Por: Alberto Curbelo
El Che poeta es casi un desconocido. Pero, además de haber sido un ferviente lector del género, en diversas contingencias de su vida, se vio motivado a escribir poesía, incluso de amor, como los textos que le inspiró la santaclareña Aleida March, quien fuera su compañera en la vida (desde 1959 a 1967) y guerrillera de la Columna 8.
Tras conocer a Fidel en México y participar en los preparativos de la expedición del yate Granma, escribió su antológico poema Canto a Fidel, que Trabajadores comparte con sus lectores en ocasión del 95 aniversario del natalicio del Comandante en Jefe.
Canto a Fidel
Por Ernesto Che Guevara
Vámonos,
ardiente profeta de la aurora,
por recónditos senderos inalámbricos
a libertar el verde caimán que tanto amas.
Vámonos,
derrotando afrentas con la frente
plena de martianas estrellas insurrectas,
juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte.
Cuando suene el primer disparo y se despierte
en virginal asombro la manigua entera,
allí, a tu lado, serenos combatientes,
nos tendrás.
Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos
reforma agraria, justicia, pan, libertad,
allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla,
nos tendrás
El día que la fiera se lama el flanco herido
donde el dardo nacionalizador le dé,
allí, a tu lado, con el corazón altivo,
nos tendrás.
No pienses que puedan menguar nuestra entereza
las decoradas pulgas armadas de regalos;
pedimos un fusil, sus balas y una peña.
Nada más.
Y si en nuestro camino se interpone el hierro,
pedimos un sudario de cubanas lágrimas
para que se cubran los guerrilleros huesos
en el tránsito a la historia americana.
Nada más.