En el año 2021, el sistema de la Agricultura en la nororiental provincia de Las Tunas dispuso de una cifra superior a los 14 millones de pesos para mitigar el impacto del cambio climático en un sector clave en los esfuerzos del país por alcanzar la soberanía alimentaria.
El jefe del Departamento de Ciencia y Desarrollo en la delegación del Ministerio de la Agricultura aquí, Gerardo González Quesada, reconoce que aunque no lograron satisfacer todas las exigencias en este campo, hay avances que denotan cuánto se hace para vencer los escollos generados por este fenómeno que amenaza la existencia misma de la humanidad.
El directivo recordó que en la estrategia diseñada tiene un espacio especial el Programa Nacional de Conservación de Suelos, y en esta zona oriental fueron beneficiadas más de mil 100 hectáreas con técnicas de drenaje simple, abonos orgánicos y biocompost, entre otras prácticas que contribuyen al aumento de la fertilidad frente a las reiteradas e intensa sequías, la salinización y los déficits de productos químicos.
Las acciones incluyeron, además, el impulso a la reforestación que permitió el establecimiento de 317,9 hectáreas en plantaciones forestales que elevaron el índice de boscosidad; al tiempo que continuaron enfrascados en la recuperación de los manglares, con énfasis en los municipios de Manatí y Puerto Padre.
Sin embargo, González Quesada refiere que no alcanzaron los objetivos propuestos en la siembra de 23.5 hectáreas de yana en Puerto Padre, de las cuales solamente dieron cobertura a 10 por falta de semilla y la persistente sequía, como causas del incumplimiento; y, en la reforestación de las cuencas de interés, escenario en el que fueron atendidas 84 hectáreas, de las 98 planificadas.
Pero, asegura que no renuncian a honrar esos compromisos, cuya recuperación forma parte de los propósitos para el actual año, en el cual disponen de un financiamiento proyectado de casi 16 millones de pesos.
En el año recién concluido también recibieron beneficios alrededor de 40 kilómetros de canales vinculados, principalmente, con los planes de fomento del cultivo del arroz y el frijol que permiten un mejor aprovechamiento de las aguas embalsadas.
También destacó los encargos que asumen las 12 empresas agropecuarias y las nueve unidades empresariales de base locales en lo referido a la Tarea Vida, y reafirma su seguridad de que esas buenas prácticas asociadas al trabajo en el campo son vías que hacen posible la resiliencia en medio de los bruscos cambios que experimenta el clima y, posibilitarán aumentar las producciones agropecuarias.
González Quesada confirma que esa es la misión fundamental de los cerca de 20 mil trabajadores del sector agropecuario en una provincia que tiene poca capacidad de embalse, pocas áreas cubiertas con sistemas de riego y sufre cada año varios meses de intensa sequía.