Con un sombrero de yarey cubriéndole la cabeza, Carlos Borrero se protege del sol que reta cada día. Su piel lo agradece, aunque ya el astro rey ha dejado sus huellas. “Hay que levantarse temprano para adelantarse a sus rayos y trabajar duro”, dice con la sabiduría del guajiro que ama la tierra.
Natural del municipio Candelaria, en Artemisa, este hombre de 58 años de edad, declara que conoce los secretos del campo, heredados de sus abuelos y padres. Sin arrogancia afirma que puede identificar sin problema el murmullo de un río, el trinar de un sinsonte y los nidos de los tomeguines. “El campo es lindo”, dice con añoranza.
Revela que los caminos de la vida y el amor lo trajeron un día para La Habana; sin embargo, ha seguido apegado al campo, pues vive en la periferia de la ciudad. Precisamente en la finca La Melissa, en el municipio de San Miguel del Padrón, donde radica junto a su esposa Dunia Rivas, se impuso hace algunos años el desafío de sembrar hortalizas sobre neumáticos inservibles.
Según cuenta, todo empezó el día en que su esposa, Dunia, se lo sugirió, luego de ver cómo florecían la conocidas Diez de la Mañana, las que había plantado en una vieja goma, luego de rellenarla de tierra. “En ese momento teníamos un problema. Algunas empresas depositaban neumáticos que ya no servían en el área que colindaba con nuestra finca. Eso nos creaba problemas con los microvertederos. Entonces, dije para mis adentros: podemos cogerlos para producir alimentos”.
De esa forma surgió el huerto intensivo en el cual comenzaron a cosechar, sobre todo, hortalizas de ciclo corto. “Para eso empleamos tres neumáticos. Los dos de abajo son rellenados con piedras y desechos; solo se le echa tierra al de arriba para hacer el sembrado”, subraya.
Añade que, a partir de ese momento, surgieron otras ideas: las gomas se han convertido en jardineras de todo tipo; fuentes, cisnes y hasta un auto clásico. Además, ha incorporado una línea de muebles exóticos, que, de acuerdo con sus palabras, gustan mucho.
“También estamos haciendo muelles para colchones y palitos de tendera a partir del alambre de la goma”, expresa.
La experiencia de Carlos ha sido asumida por otros vecinos que ya muestran resultados. Este trabajador por cuenta propia, que considera al reciclaje como una forma indiscutible de proteger el medio ambiente y beneficiar la economía, ve ahora una oportunidad con la creación de las Mipymes y ya ha comenzado los trámites para formalizar una microempresa.
Y aunque a uno le parece que ha hecho mucho, asegura que aún no ha podido explotar todos los beneficios que se pudieran obtener de los neumáticos. Él es de los que ve en las gomas, oro.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.