El aporte de más de 40 millones de pesos durante un año pandémico difícil, con profundas restricciones materiales y financieras de la economía ubicaron al municipio Guantánamo como segundo mejor del país (después de La Habana) en los aportes por conceptos de innovación tecnológica.
Lo anterior fue reconocido por Lidier Águila Machado, Presidente Nacional de la Asociación de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) durante la asamblea que analizó el desempeño en 2021 de esa estructura desde la más oriental de las provincias cubanas.
Durante el encuentro al que asistieron más de una veintena de innovadores en representación de los más de tres mil adscritos en la urbe, se valoró la suma de ingresos en beneficio de la economía del país sólo por innovaciones controladas, una cifra que esconde aquellas que no lo fueron mas, tributaron a la generación de utilidades en algunas empresas, contribuyeron a aminorar las pérdidas o incluso generar empleos.
En ese sentido, desde el auditorio integrado además, por directores de entidades se escucharon reflexiones en torno a la necesidad de contribuir como estructura a la preparación de administrativos cuyo desconocimiento les impide favorecer el quehacer innovador y su vital funcionamiento dentro de un colectivo.
Avalados por un escenario de 43 medidas dirigidas a la autonomía de la Empresa Estatal Socialista y otros resortes de estimulación nunca antes creados, los innovadores en Guantánamo esbozaron las esencias de su labor en identificar las soluciones de todos los días, generalizarlas y hacer de ellas un triunfo común.
En la reunión presidida por Rafael Pérez Fernández y Alis Azaháres Torreblanca, primer secretario provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Vice-gobernadora en Guantánamo respectivamente, se ponderó el potencial y cohesión logrado por la actividad en el territorio a partir del vínculo universidad- empresa-sociedad.
La villa del Guaso ha logrado con éxito insertarse en las estrategias nacionales que impulsan la ciencia, tecnología e innovación desde varios sistemas de trabajo integrados, mecanismos que hoy facilitan que la ANIR se involucre en aportar no sólo a los problemas que tributan a la eficiencia de una empresa, sino también a proyectos de desarrollo local, social y comunitario.