Sometida a un demencial acoso por el imperialismo estadounidense desde hace más de seis décadas, Cuba enfrenta con firmeza cada nueva provocación como esta que estamos viviendo.
Auguramos el momento en que esta Isla rebelde volverá a la nueva normalidad, luego de casi dos años de pandemia, vividos con estrictas medidas higiénico-sanitarias.
Imaginamos nuestras ciudades, grandes o pequeñas, reanimadas. Con ese ir y venir constante de personas con paso presuroso, orgullosas del pasado, seguras del presente y optimistas del futuro que construimos a diario.
Que quede claro: nunca las cubanas aceptaremos que perturben la tranquilidad de nuestras calles, la seguridad de nuestros hijos e hijas, la felicidad de nuestro pueblo laborioso.
Madres, esposas, hermanas, hijas, abuelas, novias, no entendemos de acciones anexionistas. Luchamos por esta soberanía proclamada desde el 10 de octubre de 1868, y que hoy disfrutamos desde el 1ero. de enero de 1959: esa que juramos defender con todas las fuerzas.
La defendemos desde nuestros hogares, desde los hospitales, garantizando vida y salud; desde los centros de investigación, creando vacunas; desde las aulas; desde el surco; desde los barrios, que a diario se mejoran y embellecen con el empuje colectivo. En fin, donde quiera que estemos permaneceremos vigilantes y combativas.
Las calles, plazas y avenidas jamás servirán para que marionetas del imperio monten su teatro con una obra de falso patriotismo.
Esas calles se inundarán del verde olivo glorioso, del azul miliciano, del rojo vino de los uniformes escolares, del blanco de las batas sanitarias. Ese arcoíris multicolor hace suyo el esclarecedor editorial publicado en el periódico Granma, donde se revelan las verdaderas intenciones desestabilizadoras y violentas de la tan cacareada marcha pacífica, orquestada desde el exterior a través de operadores políticos internos.
Cuba, orgullosamente libre y soberana, cuenta con el apoyo irrestricto de las mujeres cubanas.
Secretariado Nacional de la FMC