El 14 de abril de 2002, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías retornaba a Miraflores, reasumía la presidencia de su país, que el golpismo derechista patrocinado por Washington le había arrebatado por la fuerza apenas 72 horas antes, haciendo creer al mundo que había renunciado. Militares dignos de la estirpe de Bolívar, defensores de la Patria y la Constitución, y el pueblo venezolano todo, lo rescataron de las manos de la ignominia para sembrarlo por siempre en aquel Palacio del cual –según sus propias palabras– no saldría jamás.
Más que en paredes y monumentos, más que en consignas y carteles, Chávez vuelve a Miraflores cada día, le habla al pueblo desde su balcón, camina por las calles de Caracas, recorre llanuras, bosques, cerros, conversa con la gente y se renueva su espíritu en la heroica resistencia de quienes no se cansan de luchar, de defender el camino escogido y de rescatarlo a él todas las veces que sea necesario, para que siga viviendo en el Corazón de millones.