicales y se adentra en el maravilloso universo de la música antigua.
Y si hablamos de maestros, habría que hacer aparte para reconocer la impronta extraordinaria de Ángel Vázquez Millares, que por décadas ha llevado los espacios dedicados a la ópera y la zarzuela. Es un clásico de la radio cubana. Y su emisora le ha rendido tributo al encargarle ser la voz de la presentación de la planta.
Otros programas llaman la atención: Festival CMBF, cada noche con sus ciclos sobre obras y compositores; las revistas de la mañana y la tarde; los programas especializados de las 7 y media: teatro, cine, literatura, artes visuales… y uno de los más dinámicos, que dirige el incansable Jorge Pérez Jaime: la revista Mehr licht , cada sábado, una propuesta integradora.
El aporte de CMBF va más allá de la socialización de la música de concierto: ahí se promueve la cultura toda. Ahí se hace cultura.
Toda mi cultura musical se la debo a la CMBF desde mis años mozos. Al final de la década del 40 del siglo pasado el advenimiento de los discos de larga duración hizo posible la grabación íntegra de las sinfonías en un solo disco y las óperas en tres. Las óperas de Richard Wagner requerían uno o dos adicionales. El comienzo de la CMBF se debió a la familia Mestre, magnates de la CMQ. Para sorpresa del propio Mestre el éxito de la CMBF fue inesperado pues, según sus propias palabras, él no lo esperaba ya que siempre la consideraba su pequeño pasatiempo personal y,m para su sorpresa, descubrió que habían cientos de miles en nuestra Isla que compartían su gusto por la música culta. Y desde entonces ésta ya forma parte de nuestra cultura musical clásica. ¡ DESEÁNDOLE CONTINUO ÉXITO EN EL PRESENTE Y FUTURO !