De una conversación entre los doctores espirituanos, residentes en Cirugía, Alexey Solenzal y Gioranys Marichal, surgió la idea de erigir un hospital de campaña desmontable. Los movió la posibilidad de aliviar las tensiones sanitarias por el impacto de la COVID-19 en cualquier rincón de Cuba y, 10 días después, sobre el césped del parque de Nela —una comunidad rural del municipio de Yaguajay, al norte de la provincia de Sancti Spíritus— quedó emplazado este hospital.
Una producción cooperada entre los jóvenes galenos —quienes además de la maqueta pusieron a disposición del empeño su propio taller de fundición—, trabajadores no estatales de la localidad y los miembros del grupo de creación Adria, adscrito a la Filial Provincial del Fondo de Bienes Culturales. Entre todos aunaron los recursos y materializaron el proyecto con un costo de producción por encima de los 810 mil pesos.
La obra sumó 120 perfiles artesanales de aluminio fundido y una cubierta total de 510 metros de polilona. Al final resultó un módulo básico de 132 metros cuadrados, distribuido en 16 cubículos y 32 camas fabricadas con los mismos materiales.
“Creamos una unidad que puede emplearse ante un evento sanitario adverso, pero también como un consultorio móvil, para realizar exámenes de tipo PCR y test rápido en una comunidad, en el proceso de vacunación o para aumentar la capacidad de admisión de una institución de salud”, explicó Alexey Solenzal.
El médico destacó, entre otras ventajas, la posibilidad de montarlo en cualquier lugar sin preparación previa del terreno, porque el piso también es del material sintético. Y aseguró que es fácil de higienizar con mangueras de agua, a la vez que soporta el cloro.
Eloy Iglesias Caraballo, coordinador de Adria, se refirió a la rapidez del proceso de producción. “Fueron solo cinco días, unas 120 horas. Lo hicimos pensando en su utilidad. Nos basábamos en la experiencia del grupo, que tiene el propósito de poner lo artístico en función de resolver los principales problemas de la nación, como lo hemos hecho en la confección de casas de cultivo”, dijo.
“La génesis del hospital se sustenta en el sentimiento de qué hacer por tu país cuando más te necesita. Además de nuestro trabajo como médico —señala Alexey— es otro aporte para contener esta pandemia. Quisiera que las personas entendieran que este virus es el enemigo más grande que tiene hoy toda la humanidad y la mejor forma de retribuirnos es contribuir a evitar el contagio, defender la soberanía de la patria desde la tranquilidad, cuidándonos y ayudándonos entre todos”, agregó.
La intención siempre fue donarlo, acuñan los entrevistados, “porque nos convocó el humanismo que caracteriza a muchos cubanos dispuestos a aportar un grano de arena para revertir la complejidad epidemiológica actual. Así se entendió entre todos los involucrados. Nadie obtuvo un beneficio económico por ese trabajo, ni los obreros cobraron nada. Pusimos nuestros recursos sin intención de privilegios, ni regionalismos”, afirmó Dairon Fernández, al frente del Taller Proyecto TCP Nela.
Roberto Ponce de León, director de la UEB Filial Provincial del Fondo de Bienes Culturales en Sancti Spíritus, por su parte, informó que el hospital se emplazó en Nela a modo de prueba, pero fue desmontado y está listo para ser entregado a las autoridades del país, responsables de valorar su uso y destinos próximos.