Cuando Alicia Alonso bailaba, por ejemplo, Carmen era evidentísima la huella de España. Y esa huella está presente en muchas coreografías del Ballet Nacional de Cuba. Y en las de otras compañías de danza y agrupaciones que honran aquí la gran tradición cultural de la península.
Por ese acervo compartido, por ese diálogo ininterrumpido entre dos patrimonios que se enriquecen mutuamente, se creó en 1989 el Festival La Huella de España, que llega a su edición 29 en un contexto muy complejo, marcado por el impacto de la pandemia de COVID-19.
Tradicionalmente el festival se dedica a una región española, pero este año se rendirá especial homenaje a su principal impulsora, Alicia Alonso. Con la dirección artística del maestro Alberto Méndez, La Huella de España es un espacio de confluencias: todas las artes en una cita que reúne a destacados creadores de dos orillas del Atlántico.
En el programa, que se ofrecerá en plataformas de internet y de la Televisión Cubana, están incluidas presentaciones de la compañía anfitriona, el Ballet Nacional de Cuba, a las que se sumarán materiales de agrupaciones y solistas de España y Cuba: la Compañía de Antonio Gades, Lizt Alfonso Dance Cuba, ECOS, Habana Compás Dance, y las cantantes Ivette Cepeda, Johana Simón y Tina Gutiérrez. También habrá conversatorios y conferencias impartidas por reconocidos especialistas, como los doctores Pedro Simón y Miguel Cabrera, quienes presentarán audiovisuales de extraordinario valor histórico.
Hasta el próximo domingo se festejará en Cuba La Huella de España. Pero esa, en todo caso, es una celebración permanente, porque la cultura española es inspiración e impulso cotidianos en el entramado artístico y literario de la nación.