Por: Mundo Latino
La doctora Taymí Martínez Naranjo es la directora en funciones del Hospital Universitario “Comandante Faustino Pérez”, el de mayores dimensiones de la provincia de #Matanzas y, aunque originalmente no estuvo destinado a atender a pacientes enfermos con la #COVID-19 (se atendían en el hospital militar de la provincia), con el cuarto brote de este virus, el más agresivo y con mayor presencia de la #CepaDelta, este hospital recibió a la vez una afluencia masiva de pacientes, una situación extremadamente compleja.
Afortunadamente ya son otros los tiempos en Matanzas, y lo que cuenta en esta entrevista Taymí ya ha venido superándose en esa provincia y quizás es la realidad de otras, donde hay una mayor explosión de casos en estos momentos.
Taymí es muy joven, pero tiene toda la estirpe necesaria para enfrentar momentos muy tensos. Ni ella sabe cuánto camina cada día en ese hospital, ni cuántas horas se reúne. Fuimos a su casa, conversamos con sus vecinos y hablaron maravillas de ella. Ante tantas virtudes relatadas, costó trabajo pudieran definirme un defecto en ella, y ya forzada, una de mis entrevistadas concluyó que Taimí tiene que comer mejor, alimentarse más. Su hija, a quien le dedicamos una publicación anterior, es un personaje, con una tremenda capacidad de comunicación, y su madre una guerrera. Algún día habrá que hablar de las abuelas durante la COVID, sin ellas nada sería posible.
“Soy médico, matancera, cirujana general, médico con dos especialidades: MGI (Medicina General Integral) y una segunda especialidad de Cirugía General. Actualmente me desempeño como directora en funciones de este hospital matancero, “Comandante Faustino Pérez”.
Estudié en el #IPVCECarlosMarx de nuestra provincia de Matanzas, luego en la Universidad Médica de Matanzas y este fue mi hospital de formación, durante toda mi carrera de Medicina, a partir de las ciencias clínicas, tercero, cuarto, quinto año. Ya en el sexto año hice el internado en la hermana #RepúblicaBolivarianaDeVenezuela, de misión, frente a un grupo de 20 internos en el #EstadoBolívar.
Como médico joven, uno nunca espera enfrentar algo como esto, me refiero al cuarto rebrote de la COVID en la provincia de Matanzas. Ya el tercer rebrote fue bastante duro; pero nunca con la complejidad de este. Yo creo que ha sido muy, muy difícil este cuarto rebrote, con picos máximos no solo para la provincia de Matanzas, inesperados, además, sino para todo el país, con implicaciones en secuelas de personas que han muerto, personas que uno conoce, pacientes que uno ha tratado.
Los médicos matanceros, agradecemos mucho la ayuda que estamos recibiendo del #MINSAP (Ministerio de Salud Pública de Cuba), nos han apoyado muchísimo, y es un equipo que se ha integrado muy bien a este equipo de dirección y al equipo como tal de todo el hospital. No es un equipo que ha venido a supervisar o a hacer críticas, que si son oportunas también, han venido con una visión más general, han venido primero a abrazarnos y a tratar de bajar un poco el agotamiento que estamos sufriendo.
Tenemos hoy una brigada (que permaneció durante un año en Azerbaiyán, perteneciente al contingente Henry Reeve) que se ha bajado del avión y se ha incorporado con nosotros, sin ver a sus familias, el contacto con la familia ha sido telefónico, sin abrazar a los hijos, sin abrazar a los hermanos, y han venido a abrazarnos a nosotros y a ayudarnos. Hoy tenemos montada una Unidad de Terapia Intensiva con una cobertura de 36 camas para atención al paciente grave y crítico de COVID y ha sido inyectada precisamente con estas personas, que son 26 médicos intensivistas y 37 enfermeros, con un trabajo especializado de un año en el exterior. Aquí están trabajando mucho para evitar estas pérdidas de vidas humanas y nosotros lo agradecemos infinitamente.
