A la invidente Milagros Ponce de León Ponce de León la sorprendió la llegada de la doctora Erlina Pérez Escalante y la licenciada en Enfermería Anays Salina Carralero, guiadas por Alexis Escalante Suárez, el delegado de la circunscripción 77, del Consejo Popular 6, en la ciudad de Las Tunas.
Después de los saludos de rigor y las presentaciones, Milagro muestra en sus rodillas las secuelas de una caída que sufrió en las escaleras del edificio donde reside, “por una de esas escapaditas que a veces me daba hasta la casa de alguna vecina”, comenta con picardía.
Pero este 9 de agosto no tuvo que arriesgar nada y ya en su sangre corre el inmunólogo Abdala, la vacuna cubana de reconocida eficacia contra la Covid-19 que llevaron hasta su hogar esos dos ángeles de la vida del bien llamado Ejército de Batas Blancas fundado por el Comandante en Fidel Castro para proporcionar salud a todo el pueblo y sin distingos de ningún tipo.
Milagro nació el 4 de febrero del 1956 y dice en tono jocoso, así de alegre estaba, “me pusieron Milagro, porque yo me salvé de milagro”, pero el momento es de alegría y todos dejan, sin perder la memoria, a un lado las cosas malas que solían ocurrir antes del triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959.
Y entre bromas y elogios a su presión arterial (130 con 90), muy buena para su edad, transcurren los trámites de rigor atendidos por Erlina y Anays, quien con mucha delicadeza rompe la piel del brazo izquierdo de Milagro para inocular el fármaco salvador.
¿Por qué no es un milagro?
Ni su caso, ni los demás, son resultados de un milagro, porque este acto de justicia social es esencia de la Revolución que lo proclama y actúa en correspondencia para que nadie quede desamparado.
La doctora Erlina explica: “Ya hemos avanzado muchísimo con los postrados y hoy concluimos con estas personas vulnerables de contraer la enfermedad que no pueden ir por sí solas hasta el vacunatorio y para nosotros es muy aleccionador hacerlo, porque es muy importante que toda la población se inmunice”.
Alexis, el delegado, argumenta: “Tenemos 23 casos, entre postrados y otros vecinos que no han podido acudir al vacunatorio y hoy terminamos con la primera dosis en el universo a inmunizar en esta circunscripción y el programa se ha realizado de acuerdo con la organización que le dimos”.
Y pondera la actitud de sus electores: “Han respondido positivamente a la vacunación, porque saben la importancia que tiene para cada uno de nosotros, la familia y el país que libra esta batalla en condiciones económica muy difíciles como consecuencia del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por los Estados Unidos a Cuba”.
Al terreno con los mismos ímpetus…
Erlina y Anays trabajan en consultorios médicos diferentes, del Área de Salud Piti Fajardo, y se han constituido en magnífico equipo, y aunque ellas sienten el rigor de más de un año de intenso trabajo y grandes esfuerzos para contener el alza de los contagios, para nada esa situación mella sus ímpetus.
Las dos concuerdan en que es práctica habitual, un estilo enraizado andar por el barrio, consultando, atendiendo a necesitados..: “Estamos acostumbradas al trabajo de terreno. A veces pasamos más tiempo es esas labores que en la consulta”, aseguran.
Ambas están convencidas de las ventajas de este proceso, “inmunizar a todas las personas nos ayuda a erradicar los contagios de este virus letal”, confirman y consideran “un orgullo ir a casa de los prostrados, de quienes no pueden caminar por cualquier causa a brindarles nuestras atenciones. Eso lo hemos aprendido de la Revolución”.
No obstante, dan el pinchazo esperanzador y advierten que es preciso continuar respetando las medidas del protocolo de bioseguridad y enfatizan en la necesidad del uso del nasobuco, el distanciamiento físico, el lavado de las manos, reducir la movilidad de las personas y la desinfección de objetos de uso común, entre otras providencias que ayudarán a vencer más rápido a este invisible y letal enemigo.
Las beneficiadas
Milagro dio gracias a los presentes y a la Revolución por recordarla y llevarle esa esperanza hasta su casa y se comprometió a seguir cuidándose como parte de su contribución a la lucha por superar estos momentos tan crueles que viven Cuba y el mundo.
“Algo así solo se ve en Cuba, un país socialista que enfrenta las carencias económicas agudizadas por el bloqueo de los Estados Unidos y la pandemia y no olvida a ninguno de sus hijos. La vacunación es muy importante porque significa la vida ante una enfermedad tan terrible. Yo estoy muy orgullosa de vivir en este país.”
Con esas palabras Gloria González Pupo, otra de las beneficiadas de este humano gesto, despide a Erlina, Anays y Alexis, una comitiva que porta sentimientos y un arma que pueden darle un giro a las amenazas de hoy.