He aquí a Alberto Blanco. Tragándose su pasado. Atrapado por las cadenas invisibles del olvido. Quien hace una eternidad fuera todo músculos y medallas en el levantamiento de pesas, se escuda ahora bajo una ajada enguatada verde, que lo retrata delgado, pero fuerte como un alambre…
Una risita nerviosa se escapa de su garganta mientras se acomoda sobre un roído sofá, donde el rojo vino dejó de ser hace mucho tiempo el color dominante. Ahora la humedad y el deterioro lo han colonizado para convertirlo en casi un despojo de tela y muelles. Su mirada flota sobre la sala de su pequeña casa en busca de un recuerdo al que aferrarse. Paredes mustias y descorchadas le responden con una angustia perenne. Es un viejo navegante enfrentando un océano de crudas realidades…
Mi primera pregunta le contrae el barbudo y canoso rostro como si le hubiese golpeado. Arquea una ceja y los ojos de color indefinido se le achican por la pesadez de los párpados. Está claro que desea contestarme, pero necesita su tiempo que parece eterno y recóndito…
“Todavía arrastro el positivo por dopaje de los Juegos Panamericanos de Caracas 1983. Acá muchos te olvidan tras cometer un error. Pueden pasar 40 años y aún te castigan”, expresa, mientras el dolor cruza su cara antes de que la calma vuelva a instalarse en ella.
“Recuerdo haber ingerido junto a mi compañero Daniel Núñez un medicamento que nos dio nuestro entrenador. Confiábamos en él. Jamás imaginamos que ocurriría aquello. Si llegamos a saberlo no lo hubiéramos tocado. No recuerdo si le dijimos algo. Él reconoció que se equivocó. A pesar de todo lo considero mi amigo”, asevera con franqueza. “En realidad, ganábamos fácil la competencia”, argumenta mientras sus ojos viajan lejos, probablemente a ese lugar en el que hace muchos años suele perderse y al que nadie puede acceder.
“Antes de regresar a Cuba entregamos las medallas, prosigue. Fue en el aeropuerto y las recogió el preparador de judo Félix de la Cruz. El período de sanción lo aproveché para concluir la carrera de Cultura Física, pues atención de otro tipo no tuve ninguna.
“En la calle las personas se repartían las opiniones sobre mi caso. ¡Había quienes me lanzaban miradas que hablaban y de qué manera! La prensa trató mucho el tema, imagínate”, y se cruza de brazos y sacude la cabeza de un lado a otro.
“Jamás he pedido nada”, ratifica, y de su ceño fruncido nacen profundas arrugas de desaprobación. “Del Departamento Nacional de Atención a Atletas nunca han venido. Ni una vuelta me dan. No me conocen. Creo que se burlan. Esta experiencia es dura”.
Se incorpora un poco. Se pone un cigarro entre los labios, lo enciende y apoya un pie sobre el otro. Suelta una buena bocanada de humo, y se disculpa por la oscuridad de la sala. “Estoy tratando de resolver el problema”, manifiesta y señala hacia el techo donde pende un tubo de luz fría apenas sostenido por finos alambres de incierto futuro. Conversamos en penumbras.
“La medalla de bronce en los 100 kg en los Juegos Olímpicos de Moscú fue mi mejor resultado. Competí con confianza. La preparación para llegar en forma resultó excelente. Me vi en el podio durante el ejercicio de envión. Cuando toqué la medalla estaba perdido de alegría. En Cuba comprendí la magnitud del logro. Loco de felicidad, aunque las autoridades de las pesas acá no lo resaltaron como debían. Por suerte, la afición sí lo reconoció”.
Entrecierra los ojos y suspira. Apoya el codo en el respaldo del sofá y la cabeza sobre una mano. Se pasa la lengua por los labios, como si el recuerdo que se avecina le hubiera dado una sed repentina.
