Ana Ibis Jiménez Hernández, quien se desempeña como asesora legal en la Unidad Empresarial de Base de la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (ENCOMED) en Sancti Spíritus (ENCOMED), forma parte de los 300 espirituanos que participan como voluntarios en el estudio de intervención controlada de la Fase III del ensayo clínico del candidato vacunal Abdala.
Como “Brazos que son fuertes murallas”, catalogó José Martí, en su obra literaria Abdala, a quienes defendía a la Patria. También ella puso su hombro como firme muralla, esta vez con la posibilidad de contribuir a liberar a la nación del impacto de la COVID-19.
“Ha sido un privilegio formar parte de este estudio, resultado del gran esfuerzo de los investigadores y tecnólogos de nuestro país. Este candidato vacunal, fue desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y los Laboratorios AICA, que pertenecen al sistema BioCubaFarma, del cual es parte la entidad en la que trabajo.
“Inicialmente nos llenaron una historia clínica, donde referimos datos generales de nuestra salud. Soy una paciente sana. Previo a la vacunación estuvimos sujetos a varios exámenes: de sangre, temperatura, presión arterial.
“Luego, los especialistas explicaron cómo debemos comportarnos posterior a la inyección. Se nos recomendó continuar con todas las medidas de bioseguridad establecidas, el uso del nasobuco y el distanciamiento. Además, recibimos información relacionada con el resto del protocolo de inmunización que consiste en otras 2 dosis”, refirió la entrevistada”.
¿Cómo se sintió al formar parte de un estudio con un producto en fase de pruebas?
“Siempre me sentí muy confiada y segura. Confío mucho en la profesionalidad del personal de la salud, de los científicos, de los tecnólogos cubanos. En el vacunatorio, ubicado en la Universidad de Ciencia Médicas, están creadas las condiciones para garantizar la seguridad del proceso, no sólo por la higiene y el apego a las medidas de bioseguridad, sino por la profesionalidad del personal especializado que allí labora.
“Como estamos sujetos a estudios, nos entregaron una tarjeta donde debemos reflejar todas las incidencias que tengamos durante el proceso. Posteriormente, seremos examinados nuevamente para ver el estado de inmunidad. Ninguno de mis compañeros ha tenido ninguna reacción adversa. En mi caso sólo me dolió un poco el brazo, similar a las vacunas escolares”, aseguró Ana Ibis.