Si bien en medio de la compleja situación epidemiológica el Ministerio de Educación actualiza sus planes y programas, asegurar el término feliz del periodo lectivo desde casa y sin las actividades habituales impone al sector retos imperecederos.
Luego de 22 años de experiencia como profesora de Español Literatura y 17 en la preparación de estudiantes de duodécimo grado para la universidad, Estrella Padilla Frómeta confiesa a Trabajadores que hoy su labor es «más rica casa a casa».
«Para cualquier docente de estudiantes de duodécimo grado la responsabilidad y el compromiso con ese bachiller que graduarás es un desvelo. En el contexto de la pandemia hemos tenido no solo que adoptar nuevas líneas y metodologías al quehacer habitual, también visitar con mayor asiduidad a nuestros alumnos, en aras de prepararlos para ese momento crucial en sus vidas que es la educación superior.
«Aquí en Jamaica, Consejo Popular del municipio de Manuel Tames en Guantánamo, el preuniversitario Américo César Desliz que es donde trabajo posee alumnos de muchas localidades circundantes, intrincadas e intramontanas como Palmar, La Güira, El Cigual, San Vicente, Argeo Martínez, Honduras… y tenemos que ir hasta allá y asesorar su óptima preparación.
«Cuando el territorio pasó a la fase de transmisión autóctona limitada ya teníamos un minucioso diagnóstico y caracterización de cada uno de los estudiantes, lo cual nos permitió diferenciar las actividades en las asignaturas priorizadas, o sea, Matemáticas, Español Literatura e Historia.
«Aparejado a ello está el trabajo sistemático como auxiliadores de las teleclases, con la revisión de ejercicios orientados, el empleo eficiente de los periolibros y temarios que se utilizan para la preparación en las pruebas de ingreso, así como los seminarios y tareas integradoras del resto de las asignaturas.
«El claustro completo atiende y visita a nuestros estudiantes semanalmente sin importar la comunidad donde se encuentren. Cada profesor confecciona su propia guía de ejercicios para trabajar en las principales dificultades de los estudiantes y responder las dudas de las familias.
«Sin embargo, creo que lo más importante dentro de las tareas que hemos realizado durante esta etapa es intercambiar, conversar con estudiantes y sus familiares que son víctimas de la incertidumbre, depresión, estrés, apatía, irritabilidad y agotamiento emocional, todos consecuencia de una prolongada etapa de aislamiento social.
«En ese sentido también el acompañamiento de los familiares ha contribuido mucho al éxito del curso en medio de la pandemia y a la consolidación de los contenidos por los estudiantes, aunque los maestros hemos estado cerca porque sabemos que es nuestro deber y no todas las familias están preparadas para asumir estos desafíos».
El preuniversitario Américo César Desliz, de Guantánamo, tiene una matrícula de 64 estudiantes en duodécimo grado, 38 comprometidos a realizar los exámenes de ingreso y 25 incorporados al colegio pedagógico, para optar por carreras asociadas a ese perfil.