“La presea olímpica y las de los mundiales desaparecieron. Estaban en el Museo del Deporte. Nunca supe qué sucedió. ¡Ahhh, aunque para que la entregara sí le pusieron bastante empeño”.
Alberto Blanco se levanta y anuncia en voz baja que regresa enseguida. Aprovecho y le echo un vistazo al puñado de revistas que descansan encima de una humilde mesita de aluminio y madera. Mi esperanza es descubrir algo nuevo sobre él.
“Oye, yo gané en los Panamericanos de San Juan 1979”, expone de regreso, y con una ceja enarcada, un gesto que he observado ya tres veces en su rostro.
“Me preparé duro y vi el resultado. La cosa fue fácil. Ya con el oro en el bolsillo llegó la hora de gozar”, asegura soltando una ligera carcajada, a la que sigue un ataque de tos que dura unos segundos.
“También arrasé en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Conquisté nueve títulos. Las giras de preparación por el campo socialista ayudaban mucho. Fue un orgullo defender mi país. Era una fiera, en competencias no entendía con nadie”, asiente y exhala el aire, deprisa y ruidosamente; en realidad no se trata de un suspiro, más bien es como una feliz locomotora cuando suelta vapor.
Desempolva confidencias. Habla de su etapa como microbrigadista y de sus estudios en la Escuela Técnica del Mar Victoria de Girón.
“Llegué a navegar en barcos arrastreros, confiesa asintiendo. No estuve ni en Juegos Escolares ni juveniles. Entré al levantamiento de pesas con más de 21 años. Al poco tiempo al equipo nacional. ¡Por cierto!”, dispara chasqueando los dedos. “En 1970 antes de ser deportista sufrí una lesión en la columna vertebral. Gracias al doctor Álvarez Cambras y su equipo de trabajo logré recuperarme.
“¡Mi generación fue excepcional!”, declaró y a continuación agrega en tanto se rasca la cabeza, reflexivo, como si pensara en ello: “Es real, ahí están los resultados”. ¿Qué si podrán superarnos? me expresa adelantándose a la pregunta. “Los que vivan lo verán, como dijo el papa Juan Pablo II”, añade, y su grueso dedo índice indica como un puntero un cuadro de La última cena, que ocupa una privilegiada posición en la marchita pared de la sala.
“Hemos tenido buenos y grandes pesistas. Me voy a meter bajo las patas de los caballos”, dice, en tanto con ambas manos intenta poner en orden su desaliñada barba. “¡El mejor ha sido Daniel Núñez! Él abrió el camino. Quiero mucho a Pablo Lara, pero Daniel fue único”.
Se echa hacia delante y de la mesita toma una cajetilla de cigarros. Extrae uno y lo enciende. Da una larga calada, casi estrangulándolo con las puntas amarillas de sus fatigados dedos, sintiendo el humo tibio en su garganta. Su semblante se apaga y lo percibo asombrosamente viejo.
“Es muy lindo andar en carro —afirma con un ligero susurro—, hay asuntos en la vida que nos llevan a dar un paso adelante. Vendí el carro que me asignaron, tuve que hacerlo por el bienestar familiar, aunque aquí llegó en boberías”, y una mueca de desánimo señala hacia una esquina, donde algunos escombros y herramientas comparten el espacio de una importante rotura en el piso.
“Era necesario. Pocas personas lo saben. Nadie me dijo nada”, sentencia estrujando con fuerza en un atestado cenicero lo que queda del cigarro.
“Luego del retiro como atleta intenté trabajar en la pesca. Me embullaron y decidí ir para el Combinado Deportivo José Martí en el Vedado. Estuve como técnico y subdirector”.
Echa un vistazo a un desnudo multimueble, que poco a poco se va vistiendo de polvo, tal vez sopesando la siguiente respuesta. Se estruja las manos y sonríe con tristeza, acentuándose las bolsas bajo los ojos. Una expresión de congoja se refleja en su rostro. El efecto es crudo.
