Día del Trabajador Tabacalero: Torcedora que no fue… lectora que es (+Video)

Hace 24 años Odalys tuvo una experiencia úni­ca. Ella y otros dos pretendientes disputaban el mismo puesto laboral. El tribunal evaluador, quien tenía que dar el Sí o el No, le pareció in­menso; y en verdad lo era, pues estaba integrado por todos los trabajadores del centro, que eran cientos. Finalmente, tras muchos días de prue­bas, el repicar de las chavetas indicó que ella era la ganadora: Odalys Lara Reyes es la lecto­ra de más de 640 oyentes: los trabajadores de la mundialmente famosa tabaquería La Corona.

 

 

Es que al tabaquero tiene que gustarle la dinámica del lector, su modo de decir. “Ellos fueron, y son, los que deciden”, me asegura.

Desde entonces cada día, en tres momen­tos diferentes, con la cadencia exclusiva que le exige su auditorio, con el tempo que prefieren sus tabaqueros, se empeña en llevarles los ve­ricuetos de una novela famosa escogida por los propios trabajadores, la información precisa de lo que sucedió la víspera en el país o el con­sejo para la familia, asuntos que aparecen en la prensa digital, el discurso de los principales dirigentes y también el estado de la producción del día anterior, entre otros temas.

La imagino recreándoles el sentir de Jean Valjean, el de Los Miserables, de Víctor Hugo, o el de Mario Conde, en los Vientos de Cuares­ma, de Leonardo Padura. “Pero sin impostar. No me gusta ponerle voz a cada personaje, sino que solo sepan si es una mujer o un hombre el que habla, o niño o niña. Solo trato de particu­larizar a cada uno”. Y creo entenderla. “No me siento cómoda cambiando las voces, incluso me parece que no tengo esa cualidad. El tabaquero prefiere que la lectura sea despacio. Además, me habituaron a estar totalmente informada y por eso acostumbro a oír Radio Reloj desde que me levanto”.

Su primer turno de lectura comienza a las 8:15 a. m. y concluye media hora des­pués. Luego vuelve al micrófono a las diez de la mañana y a la una y treinta de la tarde. “Pero es mucho el trajín diario para un lector de tabaquería, más porque también integro el buró sindical, y me ocupo de los actos de este centro y de otros de nuestro sector”, dice.

Más que todo, Odalys es una comunicadora. Es la persona a quien sus tabaqueros llaman para disímiles cosas. “Incluso para pedirme ayuda al redactar una carta personal o para un trabajo práctico de los hijos. Todo eso crea una interacción muy cercana, como en una gran fa­milia.

“Pero a decir verdad, ellos también me aportan mucho. Y como mejor me siento es cuando los veo interesados en mi lectura. Por eso me satisface tanto cada vez que al bajar de la tribuna alguno me pide que le amplíe el tema que acabo de leerles”.

 

De casta le viene al galgo

Con el tiempo, Odalys se ha convertido en gran conocedora del arte del torcido del tabaco y de otras labores de esta industria mágica, única y subyugante, verdadero patrimonio cubano.

Por eso hoy puede hablar con propiedad de diferentes marcas de tabaco que han hecho grande a nuestro país. Ya sea Cohíba o Romeo y Julieta. “Somos Casa Matriz de Hoyos de Mon­terrey, San Cristóbal de La Habana, Cuaba y Larrañaga”, refiere feliz.

Aunque ciertamente era novata en los ava­tares del tabaco, al comenzar en La Corona, Odalys no era ninguna improvisada en asuntos de locución, pues fue locutora de Radio Ciudad Bandera, emisora de Cárdenas y conductora de programas en Radio Enciclopedia.

“¿Lo que más me gusta? Me hubiera gus­tado ser tabaquera. Pero ya no soy tan joven y los cursos son para menores de 35 años. Las cualidades que hacen grande este oficio se aprenden en la juventud. En específico hu­biera querido ser torcedora, incluso anilla­dora o escogedora. También me gusta mucho el control de la calidad, que aquí tiene que ser muy exigente”.

Concluimos la entrevista y ella queda en­tre la ingeniosidad de sus torcedores y la impa­ciencia por lo que va a leer en su próximo turno, entre la fragancia del habano y la necesidad de guardar como tesoro grande y preciado la cam­panita con que reclama atención a su auditorio y que le han dicho perteneció a Lázaro Peña, el Capitán de la Clase Obrera Cubana, quien en sus inicios también se desempeñó como lector de tabaquería.

 

Más sobre la celebración del Día del trabajador tabacalero en Cuba

 

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El tiempo en complicidad con la frescura y humedad de las casas de cura, hace el milagro cromático de convertir el verde intenso, que roba la hoja de la tierra en un amarillo mostaza, donde despuntan matices rojizos; alborada que anuncia el tránsito hacia el carmelita lustroso, cautivador a una primera mirada de los consumidores de los Habanos supremos, hechos con el tabaco cultivado en Pinar del Río.

Un producto que lleva en sí los aromas inconfundibles de la campiña, la sensualidad de la veguera y un toque seductor perceptible al contacto con la hoja, olor y sabor que hacen a Vueltabajo única en el mundo. (Más)

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El aroma, sabor y fortaleza que caracterizan cada marca de puros cubanos son detalles cuidados “al dedillo” en la Fábrica de Tabacos Torcidos José González Trecha de la localidad de Guayos, lo que convierte a la entidad en referencia en la manufactura de ese rublo exportable en Sancti Spíritus.

El colectivo, que mereció la condición de Distinguido Nacional y la sede de la actividad central por el Día del Trabajador Tabacalero en la provincia espirituana, cumple los compromisos exportables en un 124 por ciento lo que acuña la calidad de los habanos elaborados en la fábrica guayense. (Más)

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