En una carrera desesperada por recuperar terrenos perdidos a nivel global y como parte de la contienda geopolítica que protagoniza en medio de la pandemia de la COVID-19, EE. UU. organiza una eventual nueva ola neocolonial en África, región a la que siempre ha despreciado, pero en la que se ha propuesto acrecentar su influencia ante los augurios de expertos de que puede convertirse en el continente del futuro.
La acción imperial en preparación, vendida como pacífica y muy atractiva para empresarios y no pocos políticos, busca un mayor control de las reservas de petróleo y gas de las naciones de la región, sin embargo empobrecidas históricamente como consecuencia del saqueo de sus vastos recursos naturales por parte de sus antiguas metrópolis, y posteriormente por las potencias occidentales.
El petróleo y sus derivados no han dejado de ser principales blancos para el enriquecimiento y dominio mundial de Washington, y motivos bien conocidos de sus más recientes guerras de rapiña y agresiones contra numerosos países.
La nueva ola neocolonial, en tiempos de pandemia, está enmascarada en el llamado foro US Africa Energy 2021, organizado por Africa Oil & Power en asociación con el Comité EE. UU.-África de la Cámara Africana de Energía, y su propósito es “promover la alineación” entre las políticas de la Casa Blanca y los actuales gobiernos del denominado continente negro.
La cita cumbre del evento está prevista a celebrarse cara a cara en Houston, en octubre venidero, con una gran cena incluida, y será antecedida por una reunión en julio próximo en Washington.
Entre sus objetivos, figuran “crear una cooperación más profunda en la política energética”, y reposicionar al norteño país americano como socio fundamental de elección para el desarrollo de esa hoy disputada área geográfica.
Según sus convocantes, el encuentro tendrá como tema central Nuevos horizontes para EE. UU. en el sector energético en África, y explorará diversas oportunidades de inversión extranjera y exportación, incluido el gas natural como combustible vital para la transición, almacenamiento de energía, además de minerales para baterías.
Acorde con los mismos patrocinadores, la “iniciativa” llega en un momento importante en las relaciones de Washington con las naciones africanas, que el actual inquilino de la Casa Blanca, el presidente Joe Biden, tiene intención de “construir de manera proactiva”.
Por supuesto que sus organizadores obvian la verdad que se esconde en el referido foro: continuar expoliando y dominar al que está llamado a ser el continente del futuro, y en el que EE. UU. libra una contienda geopolítica frente a grandes y emergentes potencias como China, Rusia, India y Turquía, entre otras.
A juicio de analistas, pruebas de su plan neocolonial son las visitas que militares de alto rango del ejército estadounidense están realizando a varios países africanos, a pesar de la COVID-19, en busca de un mayor acercamiento hacia sus autoridades, y de incrementar su presencia castrense a través de “acuerdos de cooperación”.