El doctor Durán ha sido muy claro en todos sus pronunciamientos: aún con la población vacunada, hay que probar el nivel de inmunización que se logra con cada una, y su recomendación es no abandonar el nasobuco y el resto de las medidas de protección.
Incluso en el caso de los inmunizantes cubanos, recalcó, que están en fase de ensayo. Destacó que muchas de las vacunas que ya están en administración o estudio en varios países, se les han acelerado sus procesos y habrá que probar el grado de inmunidad que alcanzan.
El galeno aclaró sobre el uso del Nasalferón, en gotas nasales, que se aplica en La Habana a los contactos de casos positivos y sospechosos, que no interfiere con la aplicación de la vacuna; y que solo se emplea en la capital, pues es la provincia donde los más cercanos a los enfermos hacen su etapa de aislamiento en los domicilios y no en centro de aislamiento institucionales.
El remate de la conferencia de prensa de esta mañana, fue la noticia de una mutación del virus encontrada en un recién nacido, lo que se suma a la incertidumbre que causan otras novedades sobre la aparición de nuevas cepas.
Al menos esta redactora deduce que todo está por ver y solo la responsabilidad individual y la obligatoriedad de las medidas de protección, con la toma de acciones contra a los incumplidores, dará una respuesta al control de una pandemia que tiene en jaque al mundo desde hace más de un año y no parece tener contención.
Las cifras globales son un tilín menores que en el día de ayer, dijo Durán, pero lamentablemente son exorbitantes, denotando la alta complejidad que tienen Cuba y el mundo dada la dispersión y alta transmisibilidad del Sars Cov 2.
“Hace falta la participación de la población en el control de la Covid-19”, reiteró Durán, y lamentó las malas noticias del día, con el fallecimiento de cinco cubanos, el reporte de 914 casos positivos y solo 700 altas médicas.
Y comentó lo que se observa a simple vista, solo en la zona del Vedado capitalino, a lo cual el locutor agregó la calle Ayestarán, donde se ubica un centro de Trimagen, y donde las colas (necesarias para el abastecimiento del hogar) se hacen en amontonamientos, sin que medie distancia entre unos y otros, con el alto riesgo de la transmisión del virus.
Estos hechos lamentablemente no son solo en estos lugares. En las redes sociales pululan fotos y quejas de la población por las aglomeraciones en lugares cercanos a los centros comerciales, lo que deberían ser una alerta, un foco rojo, la alarma para una población que, a mi entender, ha reducido abismalmente la percepción del riesgo, en comparación con el temor que hubo al principio de la entrada de la pandemia hace casi un año.
La Habana, Pinar del Río y Granma tienen la mayor cantidad de positivos detectados en el día de ayer, pero no son las únicas donde hay una importante transmisión y una elevada dispersión territorial, lo que implica más riesgo y la necesidad de extremar las medidas de contención del virus.
Unas provincias suben en las estadísticas, otras bajan, pero lo cierto es que en todas hay casos; son altos los números de personas ingresadas que gravitan sobre el sistema de salud y la economía del país, así como la cantidad de casos positivos activos.
Los niños y los ancianos están en alerta, en el foco rojo. Las cifras no bajan del centenar; cinco lactantes dieron positivo ayer, y se mantienen dos en estado de gravedad.
No se logra una reducción estable de la transmisión, indicó el doctor Durán. Y el 95 % de los contagiados están en el grupo de contactos de casos positivos.
Los cubanos conocen las disposiciones emitidas por las autoridades de salud y gubernamentales; cumplirlas es un deber ciudadano, pues cada día el camino de la Covid-19 amanece más enmarañado.