Cargando...
Fue el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, hombre del Moncada redentor, de la resistencia en el Presidio Modelo, del Granma luminoso, de la Sierra bravía, quien, por orden del Comandante en Jefe Fidel Castro, fundó el Ejército Central el 4 de abril de 1961.
La acción más recordada de este mando, por intensa, prolongada y desgarradora, es la participación en la Lucha Contra Bandidos, que abarcó prácticamente todo su territorio, sobre todo en las montañas del Escambray. La intervención de sus combatientes fue definitoria para sanear el centro de Cuba de criminales y asesinos de maestros y campesinos.
Fueron sus soldados la primera fuerza que hizo frente a la invasión mercenaria por Playa Girón, asimismo durante la Crisis de Octubre 39 mil de sus efectivos se dispusieron sobre las armas, e intervinieron también en operaciones militares en África, Asia y América Latina, en palpable entrega de internacionalismo.
Esta fuerza participó además en las Zafras del Pueblo y otras tareas productivas, ascendieron en la preparación combativa, política y cultural, llegaron a dominar el armamento, la técnica y los métodos de lucha, así como en maniobras de gran envergadura, todas exitosas. Se destaca la búsqueda de soluciones en tareas de la defensa durante el Período Especial y las acciones de la Defensa Civil, para la prevención de desastres naturales y la recuperación de sus daños.
Este Ejército, que desde sus inicios fue denominado estable en la vanguardia, actualmente sigue siendo un bastión inexpugnable en defensa de la Patria socialista.
Ibraín, un fundador
Ibraín González Chaviano, hombre que carga con optimismo sus nueve décadas de vida, es uno de los fundadores de esa fuerza armada; perteneció a la entonces región Sagua la Grande, formó parte del batallón que capturó al bandido Margarito Lanza Flores, autodenominado Capitán Tondique y asesino del maestro Delfín Sen Cedré.
“Tondique no podía soportar que los jóvenes se identificaran con la naciente Revolución, que enseñaran a leer y escribir”, dijo este anciano.
En sus palabras es perceptible aún la rabia por el vil asesinato del maestro, y con voz entrecortada por la emoción contenida evocó los días del cerco, hasta que en medio de un cañaveral quemado, entre las llamas, se logró capturar al criminal.
Posteriormente Ibraín cumplió misión internacionalista en Nicaragua y Angola, y reconoce que el mayor privilegio de su vida fue estar junto el Comandante Juan Almeida: “Era un cubano íntegro, de valentía probada, admirado y respetado, un ser humano con mucha hidalguía”, recordó.
Para la nueva generación, con la fuerza de la moral en las palabras, dejó un mensaje trascendente: “Son herederos de una historia hermosa, hecha a sacrificios y por principios, esos valores hay que perpetuarlos”, afirmó con absoluta lucidez.
