Ni con lágrimas en los ojos, Juanito dejaba de bromear, el primero de marzo del 2015, cuando un grupo de periodistas le entrevistábamos en el sepelio de Hilario Fernández Martínez, el penúltimo de Los Malagones, nos dijo que él se iba a morir un 30 de febrero.
Esa era la forma de Juan Quintín Paz Camacho, fundador de las Milicias Campesinas en Cuba enfrentar la vida, con humor; su deceso cierra un capítulo de la historia al arrebatarnos al único sobreviviente de aquella gesta, que marcó el inicio de la participación popular en la defensa de la Patria.
Vivió sus 83 años en el mismo sitio, donde hoy se erige la comunidad El Moncada, obra de la Revolución, nació en el seno de una familia acomodada, pero ello no le impidió acompañar el proceso de transformación social que vivió el país a partir de 1959.
Solía visitar el mausoleo que se levantó a los pies de la caverna Santo Tomás, donde descansan los restos de los otros 11 hombres que integraron aquella fuerza que quedó recogida en la historia como Los Malagones, en referencia al apellido de Leandro Rodríguez Malagón.
Era ese periplo diario una manera de rendirle tributo a sus compañeros de lucha, pero tampoco podía privarse de utilizarlo como motivo de broma y decía: “Vengo para ver la “casa” donde voy a estar más tiempo.” En alusión al nicho donde reposará la eternidad.
Aunque es difícil renunciar a la imagen del espigado miliciano, no dejó de usar el uniforme; recorriendo aquellos lares, presumiendo de sus encantos juveniles, narrando sus recuerdos, evocando con sencillez y picardía casi infantil, los hechos que le hicieron protagonista de una hombradía a la que no envolvió en grandilocuencias, ni vanidad. Porque la humildad del guajiro, del chófer de ómnibus, del hombre de familia, primó sobre el orgullo del combatiente.
Sin importar el tiempo que se acumulaba en su cuerpo, siempre ratificó que se podía contar con él, y seguiremos haciéndolo, la memoria de la nación no prescindirá de la bravura de sus hijos.
Vuelven a juntarse los 12 Malagones, a los pies de una montaña, desde ahí serán pilar del futuro, aunque este sea tan agreste y desafiante como los mogotes del valle de Viñales, su ejemplo seguirá morando en las serranías. Adiós, Juanito, te echaremos de menos…
Acerca del autor
Licenciada en Periodismo (1995 Universidad de Oriente). Trabajó como periodista en Tele Cristal (Holguín) hasta marzo del 2003, directora y guionista de televisión.
Periodista del semanario Guerrillero (Pinar del Río) desde mayo del 2003 hasta la actualidad, corresponsal del semanario Trabajadores en esa provincia desde septiembre del 2020.
Creadora audiovisual y cinematográfica independiente.