“Pocos familiares se ocupan de mí. Solo mi hermana menor y su hija. Son mis tesoros. ¡En fin!”, acuña, hundiéndose en el sofá, mientras su voz se va apagando como el débil destello de una vela de cera. “Actualmente no hago nada. Estoy en condiciones de trabajar y prestar servicios, pero no… Hago ejercicios y leo bastante. Es algo que disfruto.
“Si lograra regresar al pasado estudiaría más”, se detiene, inclina el mentón y prosigue con los ojos vidriosos. “Hubiera leído mucho. Seguro me habría servido para enfrentar mejor la vida y el matrimonio que no supe afrontar”, reconoce con una furia de conciencia, que se alegra de exhumar.
Su voz abandona la nota ronca, y afligida. Se levanta y espanta un puñado de moscas que se mueven perezosamente a su alrededor.
“Estoy satisfecho de mi carrera. Ser deportista fue lo mejor que me pasó. Cambió mi vida y eso se agradece”, certifica con una respiración tan rápida y profunda que creo le quema los pulmones…
Alberto Blanco no es una bandera arriada, ni un fuego moribundo. Tampoco un personaje herido por el filo del destino. Su vida ha oscilado entre la lucha y el olvido. Su camino nos cuenta cosas de nosotros mismos que tal vez desconocemos. Él es una historia que te sacude, que te habla directamente a los ojos. Que nos obliga a escucharnos desde nuestra frágil e imperfecta condición de seres humanos.
fue entrenador mio
en el parque jose marti
hay entrene con el
y alberto batista
y maceo atretas y entrenadores
que quedaron al olvudo en toda la palabra
Estimado amigo
Me da mucha alegría de sabercque mi amigo Alberto Blanco se encuentra bien.
Mi nombre es Jacques Oliger (chileno) fui el medallado de bronce junto a Alberto y Guy Carlton (Plata) en los juegos Panamericanos de Puerto Rico.
Tuve además la misma mala suerte que Alberto, de ser descalificado por positivo en el control doping en Caracas 1983, habiendo yo, ganado 3 medallas de Plata en esa occasion.
Solo quiero, a través de este medio, expresar a Alberto, toda mi más profunda amistad y admiración a un tan gran campeon como ha sido el. Estoy muy orgulloso de haber podido tener el honor de compartir el podio con el en Puerto Rico.
Les ruego, por favor, que les transmitan un gran abrazo y deseandole mucha suerte en su vida.
Jacques Oliger
Medallas (2) de Bronce
Puerto Rico 1979
Daniel en el anterior comentario no refleje tus generales y te reitero eres un periodista VALIENTE de verdad, el artículo le resultara a alguien muy crudo pero es la pura realidad lo que reflejas de Alberto, yo lo veo con frecuencia y si la Comision de Atención a Atletas y la Direccion del INDER se lo proponen pueden revcertir esta situación, a él lo debe valorar un Psícologo o algún facultativo ya que tiende a refujiarse en la ingestión de bebida y eso no es bueno, en lo personal es la persona más cariñosa que existe, comunicativo al 100%,en fin Ojala que lo extarigan del olvido, lo agradeceremos muchos, como muchos te Felicitan a Ti, ojala que tus colegas de la redaccion deportiva de Telerebelde le dediquen un progarama de Confecciones de Grande y que en este ya este revertido su «Olvido». Mis respeto hacia tu trabajo y persona.
