Al evaluar el enfrentamiento a la COVID-19 en la provincia de Pinar del Río, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República de Cuba, lo calificó de inestable.
Sin embargo, algunos piensan “que no estamos tan mal como Matanzas”, un triste aliciente para quienes no quieren ver la realidad. De enero a marzo se triplicó el número de casos positivos, en abril hubo un ligero descenso, mayo y junio trajeron otro aumento de enfermos, y en julio continúa la tendencia.
Más allá del incremento y una tasa de incidencia superior a 300 por cada 100 mil habitantes, urge que reconozcamos qué estamos haciendo mal, y subsanar esos errores.
Por su insuficiente aporte desde las áreas de salud para detener el virus, en Vueltabajo la Atención Primaria tiene todavía una deuda. Tras 16 meses de lidia con la pandemia allí hay que reiterar la necesidad de profundizar en las pesquisas.
Es menester que estas se realicen con la calidad y frecuencia requeridas, así como hacer un manejo intencionado de las estadísticas y la información, pues tener en una cuadra a contactos de positivos debe ser suficiente para despertar las alarmas, concentrar los esfuerzos en detectar presencia de síntomas entre los residentes y fortalecer la vigilancia hacia los vulnerables de la demarcación.
En el territorio varios de los eventos han sido institucionales, de estos actualmente hay tres abiertos, lo que confirma las debilidades existentes en la implementación de los protocolos sanitarios, y cuánto queda por hacer a las administraciones, organizaciones sindicales y estructuras de base de organizaciones políticas en aras de que se cumpla lo requerido.
A la par es preciso velar, desde los organismos reguladores y supervisores, por el cumplimiento de las medidas que se adoptan en el grupo temporal de trabajo, porque reducir horarios de servicios no será suficiente; hay que limitar la movilidad. Una máxima debe ser menos personas en la calle.
Aún no se explotan todas las potencialidades del trabajo a distancia, ni se logra que nuestros niños permanezcan dentro de casa. Las colas y revendedores son males por extirpar y si las primeras son inevitables ante la insuficiente oferta, los segundos son un nefasto apéndice del que nos hará mucho bien prescindir.
También hay deficiencias en el funcionamiento de centros de aislamiento y en distintos escenarios.
El enfrentamiento a la COVID-19 es intersectorial y cada quien debe hacer lo que le compete desde su rol social e individual, de ahí que el sacrificio, entrega y abnegación de unos no se pierda con la indisciplina de otros. Este pueblo ha afrontado grandes desafíos y sabemos cómo crecernos ante la adversidad. Es tiempo de que entendamos la magnitud de la situación imperante, y obremos en consecuencia.
Acerca del autor
Licenciada en Periodismo (1995 Universidad de Oriente). Trabajó como periodista en Tele Cristal (Holguín) hasta marzo del 2003, directora y guionista de televisión.
Periodista del semanario Guerrillero (Pinar del Río) desde mayo del 2003 hasta la actualidad, corresponsal del semanario Trabajadores en esa provincia desde septiembre del 2020.
Creadora audiovisual y cinematográfica independiente.