El 26 de marzo de 1959, apenas tres meses después del triunfo de la Revolución, por indicaciones del máximo líder Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz se crearon, con la máxima discreción, los Órganos de la Seguridad del Estado (OSE), al fusionarse el Departamento de Investigación del Ejército Rebelde (DIER), la inteligencia de la Marina junto al G-2 de la Policía Nacional Revolucionaria (G-2 PNR), con lo cual se inició una etapa superior en el perfeccionamiento estructural para la defensa de la Patria.
El Ejército Rebelde y el movimiento insurreccional derrotaron al ejército de la tiranía que, junto a sus servicios policíacos, fueron demolidos hasta sus cimientos institucionales por primera vez por una Revolución en el hemisferio occidental.
Hasta ese momento las victorias de la CIA y las administraciones estadounidenses se alcanzaron precisamente a costa de Estados que, aunque desarrollaron procesos revolucionarios limitados, dependían de los ejércitos y servicios represivos tradicionales que se plegaban a los planes de restauración imperial.
Desde el primer año de la Revolución, el jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Allen Dulles, estaba obsesionado por derrocar el gobierno revolucionario y eliminar a sus máximos líderes, según le indicara el entonces presidente de EE.UU., Dwight D, Eisenhower, lo que se convertiría en meta incumplida de las siguientes administraciones hasta la actualidad.
Para cumplir con ese mandato la Agencia se implicó en reproducir de forma ampliada los métodos subversivos y golpistas con ligeras variantes utilizados contra el proceso nacionalista de Guatemala, dirigido por el presidente Jacobo Arbenz, que fue depuesto en 1954 con una invasión mercenaria organizada por La Unión, junto con fuerzas del ejército que se plegaron a la agresión o dejaron de combatir.
En Cuba todos esos procedimientos fracasarían frente a la radicalización del proceso revolucionario en el que han desempeñado un rol importante los Órganos de la Seguridad del Estado, que Fidel concibió que debían nutrirse de los mejores cuadros de vanguardia de las organizaciones revolucionarias que participaron en la insurrección y que estuvieran preparados para defender el rumbo socialista que en el futuro inmediato tendría el proyecto social cubano.
Desde ese período inicial de los OSE tuvieron una participación muy importante los comandantes Abelardo Colomé Ibarra, Manuel Piñeiro Losada y los capitanes Joaquín Méndez Cominches, Eliseo Reyes Rodríguez (San Luis), José María Martínez Tamayo (Papi), Orlando Pantoja Tamayo (Olo) y el primer teniente Enio Leyva Fuentes, la mayoría transitaban la segunda década de vida.
Otra característica de la Seguridad del Estado ha sido su unidad con el pueblo como principal aliado, tarea que se consolidó el 28 de septiembre de 1960 con la creación de los Comités de Defensa de la Revolución, lo que hizo imposible que las organizaciones contrarrevolucionarias y los agentes enemigos dirigidos por la CIA pudieran actuar con impunidad desde entonces.
La gesta fundacional de los OSE hace ya 62 años inició un legado victorioso en el enfrentamiento a las acciones terroristas, la guerra económica, los alzamientos de bandas contrarrevolucionarios y de sus organizaciones en las ciudades, las acciones de espionaje y la invasión de mercenarios por Playa Girón en los primeros años.
Los objetivos estratégicos de Washington de acabar con la Revolución son los mismos desde hace 62 años, los métodos para alcanzarlos se enriquecen con el uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, de los llamados golpes suaves o revoluciones de colores que hoy son enfrentados exitosamente como en aquel lejano 26 de marzo de 1959, por las nuevas generaciones de combatientes de los Órganos de la Seguridad cubanos. (Tomado de pcc.cu)