Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, encabezó hoy en esta capital una multitudinaria y combativa marcha de estudiantes, jóvenes y pueblo en homenaje a los mártires del 27 de noviembre.
Convocados por el sentimiento y la memoria, fieles a la tradición y a sus raíces, los “pinos nuevos” volvieron a las calles para honrar a los ocho estudiantes de Medicina casi adolescentes, asesinados por el colonialismo español 150 años atrás, y reafirmar para todos los tiempos su compromiso con Cuba, la Revolución y el Socialismo.
Frescas aún las huellas de los participantes en la velada por el quinto aniversario de la partida física del Comandante en Jefe Fidel Castro, la escalinata de la Universidad de La Habana vuelvo a llenarse de jóvenes y de pueblo, y es que no hay límites de edad en la convocatoria de los movimientos y organizaciones estudiantiles y juveniles a esta cita con Cuba y su historia, el amor y la vida.
San Lázaro abajo, desde la Colina Universitaria, marchó impetuosa la multitud hasta la explanada de La Punta, y ante el monumento a las víctimas de aquel crimen atroz fueron colocadas ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, del Presidente Díaz-Canel, el Consejo de Ministros y el estudiantado, los jóvenes y el pueblo cubanos.
Al alumnado de Ciencias Médicas –tradicionalmente protagonista mayor de este tributo de todos-, correspondió abrir la impresionante manifestación popular, presidida por el pabellón patrio, la enseña rojinegra del Movimiento 26 de julio y las banderas de la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones juveniles cubanas.
Jamás imaginaron los verdugos de Carlos de la Torre, Anacleto Bermúdez, Alonso Álvarez, Carlos Verdugo, Ángel Laborde, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez y Eladio González, que con aquellos disparos eternizaban ocho símbolos para un pueblo entero, afirmó Maureen Valdés Pérez, miembro del Secretariado Nacional de la Federación Estudiantil Universitaria.
Habló de este homenaje como expresión de lealtad a quienes siglo y medio atrás sufrieron las consecuencias de vivir en un país sin independencia.
En su breve alocución, rememoró a José Martí, su medular discurso Los pinos nuevos -del cual se cumplen hoy 130 años-, y cuánto padeció el Apóstol por aquel crimen horrendo, y evocó también al fundador de la FEU, Julio Antonio Mella y sus palabras: “Hasta después de muertos somos útiles, porque servimos de bandera”.
Tengamos claro cuáles son las banderas, enarbolemos sin temor la valentía de ser consecuentes con nuestra manera de entendernos como revolucionarios, la osadía de luchar para aportar a la más grande de las obras, la Revolución, condenemos siempre las injusticias, los bloqueos, las garras imperialistas que nos rasgan la tranquilidad, enfatizó.
No dejemos ingenuamente que nos quiten la mayor fuerza que tenemos como cubanos, que es el orgullo de sabernos parte de una obra de infinito amor, marchemos hoy y luchemos siempre para defender la honra de quienes no están ni estarán jamás olvidados ni muertos, añadió la dirigente estudiantil.
Y en una arenga final a los manifestantes, expresó: “Marchemos en nombre de los 8 y de los miles que han dado sus vidas por Cuba; marchemos y cantemos hoy, ante la tumba inolvidable, el himno de la vida; marchemos juntos, por Cuba”.
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[spoiler title=»A 150 años del fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina: ni olvidados ni muertos » open=»no» style=»fancy»]Miles de estudiantes desfilan este sábado desde la Escalinata de la Universidad de La Habana hasta la explanada de La Punta, donde se encuentra el monumento a los ocho estudiantes de Medicina, en homenaje al aniversario 150 del vil fusilamiento. @DiazCanelB @DrRobertoMOjeda pic.twitter.com/Evl589q8Ll
— Aylín Álvarez (@aylinalvarezG) November 27, 2021
Era un nuevo preludio de laureles este mes del 27 luctuoso, «día sangriento en que una tumba rifó la vida y gozó la muerte de los ocho estudiantes de la Universidad de La Habana»*, cuando la historia, esa espiral que no termina, colocaba en la Cuba del siglo XXI a los herederos de los voluntarios que sirvieron a los colonialistas españoles.