Yo no tengo experiencia de dirección ninguna, básicamente asumí porque soy una valiente. Se me dio la tarea y hay que asumirla, porque primero este es mi hospital y yo siento por este hospital, y lo segundo, porque de un esfuerzo extra depende la vida de los matanceros. A medida que voy haciendo, estoy aprendiendo, estoy aprendiendo todos los días. A veces se necesita inteligencia; pero se necesita mucho mucho trabajo, mucha consagración, se necesita también mucho sentimiento, querer hacer algo útil, querer cambiar una realidad y yo creo que ese es el sentimiento no solo mío, es el sentimiento de todos mis compañeros, y de todos los médicos y personal de la salud, precisamente eso, tratar de cambiar la realidad de hoy.
Yo llevo cuatro días que veo a la niña dormida, cuando llego la veo dormida, y la comunicación básicamente es telefónica y es un poco difícil, porque ella es una niña de seis años, que se comunica y sabe lo que está sucediendo a su alrededor. Y a pesar de todo, yo creo que los niños han sido muy comprensivos en este proceso, porque son los más disciplinados, los que usted les explica y no se quitan el nasobuco, los que quieren ponerse la vacuna; pero también lo sufren, porque esa llamada telefónica donde le dice a mamá: ¿cuándo vas a llegar? O mamá, tú trabajas mucho; o mamá, quiero verte hoy. Pero yo creo que esto es temporal, esperemos que sea temporal, y aunque no lo fuera, lo estamos haciendo −y no soy yo, es un grupo importante de médicos, no solo matanceros, ya Matanzas está como multiplicada en los médicos cubanos que han venido− porque es nuestra batalla, es nuestro frente ahora. Depende de nosotros la salud del pueblo matancero y del pueblo cubano.
Son momentos de poner un poco en pausa la atención a la familia, la realización personal. Yo soy cirujana, el próximo 17 de octubre, que incluso coincide con la fecha del nacimiento de mi hija, se cumplen dos años de hacerme cirujana general. Y uno como que está poniendo en pausa también esa realización personal, esos cursos que quizás uno quiere hacer, porque debo hacerlo, esto es un momento de hacer cosas para transformar la realidad que está sucediendo… Yo hago mis guardias de cirugía y yo opero, claro la actividad mínima, que son las urgencias y las emergencias; pero poniendo un poco aparte ese doctorado, ese curso de cirugía mínima invasiva, que es mi perfil.
Esta es una realidad que es muy difícil y que no es solo de un médico especialista en Medicina Interna o de un intensivista, esto es una enfermedad que nos compete a todos los médicos y así nos hemos ido insertando en el enfrentamiento como tal a la pandemia. Hoy tenemos oftalmólogos, estomatólogos, incluso a veces personal técnico al frente de tareas importantes.
En nuestro hospital hemos tenido lamentablemente tres muertes, tres trabajadores muy queridos y eso queda, deja una huella muy profunda, porque son las personas con las que trabajábamos y con las que quizás compartíamos el almuerzo o una estancia con un café y es muy doloroso pasar por esos lugares, comunes para todos, y que hoy ya esas personas no estén.
Cuando la pandemia comenzó, fue el momento del terror, de decirme: no puedo llevar esto a casa. Yo vivo con dos personas mayores, mi padre con 78 años, y con una historia de una insuficiencia mitral de moderada a severa, hipertenso; mi madre también de 70 años con comorbilidades, entonces uno se cuida mucho, al extremo, porque no quiere llevar la enfermedad a la casa; y una niña de seis años. Recientemente fuimos positivos los tres, exceptuando la niña, y eso es como que un miedo cumplido. Fueron horas muy difíciles, horas de mucha incertidumbre, porque siempre uno lleva lo que sabe de medicina, y, por supuesto, tiene un poco más de temor. Y, entonces, buscando los días, del séptimo al décimo día, que son los de más complicaciones, pero ya salimos del décimo… y siguiendo estrechamente los síntomas.
