El 12 de abril de 1961 la URSS envió al cosmonauta ruso Yuri Gagarin al espacio, a bordo de la nave Vostok-1, quien se convirtió en el primer ser humano en salir de la Tierra.
El viaje duró menos de dos horas y consistió en dar una vuelta al planeta y realizar una serie de experimentos como comer, beber y escribir en la nave.
El astrónomo uruguayo Gonzalo Tancredi, presidente de la División F de la Unión Astronómica Internacional, destaca la importancia de este hito en la historia de la cosmonáutica, que consistió en una órbita completa alrededor de la Tierra que duró 108 minutos.
«Todas las etapas de la misión eran riesgosas porque, primero, el lanzamiento de un cohete de gran potencia —y más en esa época— significaba una posibilidad de fallos. Y luego estaba la estancia en órbita, al ser la primera vez que el hombre salía de la atmósfera de la Tierra.
Se desconocían fenómenos como la radiación que podía recibir y las condiciones de gravedad cero», explicó.
Gagarin nuevamente en el espacio
La nave tripulada rusa Soyuz MS-18, bautizada como Y.A. Gagarin, se acopló el 8 de abril último y con éxito a la Estación Espacial Internacional (EEI) en una misión dedicada al 60 aniversario del primer vuelo de un hombre al espacio.
Según la transmisión en directo de la maniobra por parte de la agencia espacial rusa, Roscosmos, la Soyuz MS-18, se enganchó en régimen automático a las 11.08 GMT, la hora prevista, a uno de los puertos del módulo Rassvet, que forma parte del segmento ruso de la EEI.
La nave, con tres tripulantes a bordo -cosmonautas rusos Oleg Novitski y Piotr Dubrov y el astronauta de NASA Mark Vande Hei-, llegó a la plataforma casi tres horas y media después de su lanzamiento desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) y de completar dos vueltas a la Tierra.
Los tripulantes de la Soyuz MS-18 fueron recibidos por los miembros de la misión 64: la astronauta de la NASA Kate Rubins, que llegó a la EEI en octubre pasado junto los cosmonautas Serguéi Rízhikov y Serguéi Kud-Sverchkov.
También les dieron la bienvenida los tripulantes de la SpaceX Crew Dragon «Resilience», los astronautas estadounidenses Michael Hopkins, Victor Glover y Shannon.
El cosmonauta de la sonrisa luminosa
Dotado de una simpatía arrolladora y poseedor de una sonrisa «luminosa», Gagarin superó las exigentes pruebas físicas para convertirse en cosmonauta y demostró sus dotes para dominar las complejidades de un vuelo orbital.
Según su hija, Elena Gagarina, durante la Segunda Guerra Mundial, un avión soviético fue derribado cerca del pueblo donde residía la familia Gagarin. El joven Yuri y un amigo rescataron al piloto y lo escondieron de las tropas nazis hasta que fue recogido por el ejército del aire.
Fue en ese momento cuando Yuri descubrió que quería ser piloto. «¿Qué puedo decirles durante estos últimos minutos antes de empezar? Toda mi vida me parece ahora un único y hermoso momento. Todo lo que he hecho y he vivido ha sido hecho y vivido para este momento». Dijo antes de iniciar el vuelo hacia la inmortalidad.
Paradójicamente muere en un accidente de aviación que era menos riesgoso que su viaje al cosmo