Durante los años de matrimonio que llevan los camagüeyanos Raida y Abel la tierra les ha servido de complemento. Desde que unieron sus vidas, entre las primeras cosas que hicieron estuvo la de llenar el patio de plantas, tanto frutales como medicinales. Y hoy, con una niña de cinco años, aún continúan distribuyendo el tiempo entre la vida familiar y el patio.
Pero Raida y Abel son, además, uno de los tantos buenos ejemplos de la utilidad de los Patios de Referencia en el aporte al autoabastecimiento territorial que se potencia en el Consejo Popular Brasil, en el camagüeyano municipio de Esmeralda.
Más que una idea, un proyecto abarcador
Desde que las máximas autoridades políticas del país hablaron sobre la necesidad de sembrar alimentos, de lograr autoabastecernos y de ser eficientes, Milagros Meneses Rabí, delegada de la circunscripción 39 del citado Consejo Popular, supo que no podía ser tarea de unos pocos, sino de todos.
Por ello desde hace varios meses unieron esfuerzos los Comités de Defensa Revolucionarios y la Federación de Mujeres Cubanas en la localidad, para motivar en cada habitante hacia ese gran propósito.
«Si cada cual siembra al menos una planta, explica Milagros, contribuye a mejorar su alimentación, y luego la de otros. Por eso el llamado es a que todo el que pueda se nos una; para ello hemos diseñado un movimiento emulativo que busca inspirar a otros».
La cosecha
Bien temprano en las mañana Raida y su pequeña recogen ajíes, ciruelas, tomates. Luego riegan los limones y las matas de granada que con celo cuidan.
Cuando Abel retorna de trabajar la tierra en su finca Los mangos, guataquea un poco en el patio, recoge lo que ellas no pudieron y atiende a los puerquitos que están criando.
Es que para él la tierra nunca ha sido algo trabajoso, sino lo que más lo gratifica. «Con las producciones de plátanos de mi finca, cuenta, aporto a la alimentación de los niños en las escuelas y hogares de ancianos del municipio. Y con las del patio nos alimentamos en casa».
De eso vive orgullosa Raida, pues, como asegura, «desde que lo organizamos yo no compro sazón para las comidas. Aquí tengo ajíes, orégano, cilantro y otras plantas que me ayudan en la cocina».
Por esa tranquilidad que les da mirar hacia el patio y saberse seguros, Raida y Abel apuestan por la siembra de alimento en cada pedazo de tierra.