ANTE TODO FELICITO AL VALIENTE PERIODISTA POR ESTE ARTICULO, Y LE REITERO VALIENTE POR EL CONTENIDO Y EL MENSAJE QUE NOS TRASMITE, YO CONOZCO A ALBERTO DESDE QUE ERA UN ADOLECENTE AL ESTAR CASADO CON UNA PRIMA NUESTRA EN LOS PRIMEROS AñOS DE SU FRUCTIFERA VIDA DE ATLETA DEL LEVANATAMIENTO DE PESAS, ES CIERTO A EL NO LE HAN DADO EL TRATAMIENTO Y LA DEBIDA ATENCION QUE EN SU CONDICION EX ATLETA DEL EQUIPO NACIONAL Y MEDALLISTA DE BRONCE OLIMPICO DEBIERA HABER TENIDO, OJALA QUE LOS RESPONSABLE DE ESTE «OLVIDO» HAYAN LEIDO ESTE ARTICULO Y SOBRE TODO LOS 56 COMENTARIOS AL RESPECTO, ESTE ERROR NO ES REFLEJO DE LA REVOLUCION, DE NUESTRO SISTEMA SOCIALISTA Y ESPERO QUE MAS PRONTO QUE TARDE SE REINVIDIQUE A ESTE ATLETA AL IGUAL QUE DANIEL NUñEZ, QUIENES PUSIERON BIEN EN ALTO LA ESCUELA DE LAS PESAS CUBANAS Y NO TRAICIONARON NI EN EL PENSAMIENTO, HONRAR HONRA NOS DEJO EN SU OBRA NUESTRO HEROE NACIONAL JOSE MARTI, ESTOS EX ATLETAS DEBEN SER REINVINCICADOS
Excelente publicación gracias por recordarlo, aunque yo tengo el placer de conocerlo, hablar con el, es vecino mio, excelente persona, modesta, sencillo, yo tenia 1 año cuando el competía en Moscú pero a mis hijos les digo mira al campeón olímpicos Alberto me mira y me dice que tal blanco
Con una mirada triste en su rostro, aunque es jaranero y siempre dodiendo a mis hijos con cariño, coincido con todos urge ayudar a esa leyenda viva del deporte revolucionario el error esta saldado con el olvido rectifiquemos la Revolución lo hizo por que no el INDER,no dejen a una gloria deportiva undirse en su pasado triste rectifiquemos, saludos
Lo recuerdo bien ya que navegue junto con Alberto Blanco en un barco pesquero fue el
viaje que al llegar a la Habana supimos que su mama habia fallecido, despues de
aquello tuve tiempo sin verlo y cuando lo volvi a ver ya era un deportista de alto
rendimiento cosa esta que me puso muy contento, despues lamente mucho lo que sucedio con el.
Pero no se desanime hermano que confio en que se le ayude y salga otra vez alante,yo
tambien tengo un hijo que fue pesista y esa es otra razon por la que pido ayuda para
este campeon olvidado FELIZ RETORNO A LAS FILAS DE LA SOCIEDAD CAMPEON.
Triste historia, pero muyyyyy bien contada, muchos sentimientos y dolor, ayuda necesita Alberto Blanco, gracias Trabajadores por traer esta historia
Es lastimoso que después de tantos años de sacrificio y dedicación un hombre cómo Alberto Blanco se quede en el olvidó y lo menos que toca es atenderlo fui compañero de equipo y se lo que representa estar en esa condiciones de hoy toda la gloria para macucho se lo merece palante hermano.
recordar a las glorias deportivas y apoyarlas es fundamental para el deporte cubano, mucho se pueden aprovechar sus experiencias. Alberto Blanco sufrió la equivocación de su entrenador, bueno eso ya pasó, apoyemoslo y seremos mas grandes
Es muy lamentable ver a un medallista olímpico, mundial y panamericano en esas condiciones mientras que otros con menos méritos viven disfrutando sus éxitos, la comisión de deportistas retirados es otra de las grandes burlas a los verdaderos campeones. A este hombre le quitaron todo, hasta sus medallas.
Muy penoso esto que le ha sucedido a Alberto Blanco
También creo qué hay cierto olvido con Daniel Nuñez
Gracias por el reportaje en años no sabia de el verlo fue de alegria yo lo conocí cuando empezaba en las pesas para mi una persona muy capas y de muy alto respeto ese error en esa época podía ser común para muchos atletas unos navegaron con suerte otros no pero era muy común la mayoría de los deportes usaban sustancias hoy en la fecha altual las pesas está siendo amenazada de salir de las olimpiadas debido a esto pero deseo que se levante hoy puede hacerlo de nuevo estamos haciendo un movimiento atletas Master de 35 años a 90 todavía se puede no nos dejemos morir
Exelente trabajo periodistico.
