Cambio climático disloca reloj de la naturaleza, según estudio

Un estudio científico ha revelado que se está produciendo una pérdida de sincronización entre eventos periódicos que ocurren en la naturaleza, como la floración de las plantas, la eclosión de los insectos o la migración de las aves, descoordinación que se incrementa en la medida en que aumentan las temperaturas.

Para que las plantas florezcan cuando sus polinizadores están cerca, o para que las aves se reproduzcan cuando hay comida para sus polluelos, estas especies deben seguir las señales de su entorno; pero el cambio climático está provocando que plantas y  animales no estén  debidamente sincronizados actualmente con esas señales, lo cual conduce a una descoordinación entre diversos eventos periódicos.

La relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos —científicamente denominada fenología— ha sido objeto de una investigación recientemente publicada en las revistas Nature Climate Change y Proceedings of the National Academy of Sciences of America, que fue realizada por la Universidad de Oviedo (España), con la participación de la Universidad de Helsinki (Finlandia) y la Swedish University of Agricultural Sciences (Suecia).

Para su trabajo, los investigadores se valieron de datos sobre eventos fenológicos ocurridos en más de 150 áreas protegidas de la antigua Unión Soviética, acopiados sistemáticamente a lo largo de muchas décadas —en algunos casos un siglo completo—, por personal científico que lo organizó meticulosamente en un informe anual para cada área protegida.

Según los autores, en la movilización de los datos acopiados colaboró también una cifra superior a los tres centenares de colegas pertenecientes a más de 80 organizaciones de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kirguistán y Uzbekistán.

Unificada en lo que han denominado Las Crónicas de la Naturaleza, esta información resulta excepcional en muchos aspectos: es de naturaleza completa y abarca todo tipo de especies y eventos fenológicos; además comprende largos periodos de tiempo, incluye grandes áreas (la mitad de Asia), y ha sido recogida de forma sistemática por especialistas dedicados a tiempo completo a realizar esta tarea.

«Tenemos información sobre eventos fenológicos muy diferentes de aves, mamíferos, anfibios, plantas, reptiles, etc., que van desde el primer canto del carbonero hasta la aparición del sapo común y la caída de las hojas del abedul», afirma María del Mar Delgado, del área de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo  y autora principal del estudio, con lo cual ilustra acerca de la enorme variedad y cantidad de los datos disponibles durante el estudio.

De acuerdo con sus autores, los resultados de la investigación evidenciaron grandes diferencias locales en la forma en que las especies responden a las variaciones climáticas que se producen de un año a otro.

De manera particular, se constató que cuanto más cálido es el año, mayor es la desincronización que ocurre entre los eventos fenológicos y las señales del entorno.

También se observó que existen grandes diferencias entre estaciones y sitios. En el extenso territorio abarcado por la investigación, los especialistas apreciaron que la velocidad a la que los sucesos fenológicos están cambiando en el tiempo depende de varios factores:  cuándo ocurre el evento (primavera u otoño); el nivel trófico al que pertenecen las especies (plantas, herbívoros o depredadores); y si se encuentran en sitios cálidos (sur) o fríos (norte).

El desajuste observado «es el resultado de la evolución pasada de las diferentes especies ante las condiciones locales que limitan su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por el cambio climático», afirmó al respecto el profesor Tomas Roslin, de la citada universidad sueca y uno de los autores principales del estudio.

“En general, es poco probable que las comunidades naturales respondan a los cambios climáticos como un conjunto de especies desconectadas que viven en el mismo tiempo y en el mismo lugar”, añade Roslin, y precisa: “Por el contrario, estas especies interactúan entre sí, y esto significa que las comunidades ecológicas tienden a ser propensas a responder como un todo”, lo cual puede limitar su capacidad para enfrentar las adversidades climáticas.

Participantes en la novedosa investigación estiman que sus resultados serán bien acogidos por la comunidad científica internacional, por cuanto el enorme conjunto de datos disponibles abren una oportunidad sin precedentes para explorar las respuestas al cambio climático en una extensa área y en una escala de tiempo muy larga.

En este sentido afirmó la directiva del estudio, María del Mar Delgado:

«El proyecto ha sido un viaje emocionante; y es solo el comienzo».

(Con información de páginas web Universidad de Oviedo y Portal Ambiental)