Quienes por mucho más de un año nos hemos acostumbrado a descifrar los tonos de su voz, sabemos que hoy es un día un poco más claro, con algo de luz, que dejan traducir algunas frases y las entonaciones del doctor Durán.
Él siempre pone sus coletillas: no es percepción de riesgo, sino de peligro, y lo dice casi al término del mes de peores estadísticas de la pandemia en Cuba: agosto, que acumula las mayores cifras de contagios y de fallecimientos desde el comienzo.
Y evidentemente hay un vaivén, aún no es tendencia; los gráficos apuntan se acortan un poco comparados con los peores días. Las 10 mil 23 altas del día de ayer ayudan a reducir la cantidad de pacientes ingresados, aunque los críticos y graves siguen siendo muchos.
Como dijo Durán: “Con el avance de la vacunación, que ya llega al 28,3 % de la población con las tres dosis, muchos ya superando los 14 días a la última aplicada, y con el cumplimiento estricto de las medidas de control y prevención (y alguien pregunta más medidas, y sí, son necesarias) podamos cortar la transmisión de la COVID-19”.
Pudiera parecer que es lo mismo que ha dicho en los últimos tiempos, pero no, hay una nota más aguda en su reflexión. Varias provincias de las que han tenido la peor situación en los últimos días como Matanzas, Ciego de Ávila y La Habana, por solo citar tres, están demostrando que es posible reducir los casos positivos.
Hoy algunas provincias tuvieron aumento de los contagios (estando incluso entre las citadas en el ejemplo anterior): Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Ciego de Ávila, Holguín y Guantánamo, y enseguida cambia el tono el doctor Durán: “Cuidado, no pueden descuidarse”, y se percibe la preocupación del galeno, aunque sean unos pocos casos, hay que luchar por la reducción.
Todas las medidas son pocas. Hay que salir a la calle, como hice ahora mismo, un breve recorrido de Altahabana a La Palma y de ahí al reparto Eléctrico para regresar al origen. Las colas de las tiendas, las paradas de ómnibus o las gasolineras, trascienden la imaginación o cualquier cuento de horror y misterio. Las necesidades de la población son muchas, pero cada individuo debería centrarse en las más apremiantes.
La situación de los niños y adolescentes ocupó un espacio de la conferencia, dada el alza de las estadísticas: dos embarazadas y una joven de 17 años, tristemente fallecieron en el día de ayer, noticias muy desalentadoras en medio de tanto dolor de la familia cubana.
¿Cuántos días llevamos con más de mil casos? No se nota una reacción, incluso han colapsado algunos servicios pediátricos y se han tenido que abrir capacidades en instalaciones fuera del sistema de salud, que aunque la doctora Lissette López, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública, están funcionando muy bien, llevan un esfuerzo extra de la economía y de otros sectores que deben involucrarse en el estricto cumplimiento de las medidas y protocolos de atención sanitaria.
El día de hoy da un breve respiro, se percibe un poquito de claridad, no es una luz todavía, pero aclara el panorama de la COVID-19 y de los cubanos.