Descubrir a un mentiroso puede ser como encontrar las dos puntas de un espaguetis tras ser revuelto en la salsa y el queso rallado, pero hay ocasiones en que están a simple vista, como cuando escriben un comentario digital y aseguran saber algo porque están en Cuba.
Ante descomunales mentiras, hemos invitado a no continuar con esas prácticas porque no serán publicadas, pero suelen insistir, jurar y perjurar que están dentro de la isla caribeña y seguidamente esgrimen acusaciones de que los censuramos porque están diciendo la verdad.
Aunque dan deseos de perder la compostura, en algunas ocasiones en que disponemos de tiempo, les aseguramos saber que no están dentro del país porque así lo indica la dirección IP desde la cual están escribiendo sus supuestos comentarios desde Cuba.
En una de las ocasiones, en una escueta respuesta dijimos: su IP es tal, pero lejos de admitirlo, volvieron las acusaciones (Se omiten las amenazas):
…como siempre, los comunistas vigilan todo y están al tanto de la vida íntima de los ciudadanos…
Volvimos a responder, pero ya el mentiroso no dijo nada más:
Podemos saber su dirección IP porque el software que usamos está programado por empresas capitalistas que le implementaron la herramienta para conocer ese dato.
Examinemos los detalles: Cuando damos pruebas de saber que no escribían desde Cuba, pasaron inmediatamente a otra acusación, en este caso la del supuesto espionaje a la vida íntima de las personas; y cuando se les dice que no lo sabemos por una tecnología creada por ninguna entidad socialista, sino capitalista, responden con el silencio.
Si observamos cómo han sido las campañas de mentiras, veremos que este procedimiento es el común: lanzar una acusación tras otra sin pruebas ni argumentos, mentir y tergiversar, sobre todo en puntos no bien explicados o poco conocidos, y cuando están próximos a ser desenmascarados o son descubiertos, saltan hacia otro tema con el mismo método.
Ese procedimiento también es usado en asuntos tan serios como los que implican la vida de un pueblo. Veamos:
No desatan una guerra económica, comercial y financiera contra ningún país del mundo, como sí lo hacen contra un pequeño país como Cuba, contra el que aplican las recomendaciones redactadas el 6 de abril de 1960, por Lester DeWitt Mallory (1904-1994) entonces Vice Secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos.
Aquel memorándum secreto (desclasificado) del Departamento de Estado puede encontrarse en Office of the Historian y dice:
Las consideraciones sobresalientes respecto a la vida del actual Gobierno de Cuba son:
- La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (la estimación más baja que he visto es del 50 por ciento).
- No existe una oposición política efectiva.
- Fidel Castro y otros miembros del gobierno cubano apoyan o toleran la influencia comunista.
- La influencia comunista está impregnando el gobierno y el cuerpo político a un ritmo asombrosamente rápido.
- La oposición militante a Castro desde fuera de Cuba solo serviría a su causa y la comunista.
- El único medio previsible de alienar el apoyo interno es a través del desencanto y el descontento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas.
Si lo anterior se acepta o no se puede contrarrestar con éxito, se deduce que deben tomarse rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba. Si se adopta una política de este tipo, debería ser el resultado de una decisión positiva que suscitaría una línea de acción que, aunque tan hábil y discreta como sea posible, haga los mayores avances en negar dinero y suministros a Cuba, para disminuir los gastos monetarios y económicos, los salarios reales, para provocar hambre, desesperación y derrocamiento del gobierno.
A pesar de la claridad con que en el párrafo final se refieren a
debilitar la vida económica de Cuba.
Han mentido un y otra vez que la culpa de todas las carencias y dificultades son del gobierno cubano y del «autobloqueo», como si fuera insignificante que quien actúa para conseguir ese debilitamiento es el país más poderoso del planeta que mantiene un bloqueo económico, comercial y financiero intensificado precisamente durante la pandemia por otras 243 medidas.
En resumen: Hay argumentos suficientes para aplicar la frase “En boca del mentiroso, hasta lo cierto se hace dudoso”, pero dados los recursos y esmero con que las administraciones de EE.UU. emprenden las campañas de mentiras contra Cuba, hay que cuidarse hasta de que siembren dudas, pues también es otra de las herramientas contra la Revolución.
Lo mismo si alguien cree las mentiras o si logran hacer dudar, son consecuencias dañinas que debemos enfrentar y derrotar. Por algo, el llamado es a que cada acción debe ir acompañada de una contra respuesta de la mano de la verdad.
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Acerca del autor
Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.