Aunque hay quienes consideran que el envejecimiento es un problema y un fin, llegar a los 60 años y más es, definitivamente, un logro social, un resultado de la prioridad que brindan los Estados a esta etapa de la vida.
Cuba es un ejemplo en tal sentido, de ahí que al cierre del pasado año el 21,3 % del registro demográfico nacional correspondió al grupo de la tercera edad. En el 2019, este indicador se comportó a un 20,4 %; es decir que por cada 100 cubanos, más de 20 estaban en este peldaño, siendo la Mayor de las Antillas de las naciones más envejecidas de la región.
Hoy 1° de octubre se conmemora el Día Internacional de los Adultos Mayores y tiene el propósito de enfatizar acerca del cambio demográfico que está sufriendo la población mundial y la necesidad de crear nuevas políticas y programas que beneficien los miembros de la tercera edad.
El destacado demógrafo Juan Carlos Alfonso Fraga* al comentar sobre el envejecimiento poblacional en nuestro país señaló que no solo es que Cuba tenga una de las cifras más bajas de fecundidad del continente o la más alta de envejecimiento. “La clave está en la rapidez con que ha sucedido ese proceso”.
Si antes había muchos nietos para cuidar a un abuelo —de esta manera lo graficó— ahora hay muchos abuelos para ser cuidados por apenas ningún nieto.
De ahí que el tema ocupe un lugar importante en la agenda del Gobierno y el Partido cubanos, teniendo en cuenta los múltiples riegos y dificultades que una situación como esta trae consigo. Es decir, cada vez hay menos personas que se incorporan a la vida laboral y más las que se jubilan, al margen de los impactos en los servicios de salud y la seguridad social.
Cuba y su Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor
Cuba es de las naciones de América Latina que experimenta un acelerado envejecimiento demográfico. Las bajas tasas de fecundidad desde hace más de 40 años, la disminución en los niveles de mortalidad, están entre las causas, a lo que también se suma el negativo saldo migratorio.
Cada año la cifra de personas de 60 años y más supera a la población de 0 a 14 años, con una tendencia a mantenerse y avanzar. Ello representa un gran reto para el país, teniendo en cuenta a la población económicamente activa y los recursos que se destinan a la seguridad social y otros cuidados que este grupo poblacional demanda.
“Envejecer no es sinónimo de estar enfermo, ni los adultos mayores son receptores pasivos de los servicios médicos; de ahí que la Organización Mundial de la Salud (OMS) apueste en la Década del Envejecimiento Saludable (2020-2030) por estimular y mantener la capacidad funcional en este grupo de población”.
En este sentido, Cuba cuenta desde mediados de la década de los años 90’ con un Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor cuyo objetivo es garantizar una atención de salud de acuerdo a las necesidades de esas personas y lograr que vivan una vejez activa y saludable.
No obstante a la persistente presencia de la pandemia de la COVID-19, este programa prioriza las necesidades de este segmento creciente de la población, a pesar del desafío que representa el progresivo envejecimiento poblacional en proporción con la baja natalidad.
De esta manera —y pese a las tensiones económicas causadas por el bloqueo y la pandemia—, el pasado año se inauguraron dos hogares de ancianos en la región occidental del país (en Matanzas y en Pinar del Río), para un total de 157, con unas 12 mil 561 camas, según datos expuestos en el portal oficial del Ministerio de Salud Pública.
En el país hay 300 casas de abuelos (de las cuales 6 se abrieron el año pasado en las provincias de Matanzas, La Habana, Cienfuegos y Las Tunas), cuya capacidad es de 10 mil 258 plazas. Asimismo, existen 53 servicios de Geriatría, con mil 71 camas y 286 especialistas en Gerontología y Geriatría.
Impactos de la pandemia
En este Día Internacional del Adulto Mayor resulta imprescindible no pasar por alto los impactos de la pandemia en esta población que, dicho sea de paso, es de las de mayor riesgo, así como la política que ha seguido el Estado cubano para proteger a este segmento.
En el artículo Defender la vida: la pandemia de COVID-19 y las personas mayores en Cuba, de la autoría de Sandra Huenchuan, de la CEPAL, la especialista reconoció la resiliencia de la sociedad cubana para levantarse frente a las dificultades.