Es muy triste esta historia, no es facil que cuando has dados tantos logros, solo por un error te lleven al fracaso de toda la vida, ojala los que se equivocaron en ese entonces, puedan perdonarse el haber perdido a un atleta como este,a las personas no se miden por un error, se les da la oportunidad de rectificarlo, que esta historia sirva de experiencia para los que de una forma u otra tienen que ver con esto.
animo Alberto Blanco,tu historia conmueve, pero glorifica.
gracias al periodista por aportarnos historias como estas, que creo no debe de ser la unica que pueda haber pasado.
Un gran amigo debemos recordar q en ese tiempo los atletas no eran los q se metían nada había responsables , no es justo q este en ese estado después q dió todo por Cuba te mando un fuerte abrazo macucho
Rescatar a estas glorias es una necesidad se imaginan cuanto pueden aportar al deporte, equivocarse es de humanos, apoyo y comprensión , gracias por esta historia
MUY BUEN TRABAJO, APOYAR A LAS GLORIAS ES TAREA DE TODOS LOS DIAS, GLORIA DIERON TOCA AHORA RETRIBUIRLES AUQNUE SE HAYAN EQUIVOCADO
Una estrella del deporte cubano y de las pesas, cometió errores pero echó palante, apoyo y comprensión es lo que merece, gran articulo de Trabajadores
Alberto Blanco nunca se equivocó, quien erró fue el entrenador que no confió en sus propios atletas.
Triste historia de este Campeón. Pagando infinitamente por el error que cometió,, al final, errar es de humanos, y ni los peores criminales arrastran cadenas por más de 40 años.. Muy lamentable estos olvidos..
Alberto Blanco se equivocó y pagó, cometer errores es de humanos, también´ñen dio medallas y gloria y está entre nosotros
mIRA QUE CUBA HA DADO BUENOS DEPORTISTAS, EN LAS PESAS TAMBIÉN BLANCO, NUÑEZ, LARA SON ALGUNOS, AYUDEMOS A ALBERTO BLANCO GLORIA SIN DUDAS, NADIE ES PERFECTO
Gracias por esta historia no la conocía, uno de los grandes deportistas que ha dado este país, bendiciones para el, que mejore en todo
triste historia, pero real toca apoyar al hombre en lo que se pueda creo yo
Moscú 80 buenos Juegos donde Cuba llegó muy lejos, las pesas dio par de medallas Blanco y Nuñez, grandes momentos del deporte cubano. Blanco merece apoyo se lo ganó, todos fallamos
Waooo Alberto Blanco, no sabia que habia sido de el, un buen pesista se equivocó pero bueno merece ayuda que victorias dio
Daniel Núñez y Alberto Blanco fueron dos de los grandes pesistas de los 80 en Cuba, lástima lo del doping, aun así hay que apoyarlo en esta nueva batalla, dieron mucha gloria
El hombre merece respuesta por lo de las medallas, escuché que varios atletas sufrieron lo mismo, se las repondrán?
