No quedarse quieta y estar constantemente haciendo algo, dice Nélsida Ocaña Aliaga que lo aprendió de su madre. Para esta granmense aplatanada en el Consejo Popular Brasil, del municipio camagüeyano Esmeralda, levantarse temprano, ponerse a cocinar, o a lavar, o a sembrar alguna planta en el patio o ir a trabajar es la felicidad misma.
Por eso cuando tuvo que quedarse en casa, al resultar excedente en la unidad gastronómica en la que laboraba como cocinera, comenzó a buscar opciones rápidamente; porque jubilarse con 56 años tampoco era una posibilidad para ella.
Fue así que cuando escuchó a la delegada de su circunscripción hablando de un proyecto de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para apoyar el trabajo desde casa a través de lavanderías, de inmediato manifestó su interés.
Y es que por su experiencia, en el poblado de Brasil a la gente le gusta que le laven la ropa. “Aquí, añade, como estamos cerca de Cayo Cruz y están construyendo hoteles hay muchos trabajadores albergados y algunos no saben o no pueden lavar”.
El proyecto Espumás
El proyecto Espumás es liderado por la Empresa Industrial de Equipos y Servicios Asociados (EISA) de conjunto con la FMC y desde hace un año busca instalar una red de lavatines con servicio de lavado y centrifugado, operada por trabajadoras por cuenta propia, por todo el país.
Según detalló Hosanna Soca del Valle, especialista en organización y control de la EISA, para la ejecución del proyecto se arriendan las lavadoras, por un valor mensual de 750 pesos y se le entrega trimestralmente el detergente líquido necesario, por mil 80. Los precios, como apuntó, responden a la oferta y la demanda.
Actualmente en el país, como añadió la especialista, unas 76 federadas se han incorporado a esta variante de empleo y Camagüey, uno de los primeros territorios en acoger la idea, ya cuenta con cinco féminas ejerciendo el oficio.
“Este proyecto quiere ayudar al empoderamiento y desarrollo económico de la mujer cubana y surgió ante un reclamo de las féminas, ya que muchas no pueden trabajar en la calle. Para ello la empresa establece un contrato por un año, el cual se prorroga, pero si por alguna razón no pueden seguir ejerciendo el oficio o deciden dejarlo este se cierra sin ningún problema”
Así señaló Soca del Valle, quien expresó que EISA además, apoya a las mujeres que se insertan en esta opción con la reparación y el cambio del equipo de ser necesario.
La oportunidad de crecer
Nélsida apenas comienza en sus labores de lavandera, pero los 726 habitantes de la circunscripción 44 ya conocen de la opción. En eso precisamente radica el éxito del negocio, según explicó Yodelkis Fajardo Orihuela, secretaria general de la FMC en Camagüey.
Como precisó la representante de la organización femenina a raíz de la experiencia de las dos primeras federadas agramontinas insertadas en este proyecto, los resultados han sido muy positivos, pero gracias a la divulgación. “Hay que lograr que las personas lo conozcan, apuntó, y, aunque sea oferta y demanda, establecer precios y divulgarlos para que todos lo sepan.
“El otro elemento para que sea exitoso radica en la calidad del servicio y en cómo se oferte: entregar la ropa doblada, que se vea el cuidado y que el cliente sepa que se lava de manera individual”.
Como explicó Fajardo Orihuela el proyecto pretende ampliarse y fomentar la creación de pequeños negocios, donde además de lavar, se planche y cosa la ropa.
Nélsida asegura que le encanta trabajar “y estar haciendo algo. Ahora mientras lavo aquí, puedo atender mejor las siembras de plátano, yuca, boniato y plantas medicinales que tengo en el patio. Pero lo mejor de esta opción es que tendré una garantía económica sin salir de casa y, de paso, podré ayudar a muchas personas de la comunidad”.