Aquel memorable 8 de enero de 1959, en La Habana, el Líder Histórico de la Revolución triunfante expresó: “Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, cuando oigo hablar de tropas más o menos numerosas, yo siempre pienso: he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra: ¡esa tropa es el pueblo!”. Y aseguró: “Más que el pueblo no puede ningún general; más que el pueblo no puede ningún ejército. Si a mí me preguntaran qué tropa prefiero mandar, yo diría: prefiero mandar al pueblo, porque el pueblo es invencible”.
No era una afirmación nacida en la efervescencia de la victoria. Del pueblo habían surgido los combatientes de las acciones del 26 de julio de 1953, y en el pueblo confiaba Fidel para el derrocamiento del régimen de facto, como le manifestó al fiscal que lo juzgaba por los sucesos del Moncada, si en aquel momento hubieran podido difundir la declaración de principios del Movimiento, que contenía los anhelos de varias generaciones de cubanos.
La cárcel no pudo evitar que se conociera ese programa que movilizó a las masas para la insurrección y, posteriormente, cuando la vanguardia de la nueva etapa de lucha salió en libertad, el pueblo fue la fuente nutricia del Ejército Rebelde hasta conquistar el triunfo.
Y fue en el pueblo que él confió para llevar a cabo las profundas transformaciones que condujeron a la proclamación del carácter socialista de la Revolución, resistir la creciente hostilidad del imperio y emprender un camino soberano y de justicia social que acumula ya más de 60 años.
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8 de enero de 1959: Abrazo de pueblo (+Video)
Ya estamos en la capital. Ante la muchedumbre, el Comandante en Jefe de las Fuerzas de Aire, Mar y Tierra de la República está alegre, sonriente, feliz. La barba enredada, demarca el rostro rosado al que la visera de la gorra le da sombra. Lleva su uniforme verde olivo, el fusil colgado al hombro, la canana con pistola a la cintura. Junto a él, sus compañeros, hombres armados rodeándolo con delicada discreción. Viajamos sobre un tanque de ruedas de goma, y detrás, la larga caravana de autos, yipis, pisicorres, camiones, ómnibus; cientos de vehículos y, a cada lado y después, el mar de pueblo dando gritos, saludos, palmadas, cantando. Llevan banderas, pancartas, telas. Hay cabezas descubiertas o protegidas del sol con sombreros, gorras, periódicos, paraguas y sombrillas de todos los colores y estampados… (Ver más)
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En aquel discurso del 8 de enero, al referirse al gigantesco recibimiento tributado a la Caravana de la Libertad que él encabezó desde Oriente a Occidente, expresó: “Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!”.
Así ocurrió y a cinco años de su desaparición física, el pueblo agradecido lo sigue asumiendo como su guía y lo ha multiplicado por millones en la frase: ¡Somos Fidel!
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Fidel somos todos
Una y otra vez el pueblo cubano se ha reunido en la Plaza de la Revolución José Martí con su Comandante en Jefe Fidel Castro. Momentos de reafirmación patriótica, homenajes, consulta de decisiones aunaron a varias generaciones… Ahora, no podía ser diferente.
Amigos de los cinco continentes vinieron a expresar gratitud, respeto ante este coloso de nuestra era, su pueblo, su familia. En diferentes idiomas pero con un solo sentir se escucharon anécdotas, agradecimientos, ánimos y confianza en que los cubanos sabremos mantener el inigualable legado del líder de la Revolución.(Ver más)
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En imágenes: Fidel siempre junto a los trabajadores
“Y yo me pregunto si puede estar en mejores manos el destino de Cuba, si tiene por celosos defensores a los trabajadores del país”, dijo el Comandante en Jefe en el X Congreso de la CTC, celebrado en 1959. Con ellos se vinculó siempre estrechamente. Sus visitas, muchas veces sorpresivas, a fábricas, talleres, campos… eran anunciadas con una frase que reflejaba el orgullo de quienes lo recibían: ¡Ahí viene Fidel!
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …