El Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección de la primera bailarina Viengsay Valdés, iniciará este jueves una temporada en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
En el programa resalta el estreno en Cuba de Séptima Sinfonía, coreografía de Uwe Scholz sobre la música de Beethoven.
La Séptima Sinfonía del inmenso Ludwig van Beethoven ha sido, es y será una gran tentación para cualquier coreógrafo. Pero no todos se arriesgan porque el desafío es titánico. Téngase en cuenta de que se trata de una de las más célebres partituras de la historia de la música. Pero el alemán Scholz (fallecido con solo 45 años en 2004) lo hizo, y su creación ha sido reconocida por la crítica y el gran público.
La bailarina y maestra española Roser Muñoz, quien estuvo en La Habana a cargo del montaje, cree que la energía latina que puede aportarle la compañía cubana puede hacer brillar mucho más la pieza.
Algunos críticos consideraron a Uwe Scholz heredero de nada más y nada menos que Georges Balanchine. El suyo es un neoclasicismo muy elegante y depurado.
En declaraciones a Prensa Latina, Muñoz afirmó que el coreógrafo alemán utilizaba la música de manera absolutamente única y modernísima y en esta creación intentó transmitir, con la calidad de los pasos e intensidad de los movimientos, la apoteosis de la sinfonía.
Las coreografías de Uwe son una transcripción pura y dura de la partitura a través de los pasos. En cada nota vas a tener un paso, en cada instrumento un intérprete y quien sepa leer partituras, podrá leerla a través de los bailarines, comentó.
Ese es el reto para un elenco que regresará a los escenarios después de la pausa impuesta por la pandemia.
Completan el programa Invierno, de la cubana Ely Regina Hernández, y Love Fear Loss (Amor Miedo Pérdida), del brasileño Ricardo Amarante.
La función de este jueves estará dedicada a los científicos y al personal médico que han enfrentado la pandemia de Covid-19.