Cuando Cuba exhibe una adversa situación sanitaria a causa de la COVID-19, Isla de la Juventud hace más de 15 días no reporta nuevos casos positivos por coronavirus SARS-CoV-2, causante de la pandemia.
El municipio especial logró el control epidemiológico del virus durante el rebrote en poco más de cuatro meses, gracias a la acción mancomunada de los actores comunitarios en el cumplimiento del plan de procedimientos -elaborado por el grupo temporal nacional- para enfrentar a la letal enfermedad.
Israel Velázquez Batista, director municipal de Salud Pública, dijo a la Agencia Cubana de Noticias que desde el 23 de noviembre de 2020 se comenzó a pesquisar a la población para adelantarse a la posible cadena de contagios, a partir de la detección de sospechosos y personas con síntomas sugestivos a la COVID-19.
La creación de las condiciones para el aislamiento de enfermos, sospechosos y contactos directos fue uno de los aciertos del Consejo de Defensa Municipal, sobre todo porque este territorio llegó a registrar una de las más altas tasas de incidencia de la enfermedad por cada cien mil habitantes, significó el galeno.
Agregó que a tenor de esa realidad desfavorable se movió el pensamiento epidemiológico, para -con la debida aprobación del Ministerio de Salud Pública- abordar cada control de foco y de manera sostenida bajar el índice de infestación hasta contabilizar hoy 19 días sin nuevos casos positivos por SARS-CoV-2.
Asimismo, adelantamos el tratamiento a sospechosos y contactos al considerarlos positivos, y cuando algunos resultaron positivos ya tenían el procedimiento aplicado, por eso cumplieron estadía mínima de cinco días en los centros sanitarios, decisión que coadyuvó a mantener una disponibilidad de camas para los pacientes contagiados, explicó.
Precisó que ese proceder evitó el incremento de pacientes graves (tres) o críticos (dos), se lamentó el fallecimiento de dos pacientes, uno en la primera etapa de la pandemia y otro en el rebrote, por tanto, la letalidad es de 0,4 de los 517 casos positivos reportados desde el 4 de abril de 2020.
El pico máximo de infectados fue 102, cifra alta para un territorio con poco más de 83 mil habitantes, situación que tensó las fuerzas ante la posibilidad de una rápida transmisión del virus, recordó.
Ponderó la apertura reciente del laboratorio de biología molecular, el número 27 de la red de esos centros de diagnóstico para el enfrentamiento a la COVID-19 en Cuba, cuya contribución fundamental en las actuales circunstancias es la agilidad en los resultados, aunque la tecnología instalada posibilita la prescripción de otras patologías.
Para Isla de la Juventud el control actual de las fronteras aérea y marítima es una fortaleza para evitar la propagación de la pandemia, precisamente por esas vías entró la enfermedad al territorio, que unido a la baja percepción del riesgo y las indisciplinas propiciaron cadenas de contagio del nuevo coronavirus, expuso.
Precisó que la cepa que circuló en el municipio especial en las dos etapas fue la europea, aunque en el país hay presencia además de la brasileña, la californiana y la sudafricana (3.3 veces más contagiosa y 3.3 veces lleva a la persona a la gravedad y al estado crítico), cuya coexistencia complejiza el enfrentamiento.
Es importante en el actual escenario la calidad de las pesquisas y el empoderamiento de las personas en salud (modelo basado en la participación del ciudadano a la hora de tomar decisiones y en el autocuidado) para ante cualquier sintomatología acuda inmediatamente al sistema de salud, apuntó.
Destacó el papel de la familia en el cuidado de sus menores, motivo por el cual en abril no se reportó casos en edad pediátrica.
Debido al actual escenario epidemiológico en la segunda ínsula cubana y el funcionamiento del laboratorio de biología molecular, el diagnóstico se dirige a los grupos vulnerables: mayores de 60 años, personas con enfermedades crónicas no transmisibles y a la vigilancia en fronteras, acotó la autoridad sanitaria. (Tomado de ACN)