La isla —afirmó— suele enfrentarse con frecuencia a distintos fenómenos naturales adversos en un marco de bloqueo económico, pero tiene la capacidad de resistir y recuperarse, y ello no solo está relacionado con la eficacia de los sistemas de prevención y mitigación de tales fenómenos, sino que se vincula, ante todo, con una de las prioridades éticas que sustenta el Gobierno: defender la vida del pueblo con la solidaridad y el empeño de todos.
Durante estos meses de la pandemia de COVID-19, el principal mensaje que ha recibido la población por parte de las autoridades ha sido el de defender la vida y mantener las acciones preventivas orientadas a limitar la expansión del virus, señaló.
Para reducir el impacto de la pandemia en los mayores de 60 años, desde un principio la atención estuvo encaminada a fortalecer sus sistemas inmunológicos y, además, se aplicaron medidas que han sido retomadas en los municipios en fase de transmisión autóctona limitada.
Las casas de abuelos se cerraron, aunque se mantuvo la alimentación para los más necesitados. Por otra parte, en los hogares de ancianos se aprobaron protocolos sanitarios y se suspendieron las visitas y pases internos.
En lo relacionado con la prevención, un éxito ha sido la aplicación del medicamento cubano Biomodulina T (un inmunomodulador biológico de origen natural, no hemoderivado, compuesto por fracciones específicas del timo bovino) en los hogares de ancianos, lo que permitió disminuir la tasa mensual de ingresos hospitalarios, las infecciones respiratorias agudas y la mortalidad por neumonía/IRA. Además, el fármaco se utilizó en eventos de trasmisión local en poblaciones con alto riesgo de infección por COVID-19.
Por otra parte, se empleó también el medicamento homeopático PrevengHo®Vir, producido en Cuba y recomendado para la prevención de la influenza, las enfermedades gripales, el dengue y las infecciones virales emergentes.
En este 2021 el Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor continua —no sin dificultades— atendiendo las necesidades de esta creciente población, sin dejar de fomentar su inclusión en las tareas económicas, políticas y sociales, y el empleo mayoritario de las personas aptas para trabajar.
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La destacada estudiosa del tema, la profesora Teresa Orosa**, presidenta de las Cátedras del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, ha comentado que a veces se habla del envejecimiento que “padece” nuestro país como si fuera una enfermedad o discapacidad, por lo cual, sin dudas, queda mucho por hacer.
“Desmontar y educar a favor de una cultura gerontológica que sea inclusiva, es decir, donde se haga referencia a los mayores como parte natural intrínseca de la sociedad y como sujetos de derechos, siendo a la vez personas tan diversas como lo son las vejeces y abuelidades. Y así, nos deben atender, desde esa perspectiva del desarrollo y no desde una perspectiva tradicionalista.
“Antes de la pandemia el foco de atención hacia los mayores, más aún en esta última década, había estado centrado en el fomento de una nueva cultura gerontológica, menos asistencialista, libre de edadismos y gerofobias, a favor del mejoramiento de la imagen de la persona mayor, de su condición como sujeto de derechos y del envejecimiento activo y saludable.
“Sin embargo, durante la pandemia el foco se ha trasladado hacia la vulnerabilidad de las personas mayores. Por tanto, el foco ha cambiado y lo más importante es darse cuenta de eso, para que la mirada de vulnerabilidad hacia los mayores, por riesgo a la vida de ser contagiado por la COVID-19, no vaya a trascender y poner en riesgo la autonomía de la persona mayor y provocar tantos rebrotes de actitudes edadistas”.[/box]
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-¿Qué es un adulto mayor según la OMS?
Según la OMS las personas de 60 a 74 años son considerados de edad avanzada, de 75 a 90 años viejas o ancianas, y los que sobre pasan los 90 años se les denomina grandes, viejos o longevos. A todo individuo mayor de 60 años se le llamará de forma indistinta persona de la tercera edad.
-Características de la tercera edad: los cambios en la vejez
Cambios fisiológicos: las células envejecen, cambia la estructura corporal, se pierde elasticidad e hidratación en la piel (aparecen las arrugas). Cambios en la salud: aumenta la prevalencia de enfermedades (morbilidad y mortalidad).[/note]