El 3 de Octubre de 1945 fue constituida la Federación Sindical Mundial (FSM). Desde entonces su esencia clasista ha tenido apasionados defensores y también detractores, pero nunca les ha faltado la certeza de que “la esperanza está en nuestra lucha”, como declaró a Trabajadores, Ernesto Freire, coordinador de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe.
A lo largo de estos 76 años, la organización ha enfrentado peligros y dificultades, como también errores y debilidades, pero nunca ha detenido su quehacer, ni siquiera cuando la correlación de fuerzas a nivel mundial le fue desfavorable. Mientras más difíciles son las circunstancias, más se vigorizan los principios fundacionales del internacionalismo y la solidaridad internacional, así como el carácter antimonopolista, antiimperialista, anticapitalista y antirracista de nuestra lucha, declaró el sindicalista a propósito del aniversario.
La participación y actuación de la FSM en los organismos multilaterales de la ONU y en diferentes foros internacionales tiene como objetivo defender derechos conquistados por los trabajadores, por eso alertamos acerca de las estrategias del reformismo internacional que habla de una supuesta pero imposible conciliación de clases, afirma Freire.
En el XII Congreso de la FSM (Moscú, 1990), en un contexto ideológicamente hostil, la organización definió que una de sus prioridades era la creación de Oficinas Regionales y así estar más cerca de los trabajadores y sus luchas. La primera en abrir fue la de las Américas, el 1ro de mayo de 1991, desde entonces asentada en La Habana.
Para Freire, entre los logros en la región tras 30 años de labor, está haber reforzado el concepto de que la Oficina no es una estructura más, con personas cumpliendo tareas, sino que funciona de manera constante, articulando a los afiliados y amigos de las subregiones, con otras organizaciones, con las Uniones Internacionales de Sindicatos (también parte de la estructura de la FSM), y con los miembros del Consejo Presidencial de nuestra área geopolítica.
El enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19 nos ha llevado a desarrollar iniciativas para mantenernos activos, aunque sea de forma virtual, entre ellas destaca el intercambio con los trabajadores y sus líderes, a quienes les expresamos nuestra solidaridad en el orden material y espiritual, ya sea en los espacios laborales y de lucha (las calles), como en sus hogares, insistiendo siempre en la necesidad de cumplir con los protocolos sanitarios establecidos por cada país.
La crisis sanitaria ha tenido un impacto negativo sobre el empleo, los regímenes de seguridad social y, de manera particular, en mujeres, jóvenes y jubilados, enfatizó Freire, quien insistió en reconocer el rol desempeñado por los trabajadores de la salud y sectores afines en la dura batalla por salvar vidas. Asimismo, dejó clara la inconformidad de la FSM ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su variante panamericana (OPS), por la falta de equidad en el acceso, compra y distribución de las vacunas contra la Covid-19. Los países más desarrollados han monopolizado las dosis, dijo.
A pesar de la pandemia, no hemos estado inmovilizados, recalcó, pero si hacemos una evaluación crítica, debemos reconocer que, en no pocas ocasiones, conflictos hacia lo interno de nuestras organizaciones han consumido nuestro tiempo, y ello ha limitado la entrega a otros asuntos de mayor trascendencia.
En busca de incorporar al sistema de trabajo sindical formas proactivas de hacer, Freire explicó que crearon, o reforzaron, las áreas de Coordinación del Trabajo, Capacitación Sindical, y desplegaron Jornadas y Campañas de Comunicación y Divulgación. En ellas se evalúa quincenalmente el avance, estancamiento o retroceso de acciones acordadas en busca de alcanzar resultados superiores en la gestión sindical, desde lo ramal, nacional y regional.
Este año, el aniversario tiene como lema mundial “Vida dignificada”, que en el lenguaje de la FSM significa proveer a los trabajadores de salud pública y gratuita, un mejor nivel de vida de empleados y jubilados, libertades sindicales y democráticas, eliminar el racismo y la discriminación, protección al medio ambiente, solidaridad obrera y el derecho de cada pueblo a decidir por sí mismo sobre su presente y su futuro.