La noticia de que El mambí —el material que dirigieron Roly Peña y Alejandro Pérez para Santiago Feliú, a partir de su emotiva interpretación del célebre tema de Luis Casas Romero— obtuvo el Premio Lucas al Mejor Videoclip del Año, no sorprendió. No en vano estaba nominada en muchas categorías. Se trata de una de las propuestas más integrales. Destaca en los distintos apartados técnicos y artísticos de un producto audiovisual: dramaturgia, fotografía, edición, dirección de arte, producción, interpretación… Es una puesta redonda. Y a todas luces, es un trabajo concienzudo, asumido con profesionalidad y rigor. Algunos dicen que este videoclip, por su vuelo y sus implicaciones, es casi una película. Y tienen razón.
Hay que realzar la dirección de arte. Esta es precisamente una obra que demuestra la importancia de un apartado que es la garantía de la integración armoniosa de las diversas especialidades estéticas y formales de una puesta. De manera tal que la fotografía no desentone con el espíritu de una época, que el vestuario esté en función de ese tiempo, que el tempo de la narración comulgue con la cadencia de la música…, lo cual se logra perfectamente aquí.
Y habría que resaltar la sensibilidad y el vuelo con que se asume la historia nacional. Toda narración que recrea la historia bordea —si es buena— el maniqueísmo al que se suele reducir una gesta. Y evita también —si es buena— los lugares comunes de cierta propaganda. El arte y la propaganda pueden llegar a confluir, pero el arte es una cosa y la propaganda es otra. Este video es arte y, al mismo tiempo, le hace un buen servicio a la promoción de los mejores, los más auténticos valores de nuestra nacionalidad.