Sentida historia, lástima que esté así, esperemos que se le apoye, no todo es lo material, adelante campeón
Uno de los grandes de las pesas cubanas, triste historia pero real, bendiciones para él
Un gran pesista, gloria deportiva necesitada de apoyo y comprensión
Muy buen trabajo de lo mejor que he visto en las últimas semanas sin dudas, detallado y bien escrito, buen titulo también
Escuché hace algún tiempo hablar de este pesista, claro el protagonismo fue para Daniel Núñez que tuvo mejores resultados, el merece mejor atención pues se lo ganó todo no es material señores, hay que hablar con la gente
Buen trabajo, sigan así lo recomendaré a varios amigos, trataré de conseguir el periódico
Verdadero retrato de un olvido. Blanco merece sus atenciones, se equivocó pero sigue acá, seguro puede aportar al deporte todavía, conversemos con él, lo merece y nos vendría bien su experiencia
Yo si recuerdo a Alberto Blanco como atleta, tuvo calidad ahí están las medallas en olimpiadas y mundiales, sin olvidar la de los Panamericanos. lo de Caracas fue duro, pero pasó, toca seguir adelante y ayudarlo, tenemos para eso
Un socio me llamó para que comprara el periódico y leyera este trabajo, lo hago por acá y los felicito, lo mejor que he visto en semanas en la prensa deportiva. aplausos y bendecidores para Alberto Blanco, que mucho las necesita
Leí dos veces este trabajo, ?qué decir? lloré y sonreí por lo real que lo sentí, solo me queda agradecer a Trabajadores e impulsarlos a que sigan así. Alberto Blanco merece apoyo y comprensión, errores cometemos todos
Felicidades gran trabajo duro pero real sin dudas periodismo del bueno, sigan así
Apoyar a la glorias deportivas debe ser el día a día, ayer nos representaron dignamente,hoy nos toca abrazarlos y agradecerles, lo merecen y mucho
“La medalla de bronce en los 100 kg en los Juegos Olímpicos de Moscú fue mi mejor resultado. Competí con confianza. La preparación para llegar en forma resultó excelente. Me vi en el podio durante el ejercicio de envión. Cuando toqué la medalla estaba perdido de alegría. En Cuba comprendí la magnitud del logro. Loco de felicidad, aunque las autoridades de las pesas acá no lo resaltaron como debían. Por suerte, la afición sí lo reconoció”.
“Es muy lindo andar en carro —afirma con un ligero susurro—, hay asuntos en la vida que nos llevan a dar un paso adelante. Vendí el carro que me asignaron, tuve que hacerlo por el bienestar familiar, aunque aquí llegó en boberías”, y una mueca de desánimo señala hacia una esquina, donde algunos escombros y herramientas comparten el espacio de una importante rotura en el piso.
“Pocos familiares se ocupan de mí. Solo mi hermana menor y su hija. Son mis tesoros. ¡En fin!”, acuña, hundiéndose en el sofá, mientras su voz se va apagando como el débil destello de una vela de cera. “Actualmente no hago nada. Estoy en condiciones de trabajar y prestar servicios, pero no… Hago ejercicios y leo bastante. Es algo que disfruto.
“Si lograra regresar al pasado estudiaría más”, se detiene, inclina el mentón y prosigue con los ojos vidriosos. “Hubiera leído mucho. Seguro me habría servido para enfrentar mejor la vida y el matrimonio que no supe afrontar”, reconoce con una furia de conciencia, que se alegra de exhumar.
Súper entrevista, real y creíble, triste, pero sucede
Yo era casi un adolescente cuando las Olimpiadas de Moscú, recuerdo claramente lo de Núñez no tanto lo de Blanco, es lamentable lo que está pasando con él, debemos apoyarlo y darle el tratamiento que merece
Acabo de emocionarme con tristeza, cuanto dolor, Alberto blanco es historia viva del deporte, merece atención que se converse con él, que se le apoye, agradecida a Trabajadores por este tipo de historias tan reales, buen periodismo sin dudas
“La medalla de bronce en los 100 kg en los Juegos Olímpicos de Moscú fue mi mejor resultado. Competí con confianza. La preparación para llegar en forma resultó excelente. Me vi en el podio durante el ejercicio de envión. Cuando toqué la medalla estaba perdido de alegría. En Cuba comprendí la magnitud del logro. Loco de felicidad, aunque las autoridades de las pesas acá no lo resaltaron como debían. Por suerte, la afición sí lo reconoció”.
