Los esfuerzos por lograr una cera refinada lo más cercano posible a los requisitos de calidad exigidos por la Industria Farmacéutica Cubana -su principal cliente-, comienzan a dar frutos en la planta ubicada en áreas aledañas al central Majibacoa, única en Cuba que asume este tipo de producción.
Así lo reconoció Raidel Matos Santiesteban, director de la referida entidad, quien definió el proceso de ajuste de los parámetros tecnológicos en marcha, como determinante para obtener y suministrar al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) de BioCubaFarma, una cera refinada con más del 25 por ciento de alcoholes totales, necesario para obtener el producto final con buena calidad.
Con esas características ya se han producido más de cinco toneladas de dicho surtido, devenido materia prima básica para la elaboración de productos farmacéuticos, como el PPG o el policosanol cubano.
Desde que fue reactivada en diciembre del 2016, hasta hoy, la entidad consume cera cruda con más de 25 años de almacenamiento, lo que conspira contra la eficiencia, la calidad y el ritmo productivo.
Esa situación podría cambiar en un futuro cercano, pues actualmente se agiliza el proceso de rehabilitación de la antigua planta de cera crudo –contigua a la otra-, lo que permitirá el empleo de una materia prima fresca y, por consiguiente, lograr un producto refinado más apropiado para la elaboración de medicamentos.
En estos momentos y en correspondencia con las indicaciones del país, de ir a una fase superior en la diversificación de la producción, en la planta del central Majibacoa se dan los primeros pasos en la elaboración de betún para el calzado y velas, al tiempo que coordinan acciones con la Universidad de Las Tunas para una posible fabricación de resina y aceite como base de lubricantes, a partir de los subproductos de la cera refinada, indicó Matos Santiesteban.
(Tomado de Periódico 26)