A estos nuevos rayadillos, al igual que aquellos, les esperaba la derrota en las calles, plazas y campos, más de una vez regados por la sangre de los mejores hijos de Cuba. Acusados de haber rayado el cristal de la tumba de un periodista español enemigo de la independencia, Don Gonzalo de Castañón, «hombre de odio» como lo calificara José Martí, un grupo de jóvenes estudiantes de Medicina, escogidos al azar entre los inculpados, fueron fusilados el 27 de noviembre de 1871.
Fusilamiento de los 8 estudiantes de Medicina El Cuerpo de Voluntarios en La Habana, para quienes Don Gonzalo era un ídolo, prácticamente levantado en armas contra las autoridades colonialistas, logró llevar a juicio a toda una clase de estudiantes.
Años después, cuando el hijo del periodista hispano fue a extraer del nicho los restos de su padre para llevarlos a España, declaró que el ataúd estaba intacto y que no había ocurrido profanación alguna. Todo había sido un pretexto, hijo del deseo de los integristas de saciar la sed de venganza contra los cubanos independentistas.
Las calles de La Habana fueron testigos de la furia desatada por los servidores del poder hispano, entre ellos no pocos cubanos que habían escogido el camino y la «gloria de los apóstatas». El Comandante del Ejército Libertador J. Buttari Gaunard, quien fuera secretario de José Martí, refiriéndose a los cubanos al servicio de la metrópoli colonialista, decía en su libro Boceto Crítico Histórico: «¡Oh vergüenza! Guerrillero hubo, criollo muy criollo, que, imitando el acento español, prometía a la dueña de sus pensamientos, traer las orejas del primer mambí con que se tropezase».
En pleno siglo XXI, con malas artes, el enemigo preparaba el golpe; malos cubanos al servicio de otro imperio se proponían hacer correr la sangre de sus compatriotas. Pero abril se acercaba a noviembre con aires de mar y camisa de milicia marcada por los mapas del sol y los caminos de la pólvora, trotes de caballos y cornetas mambisas atronaron las calles.
Los espectros del odio fueron exorcizados por los ecos siempre vivos de la victoria. Iguales en saña antipatriótica y en odio, los nuevos Media Cara comparten, además, la vocación por el ridículo de sus antecesores.
Convocados a sembrar el terror y la muerte a nombre de la inhumanidad y la codicia, los mercenarios cosecharon la vergüenza de la apostasía, al ignorar la capacidad del alma cubana «para alzarse, sublime, a la hora del sacrificio, y morir sin temblar en el holocausto de la patria». Cuba no olvida a sus muertos. La historia sigue hablándonos. * José Martí en el diario Patria, noviembre de 1893. [/spoiler]
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Desde la madrugada de este sábado por algunas de las principales avenidas de La Habana se pudo ver a cientos de jóvenes caminando en grupos. Llevando banderas en sus manos, y carteles, y sonrisas que a cualquiera le transmitían alegría.
Y no es para menos.
Después de casi dos años marcados por un fuerte aislamiento preventivo debido a la expansión de la COVID-19 en Cuba y tras fuertes tensiones políticas aupadas desde el exterior, finalmente este 27 de noviembre pueden volver a tomar las calles para conmemorar una fecha que inspira al estudiantado cubano en su vocación anticapitalista: el homenaje a los ocho estudiantes de medicina asesinados un día como hoy pero de 1871.
Guardias de honor se sucedían desde temprano en el monumento erigido justo en el lugar en que hace 150 años fue consumado aquel crimen monstruoso, que segó las vidas de Carlos Verdugo, Alonso Álvarez, Carlos de la Torre, Ángel Laborde, Anacleto Bermúdez, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez y Eladio González.
Eduardo Rodón Martínez, miembro del Secretariado Nacional de la Federación Estudiantil Universitaria, confirmó que también este sábado y en La Habana, los “pinos nuevos” rendirán tributo a los ocho estudiantes de Medicina en el mausoleo donde reposan sus restos, en la necrópolis Cristóbal Colón.
Marchas patrióticas y otras acciones han sido convocadas para hoy en el resto del país, como parte del gran homenaje a quienes inauguraron el panteón de los mártires universitarios y una larga historia de sacrificio y de luchas de generaciones de jóvenes por la emancipación definitiva de Cuba.
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