El Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, alertó el miércoles que a pesar de la expansión sin precedentes de la protección social durante la crisis generada por la COVID-19, el mundo se encuentra ante una encrucijada, pues más de 4 mil millones de personas están totalmente desprotegidas; es decir, sólo el 47 por ciento de la población mundial está efectivamente cubierta por al menos una prestación social.
Durante la presentación del «Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022: La protección social en la encrucijada en busca de un futuro mejor», Ryder consideró que la respuesta a la pandemia pudiera convertirse en el escenario propicio para construir una nueva generación de sistemas de protección social basados en los derechos de las personas.
«Estos sistemas pueden proteger a las personas de futuras crisis y dar a los trabajadores y a las empresas la seguridad para enfrentar las múltiples transiciones que se avecinan con confianza y esperanza. Debemos reconocer que una protección social eficaz y completa no sólo es esencial para la justicia social y el trabajo decente sino también para la creación de un futuro sostenible y resiliente”, precisó.
Realidades.
El Informe de la OIT resumen el panorama mundial de la evolución reciente de los sistemas de protección social, las consecuencias de la pandemia de COVID-19, identifica los déficits en materia de protección social y formula recomendaciones políticas esenciales, entre las que resaltan las relacionadas a los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En él se confirma que la respuesta a la pandemia ha sido desigual e insuficiente, aumentando la distancia entre los países de altos y los de bajos ingresos y por tanto, no se ha logrado la protección social indispensable que todos los seres humanos merecen.
Se pone, además, especial énfasis en el acceso a la atención médica, a la seguridad del ingreso, la y a la atención a las personas de la tercera edad y las familias con hijos, sobre todo en los casos de desempleo, enfermedad, invalidez, accidente en el trabajo, maternidad o pérdida del principal generador de ingresos de la familia.
En términos de diferencias regionales en las tasas de cobertura social a nivel mundial:
– Europa y Asia Central tienen las tasas de cobertura más altas, con 84 por ciento de la población cubierta por al menos una prestación.
– Las Américas también tienen una tasa superior a la medida mundial: 64,3 por ciento.
– Asia y el Pacífico solo abarcan el 44 por ciento, los Estados Árabes el 40 por ciento y África el 17,4 por ciento.
[box title=»Otros datos significativos que ofrece el informe de la OIT:» box_color=»#be0c15″ title_color=»#ffffff»]
– Sólo uno de cada cuatro niños (el 26,4 por ciento) se beneficia de una prestación de protección social.
– Sólo 45 por ciento de las mujeres con recién nacidos recibe una prestación de maternidad en efectivo.
– Sólo una de cada tres personas con discapacidad grave en el mundo (33,5 por ciento) recibe una prestación por invalidez.
– Sólo 18,6 por ciento de los trabajadores desempleados de todo el mundo están efectivamente cubiertos
– El 77,5 por ciento de las personas con derecho a pensión de vejez reciben una forma de pensión de ancianidad, pero persisten importantes disparidades entre las regiones, entre zonas urbanas y rurales, y entre hombres y mujeres.
– Los países destinan 12,8 por ciento de su producto interior bruto (PIB) a la protección social (excluyendo la salud), pero los países de altos ingresos invierten 16,4 por ciento de su PIB en protección social y los de bajos ingresos sólo 1,1 por ciento.
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Los desafíos
Al valorar los desafíos para enfrentar la situación de desprotección descrita en su Informe, la OIT propuso aumentar los gastos adicionales para garantizar al menos una protección social mínima para todos, lo que se traduce en que los países de bajos ingresos inviertan unos 77 900 millones de dólares adicionales al año, los de ingresos medios y bajos unos 362 900 millones y los de ingresos medios-altos unos 750 800 millones de dólares.
En ese sentido, la Directora del Departamento de Protección Social de la OIT, Shahra Razavi, exhortó a no reducir los gastos en protección social, sino todo lo contrario, invertir en ello cuanto antes a pesar de la enorme presión para que los países alcancen una consolidación fiscal luego de los gastos públicos enormes relacionados con las medidas de respuesta a la crisis generada por la pandemia.
Razavi agregó que debe verse a la protección social no solo como una herramienta importante que puede generar beneficios económicos y sociales de gran alcance para los países en todos los niveles de desarrollo, sino también favorecer una mejor sanidad y educación, una mayor igualdad, sistemas económicos más sostenibles, una mejor gestión de la migración y el respeto de los derechos fundamentales.
«Para construir sistemas capaces de obtener resultados positivos, será necesario combinar los recursos financieros y una mayor solidaridad internacional, sobre todo en apoyo de los países más pobres. Pero los beneficios del éxito superarán las fronteras nacionales en beneficio de todos”, destacó.
La OIT recordó además, que existen medidas específicas para promover una protección social universal, definidas en el Llamamiento mundial a la acción para una recuperación centrada en las personas de la crisis causada por la COVID-19 un programa de recuperación adoptado en junio 2021 por los Estados miembros de la OIT, en representación de los gobiernos, las organizaciones de trabajadores y de empleadores.