Afortunadamente y gracias a esa vacuna que con tanto esfuerzo los científicos cubanos pudieron lograr, en este caso fue Abdala, con sus tres dosis, yo creo que pudimos salir airosos de esto. Mis padres tuvieron síntomas leves de la enfermedad, y hoy están recuperados completamente, y yo básicamente fui asintomática, aunque es muy duro, porque uno vive con ese temor esos momentos, por salir de la enfermedad, no solo por ti, sino por tus padres, y fue muy reconfortante cuando salieron.
Es importante que nuestro pueblo sepa que todo el esfuerzo que se hace hoy para frenar esta pandemia, para atender a estos pacientes, tiene que ser de cierta forma apoyado con acciones del mismo pueblo. Es momento de quedarse en casa, de no favorecer un ambiente para la propagación del virus.
Nuestro hospital hoy está dividido, es un hospital mixto, está dividido en un hospital COVID, que atiende a pacientes sospechosos y positivos de COVID y además de eso, otros servicios, de carácter provincial. Es un hospital provincial, con todas las especialidades, único en Matanzas, y nos hemos visto obligados también a abrir estas nuevas salas y convertir salas de hospitalización, quizás de cirugía, de neurocirugía, compactar los servicios, para hacer espacios para camas de vigilancia de pacientes positivos. Es un nuevo reto, porque nuestro hospital nunca había tenido tantas camas destinadas a pacientes con COVID y hoy básicamente tenemos 11 salas. Más del 50% de las salas están destinadas a atención a pacientes con COVID, con una terapia nueva, diseñada para la atención a pacientes graves y críticos, ganando en camas, con todas las condiciones de ventilación, con los médicos especializados para atención a nuevos casos graves y, por supuesto, la realidad actual es muy compleja.
Hoy, ahora, estamos creando, un nuevo cuerpo de guardia, que ha sido un cuerpo de guardia de campaña, porque no es un cuerpo de guardia diseñado estructuralmente, son espacios que originalmente no se habían creado para eso y los estamos creando para poder dividir el flujo de pacientes, para que no existan entrecruzamientos y básicamente hacer de un hospital, dos hospitales, con dos flujos diferentes, con dos dinámicas de trabajo diferentes y por supuesto se complejiza un poco más la atención de los pacientes, como tal.
Nuestro hospital se enfrentó a una saturación de sus servicios, nunca habíamos tenido esa experiencia, nosotros estábamos acostumbrados quizás a trabajar con un cuerpo de guardia con muchos pacientes, con mucha presión asistencial; pero nunca habíamos tenido ese momento de tener pacientes en el pasillo, en vigilancia en pasillos y para nosotros fue muy impactante, porque no estamos adaptados a eso, y uno tiene que adaptarse a la realidad y brindar asistencia médica en el momento.
Hoy la realidad es un poco mejor, pero aún se siguen colapsando los servicios, aún se siguen colapsando los servicios de atención a pacientes graves. Ayer mismo estábamos buscando a las dos de la mañana dónde poner a dos pacientes graves que necesitaban apoyo ventilatorio y estábamos tratando de ubicarlos en una posición de ventilación y son momentos de mucho estrés, porque la vida literalmente de una persona está dependiendo de esto, de una gestión administrativa, de quizás buscar el espacio, el lugar, el ventilador. También porque se están asistiendo muchas personas enfermas de COVID en estos momentos… hoy más de la mitad de los pacientes hospitalizados en nuestro hospital son pacientes COVID y eso da una muestra de la relevancia o del protagonismo que tiene la enfermedad, aún con todas estas medidas de contención.
Yo sueño con el mar, con la playa, un sueño simple: la playa, mi hija, el mar, bañarnos, jugar, sueño mucho con eso, quiero, quiero hacer eso”.
Entrevista publicada el 17 de agosto en el perfil de Facebook Naturaleza Secreta