Como un hombre soñador, gentil, amable y respetuoso, dispuesto al intercambio sin fin, a la búsqueda y la indagación… apasionado investigador y ferviente luchador por soluciones para Cuba y la humanidad, califica a Fidel el Ingeniero Agrónomo, Fernando Funes Monzote, en su libro (digital) La Metáfora del Pozo, dedicado al proyecto agroecológico Finca Marta.
Fue el 12 de febrero de 2016, cuando este joven, empeñado como usufructuario en unas ocho hectáreas de la geografía de Caimito, en Artemisa, dialogó con el líder histórico de la Revolución, en su casa, acerca de cómo producir alimentos sanos al alcance de todos, basado en el trabajo y la ciencia en beneficio social.
“Durante el encuentro me hizo saber que Cuba precisa de más ingenieros viviendo en el campo, solucionando los problemas de la alimentación e investigando en la práctica, y no de tantos en labores burocráticas”, reseña a cinco años del encuentro, que se extendió a la propia finca el 2 de abril de 2016.
Fue la última vez que Fidel saliera de La Habana, nos dice el también Doctor en Producción Ecológica y Conservación de los Recursos, quien junto a su esposa Claudia, sus dos hijos y un grupo de aliados, algunos de la zona, tropezó con la dureza del campo, pero mucho más con sus bondades.
“Entre preguntas y explicaciones pasamos mucho tiempo, en total puedo decir que a Finca Marta Fidel le dedicó unas diez horas de conversación, pues al otro día de su visita, me volvió a invitar a su casa, pasadas las once y media de la noche».
“Estuvo siempre muy fascinado, identificado y motivado con el enfoque del proyecto, con la comunidad agraria sustentable, con mis aspiraciones, no solo de investigar acerca de la agricultura sostenible sino de vivirla en carne propia, y poner en práctica todos los aprendizajes ligados al medio ambiente».
En el libro La metáfora del pozo, Funes describe que en el recorrido por Finca Marta, Fidel “quiso conocer cada detalle del funcionamiento del sistema productivo y se interesó mucho por los recursos para incrementar la productividad”, al ver desde la casa todas las tierras ociosas e invadidas de aroma y marabú que pretendía transformar.
“A cinco años de aquellas horas de diálogos, la mayoría de los sueños, ya están en tierra firme. Hemos creado empleos, con un estricto respeto a la mujer, e involucramos a los vecinos en estas tierras en usufructo que llevamos con orgullo, como una vía justa de tenerlas hasta que podamos sacarle provecho».
“Si antes fue un sitio sin agua, en siete meses, y piedra a piedra, tras cavar un pozo, la encontramos, y reciclamos la lluvia en un aljibe; no había electricidad, y ya está en desarrollo a través de paneles solares, en un trabajo con la Universidad Tecnológica de La Habana, lograr capacidad y aportar al sistema eletroenergético nacional. Además, usamos diferentes fuentes de energía renovable: ideas de Fidel, materializadas acá».
“Producimos hortalizas, frutales y productos apícolas, estamos en el cuadrante H de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, y somos la primera persona natural usuario de este enclave, que nos da la capacidad, no solo de producir, beneficiar y comercializar las producciones, sino de comercializar cosechas de otros sistemas agrícolas».
“Desde Finca Marta asesoramos a otras, y las vinculamos al proyecto, sobre todo nos enfocamos en el territorio, para trabajar con otros usufructuarios, sus familias e integrarnos».
“Tenemos identificadas unas 60 fincas pequeñas, medianas y grandes y trabajamos con todas las formas de producción, desde un patio de una casa hasta una empresa, tal es el ejemplo de la Agropecuaria del municipio artemiseño San Cristóbal».
“Insistimos en el ciclo productivo desde el productor hasta el consumidor. Cómo engranar todo eso desde redes de producción, procesamiento, comercialización y consumo».
“Tenemos un plano arquitectónico de un Centro de beneficio, procesamiento, empaque y almacenamiento para entre 80 y 100 productos diferentes. Vendemos al sector turístico, hortalizas exóticas, y también al grupo Palco”, amplía.
Desde este sitio donde emerge el desarrollo, el líder de la Revolución cubana dejó constancia del valor de la ciencia y el trabajo del hombre en el surco, y ahora el ingeniero devenido campesino Fernando Funes, nos traslada una de las máximas del Comandante en Jefe, convertida en compromiso para él.
“Este es un modelo para extender en el país, pero tú debes estar aquí, eres más útil aquí, para que muchas personas vengan a verlo”, dijo Fidel en la última finca que visitara antes de partir a la inmortalidad unos siete meses después.