“Cuando ustedes llegaron hacía solo un momento que en el Consejo de Dirección analizábamos cómo distribuir por áreas los recursos de que disponíamos para enfrentar el trabajo hoy. Los insumos que nos donan son, además de valiosos, muy oportunos.”
Con esas palabras el especialista en Medicina General Integral Luis Armando Plana Wilson, director del hospital de campaña instalado en el Campus Vladimir Ilich Lenin, de la Universidad de Las Tunas, agradecía el gesto solidario de los trabajadores de la División Territorial Comercializadora de Combustible (Cupet-Las Tunas).
El doctor reiteró que “como consecuencia del recrudecimiento del bloqueo y el impacto de la pandemia en la economía tenemos carencias que ahora ustedes nos ayudan a mitigar. Nuestros servicios son gratis para los enfermos, pero al Estado le cuesta y bastante. Todo lo que nos han traído es de mucha utilidad y va a hacer bien aprovechado”.
La valija incluía guantes domésticos que escasean, jeringuillas, cloro, jabón, detergente líquido, materiales de oficina, frazadas de trapear y otros insumos que “nuestros trabajadores reunieron y donan como muestra de aprobación y de reconocimiento a la entrega con que están enfrentando esta letal enfermedad en la primera línea de combate”, les dijo a los anfitriones Rosa Julia Palomino Carmenate, secretaria del Buró Sindical de la UEB.
La dirigente obrera reafirmó la disposición colectiva de “seguir aportando, compartiendo lo que tenemos” y distinguió la actitud de Emidelsi Rosales, organizadora del Buró Sindical, quien entregó parte de las jeringuillas que utiliza para lidiar con la diabetes que padece.
Luis Mora Pérez, director UEB; y, Alejandro Desdín Hidalgo, secretario del Buró Sindical Territorial de la Empresa Eléctrica, reseñaron sus vivencias como pacientes en centros de aislamiento similares y encomiaron la manera en que el personal de la Salud y de otros sectores que los apoyan asumen su labor cotidianamente en defensa de la vida y el bienestar de los enfermos.
El día de la visita tenían solo 56 ingresados, un hecho que el doctor Luis Armando le atribuye a las medidas de limitación de movimiento que durante 14 días redujeron la propagación del nuevo coronavirus en la ciudad y a la vacunación masiva desarrollado en el municipio capital, que se mantuvo como epicentro de la pandemia.
Y ahora, cuando la Covid-19 se ha desplazado a otros municipios de la provincia, preparan condiciones para asumir enfermos de esos territorios si fuera necesario.
Recordó que hubo momentos en que las 170 camas del hospital estuvieron ocupadas, situación que enfrentaron con unos 200 trabajadores y “por eso los médicos cargaban balón de oxígeno, el pantrista hace funciones de secretario y de mensajero…, formamos un equipo y nuestra prioridad es la buena evolución de los enfermos”.
La instalación abrió sus puertas para estas atenciones desde que comenzó la pandemia y ha acogido a más de mil pacientes en diferentes fases, pues ha funcionado como centro de aislamiento a contacto de casos positivos; de sospechosos; pacientes diagnosticados y a enfermos de alto riesgo.
Y en esa batalla contra un enemigo invisible y letal, en medio de muchas limitaciones, la solidaridad hace milagros y demuestra que juntos todo es posible.