Cuando Domingo Pérez Rojas, trabajador no estatal dedicado a la confección de calzado y textil, habló de sus inicios rememoró aquel día en que, arreglando una máquina de coser a un amigo zapatero, consideró la posibilidad de tener su propio negocio.
Confesó que no tiene herencia ni de zapatero ni costurero, pero quienes le conocen aseguran que son múltiples sus habilidades manuales. Además atestiguaron que sobresale en él la capacidad para avanzar, aunque el propio Domingo, recalcó: “La necesidad hace milagros y solo con esfuerzo y constancia se logra la maravilla”.
“Todo comenzó ese día, un acto de inspiración, en medio del periodo especial. En un pequeño cuartico en el patio de la casa de mi hermana puse el primer taller”, dijo, y al escuchar estas palabras su mirada parecía ir al pasado, aunque la realidad del desarrollo de su negocio lo regresó al presente: El proyecto Triple A de Camajuaní, vinculado al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), dedicado a la confección de calzados y textiles.
Recarga de Triple A
El proyecto Triple A se inició en la década de los noventa del pasado siglo, debe su nombre a las iniciales de varios de los que se agruparon en aquel entonces. Su oxigenación y consolidación se fue gestando con los años a partir de demostrar la calidad en cada uno de sus renglones y seriedad en sus contratos.
Además en los últimos períodos ha sido posible avanzar por las nuevas facultades otorgadas a la Empresa Estatal Socialista y al trabajo por cuenta propia como parte del perfeccionamiento del modelo económico cubano.
“En estos momentos estamos encadenados doblemente, pues recibimos la materia prima de la empresa. El cuero sin curtir lo procesamos en nuestros talleres, abastecemos al resto de los zapateros del municipio, a su vez producimos calzado para diferentes sectores del país entre estos la construcción, la agricultura, Azcuba, los cuerpos de seguridad y protección. También exportamos”, afirmó Pérez Rojas.
“La apertura tiene amplios beneficios para el sector no estatal cubano. Actualmente estamos valorando la posibilidad de procesar pieles de ganado menor —chivo y carnero— materia prima que el país prácticamente desecha, muy demandada internacionalmente. En nuestros talleres hemos creado las capacidades para procesar este renglón, además de que hemos importado tecnología e insumos químicos, y tenemos con quien comercializarlo”, precisó.
Para lograr este despegue ha sido medular la vinculación con el FCBC, entidad que tiene el propósito de crear un polo productivo dedicado a la confección de calzados y textiles en Camajuaní, pues son ya 57 proyectos destinados con este fin creados en el municipio.
Juan Carlos Guerra, jefe del equipo técnico de producción del FCBC en el territorio, explicó que a través de esta instancia se gestionan todos los procesos. “Somos responsables de supervisar la calidad, los trámites legales, la recepción de la materia prima, estar al tanto de las ventas, la importación de maquinarias e insumos y recientemente las exportaciones”, afirmó.
A su vez, Maydelis Pérez, económica de Triple A, confirmó la importancia de tener a este equipo en el propio Camajuaní por la viabilidad que se logra en las operaciones comerciales y en el proceso productivo.
La pandemia en Triple A
Tomás Guevara es uno de los iniciadores, sabe de lo mucho que se ha laborado en estas décadas y cómo se ha ido avanzando, pero consideró que estos proyectos no estatales le han dado vitalidad al municipio. “Son una fuente de empleo, la captación de jóvenes al trabajo es una fortaleza, a la vez que se obtienen ingresos favorables porque dependen de lo que se sea capaz de producir y elaborar personalmente y esa particularidad estimula”, afirmó.
El proceso está montado por áreas con sistemas de pagos establecidos y convenidos en asamblea sindical con los trabajadores contratados que suman cerca de 200, pues están afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC) y cumplen con las regulaciones establecidas y con lo dictado en el Código de Trabajo.
“Actualmente se le paga la patente y la seguridad social a los que están interruptos por la situación sanitaria existente en el país. No obstante hay inquietudes por parte de este grupo de trabajadores contratados, referidas a tener mejores beneficios en momentos de interrupción para no perder el vínculo laboral.
“Queremos preservar la fuerza laboral, son zapateros de experiencia que no se forman en un día, son procesos tecnológicos difíciles que llevan preparación. Tenemos la precaución de cumplir las medidas sanitarias por la pandemia. Somos una de las formas de gestión del modelo económico cubano, aportamos al desarrollo social y económico, nos corresponde hacer avanzar el país sin prejuicios”, concluyó Domingo
Roxana Águila, representante sindical del SNTC en el municipio, afirmó que la organización tiene la misión de sindicalizarlos, convocarlos, vincularlos a tareas sociales, en las que colaboran de manera especial como es el caso de la reparación de un Consultorio Médico de la Familia que están realizando con esfuerzos propios, labor que han emprendido con entusiasmo y compromiso, además velar por su salud y el cumplimiento de los protocolos sanitarios en las actuales circunstancias, tramitar sus preocupaciones y opiniones como son las referidas anteriormente.