Por estos días Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y otros funcionarios de ese Gobierno, presumen de organizar la primera Cumbre por la Democracia, en la que han convocado al mundo a combatir el “creciente autoritarismo”, colaborar en la lucha contra la corrupción, y promover el respeto a los derechos humanos.
Paradójicamente, los organizadores excluyeron del evento a naciones consideradas ‘focos de tensión’, como Rusia y China, Hungría, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Cuba… y otros.
El encuentro virtual de dos días (9 y 10 de diciembre) se ha presentado como una supuesta “oportunidad para que líderes y expertos de alrededor de 110 países planteen estrategias en la lucha frontal contra la corrupción, las violaciones de derechos humanos y el respeto a la soberanía ciudadana”.
«Los gobiernos autoritarios están trabajando activamente para sembrar división y desconfianza en las democracias. La crisis que encaramos es real», dijo Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU., en vísperas del inicio de la Cumbre.
Tal como reconoció a Trabajadores el embajador chino en Cuba Ma Hui, el real propósito del evento “más que unir, es dividir a la comunidad internacional, esa actitud no contribuye a solucionar los desafíos más urgentes y que por lo tanto está destinada a fracasar”.
El diplomático aseguró que el “evento es una farsa. EE. UU. ha privatizado el concepto de democracia y lo utiliza como instrumento para aplicar acciones extraterritoriales en función de sus propios intereses. Ellos etiquetan qué país es democrático y cuál no. Imponen un modelo y eso en sí mismo es antidemocrático, muchas naciones sufren por esa razón”.
En opinión de Ma Hui, “la democracia estadounidense es caótica, algo que ha sido reconocido por ellos mismos. El asalto al Capitolio y la muerte del afroamericano George Floyd rompieron el mito del modelo exitoso y confirmaron que está plagado de defectos. Un estudio de la Universidad de Harvard, por ejemplo, reveló que más del 50 % de la población de ese país considera que el sistema no es sano, y apenas el 7 % de los jóvenes está satisfecho”.
“En realidad lo que existe allí es una plutocracia, en la que los ricos utilizan su dinero para manipular la política”, afirmó.
En el artículo de su autoría La democracia que se adapte a las condiciones propias es la verdadera democracia, Ma Hui sostiene que “cada país tiene derecho a elegir su propio camino democrático que se adapte a sus propias condiciones nacionales. No hay una sola manera para realizar la democracia, sino que hay diversas formas. Es antidemocrático en sí mismo medir los coloridos sistemas políticos del mundo con una sola regla y examinar la diversidad de la civilización política de la humanidad desde una sola perspectiva. El sistema político de cada país debe ser determinado independientemente por su propio pueblo. A los ojos de algunos políticos estadounidenses, quien sea más obediente y más pegado a Estados Unidos es el llamado «país democrático». Se trata de una instrumentalización de la democracia y una blasfemia contra la democracia.
China en cambio considera que cada país puede elegir sus propios caminos para establecer un modelo democrático válido y adaptarlo a sus condiciones.
“La condición del pueblo como dueño del país es la esencia y el núcleo de la democracia. A pesar de la gran distancia geográfica entre China y Cuba y sus diferentes culturas, ambos practican la verdadera democracia popular, en la que las masas populares participan en todo el proceso.
“Frente a desafíos globales como la lucha contra la pandemia, la reducción de la pobreza y el cambio climático, la comunidad internacional necesita unión y cooperación para enfrentarlos conjuntamente. Los que intenten crear divisiones y confrontación bajo excusas de democracia están destinados a fracasar”, refiere el embajador en el texto.
El secretario general del Comité Central del Partido Comunista y presidente chino, Xi Jinping, citado por el representante diplomático, dejó claro que “La democracia no es un adorno para salvar las apariencias, sino para dar soluciones reales a los problemas que aquejan al pueblo. Si la gente solo es favorecida durante el escrutinio pero queda fuera después de las elecciones, esa democracia no es verdadera”.
En verdad la democracia no puede tener su expresión más concentrada si no se disfruta de los derechos fundamentales de las masas del pueblo en el que tiene que ponerse en práctica la justicia basada en los derechos de equidad e igualdad entre todos. La exclusividad de disfrutar de los servicios de salud, educación, trabajo justamente remunerativo, de vivienda digna y de seguridad de los ciudadanos basada en el respeto a la integridad física y la vida de las personas de parte de un grupo o conglomerado de personas, representa la negación real de la democracia. Esa forma de vida de cualquier país determinado, es la negación de la democracia, es una democracia de «cascarón vacío»; es la dictadura real que establacen los privilegiados en nombre de la democracia y de la libertad, que es la verdadara característica del capitalismo.