Alguien me puede explicar que pasó con esas medallas, se les repusieron a los atletas? Gran artículo, felicidades
Sobrecogedora entrevista, muy bien narrada por el periodista, fuerte la vida de Blanco, recuperar a estas leyendas en prioridad son historia viva del deporte cubano no?
Felicidades por tan contundente historia, no soy mucho de deportes, pero desde el título y la foto me enganchó, sigan por este camino…. Alberto Blanco hay que impulsarlo para que salga adelante
Te sacude de verdad esta historia, me gustó leerla pero con dolor, es triste pero verdadera, buen trabajo de la página deportiva
No sabia sobre este pesista. buenos resultados y en aquellos tiempos donde en las pesas había tremendo nivel, hay que apoyarlo
Es cierto junto a Daniel Nuñez, Alberto Blanco fue la otra medalla de Cuba en Moscú 80, buena etapa aquella de las pesas, después solo Pablo Lara sacó la cara, lastima que ahora esté así
me gustó este artículo, lo leí de una sentada, fuerte pero real bien contado, se disfruta con pesar pues Alberto Blanco dio mucha gloria a Cuba
“Si lograra regresar al pasado estudiaría más”, se detiene, inclina el mentón y prosigue con los ojos vidriosos. “Hubiera leído mucho. Seguro me habría servido para enfrentar mejor la vida y el matrimonio que no supe afrontar”, reconoce con una furia de conciencia, que se alegra de exhumar.
grande este hombre, no teme contar su verdad, se cayó ahora a levantarlo otra buen artículo de Trabajadores, gracias
Cruda historia pero real, Alberto Blanco es un grande del deporte cubano, mis respetos y ojalá salga adelante
Saludos Daniel ,hermano dicen que Félix Morales el basquetbolista gigante que jugó con el Cuba está igual en estado de abandono,si pudieras hacerle una entrevista sería muy bueno tambien,me gusta mucho lo que estás haciendo ,leí la de José Gómez ,la d Luis Felipe Martinez,un abrazo
Duro de verdad,una gloria deportiva olvidada, al hombre hay que rescatarlo, ayudarlo se lo debemos, errores cometemos todos, asi es la vida, tremenda historia muy bien narrada
TUVE LA SUERTE DE CONOCERLE, EN GETTYSBURG, E. U., NUESTROS PESISTAS ARRASARON, EN ESA ESCUADRA VARIOS BRILLARON Y CUBA SE ENCUMBRO PARA SORPRESA DE TODOS LIDERADOS POR DANIEL NUÑEZ….ALBERTO AMIGO, ESPERO TE REGRESEN LAS MEDALLAS…GRACIAS
Una leyenda de cuando las pesas cubanas eran de las mejores, la verdad no sabía que había sido de su vida. el tema de las medallas se repite, cuantos no habrán perdido sus medallas en el Museo. en fin, agradecido, sigan así
Tremenda historia esta,ojalá la lean los de la comisión de atletas y hagan algo,aunque el debe recibir un estipendio por esa medallas que consiguió sobre todo la de bronce en la olimpiada de Moscú,es triste ver un atleta o una persona que tuvo sus méritos estar en ese estado,gracias a Daniel por sacar estas historias de atletas olvidados
EXCELENTE «RETRATO» PERIODISTICO, SERIA ACONSEJABLE QUE ESTE PROPIO PERIODISTA SE ACERCARA AL DEPARTAMENTE NACIIONAL DE ATENCION A ATLETAS Y OBTUVIERA RESPUESTA A LAS «INTERROGANTES» (PARA QUE NADIE SE SIENTA OFENDIDO) AQUI EXPUESTAS.
LA REVOLUCION NO PUEDE SER, Y JAMAS LO SERÁ, COMO SATURNO. GRACIAS
Uno de los grandes pesistas que tuvo Cuba, jamás supe de el, necesita atención, dura su historia, gracias a Trabajadores por tan contundente historia